
Estuve en Plaza de Mayo, en la marcha de la resistencia que hace treinta años vienen realizando las madres, las abuelas... A veces más acompañadas, otras menos.
Caminé alrededor de la Pirámide e imaginé aquella primera vez que empezaron a hacerlo solas, locas, contraculturalmente. No fue un día más el del jueves, se marchaba para profundizar lo que se consiguió por no bajar los brazos.
Estaba Baltazar Garzón y pude darle la mano, diciéndole que era hermano de un desaparecido y le dí las gracias porque cuando frenaron la justicia con las leyes de impunidad, él entendió que no eran crímenes que pudieran encerrarse en una geografía que no fuera la humana. También la besé a Estela, tan vital como siempre con sus ochenta y sus nietos recuperados, me acordé cuando viajamos a Santo Tomé y estuvimos en la casa de los tíos del Seba para reconstruir la verdadera historia, eran otros tiempos... Difíciles tiempos.
Algunos siguen hablando de la apropiación de banderas, y a los medios cómplices de toda la vida les encanta que se diga esto, cuando la realidad es otra. Las banderas siguen siendo las de quienes no dejaron de caminar, la única diferencia es que ahora no están solas.
Daniel Dussex