
El camarógrafo Leonardo Henrichsen era el Corresponsal Exclusivo de la Televisión Nacional de Suecia, para todo el Hemisferio, junto al reconocido cronista sueco, Jan Sandquist. Cubrió 21 golpes de Estado y acontecimientos claves de nuestro continente, como los últimos dos meses de la guerrilla del Che Guevara en Bolivia, la muerte de Robert Kennedy, o los célebres secuestros del empresario Sallustro, en Argentina, y los de embajadores de las repúblicas de Alemania y Suiza, en Brasil y Guatemala.
En la publicación del libro “Reportaje con la Muerte, biografía de Leonardo Henrichsen”, Rogelio García Lupo, escribe en la presentación de contratapa: “En junio de 1973 estalló en Chile un motín militar que fue la antesala de la gran tragedia que ese mismo año iba a marcar a fuego la historia de América Latina en el siglo veinte /.../ Sin embargo, en aquel escenario dominado por la confusión y el fracaso, que los militares chilenos utilizaron para contar sobre el terreno las propias fuerzas y las ambiciones de cada uno, tuvo lugar la extraordinaria hazaña de Leonardo Henrichsen, el reportero gráfico que filmó su propia muerte.
El nombre de Henrichsen –nacido en Argentina, en una familia llegada de Suecia, muerto en Chile– ha sobrevivido a la mediocridad de aquel asalto al gobierno del presidente Salvador Allende y con el paso de los años ha entrado en la gran historia del periodismo mundial. “Guardó cuadro a cuadro el transparente paso de la vida a la muerte”, afirma Modesto Emilio Guerrero en este libro donde reconstruye la biografía del autor de uno de los grandes reportajes de nuestro tiempo, por el que pagó con su propia sangre.
(Ediciones B, Buenos Aires/Santiago de Chile, 2002, 256 páginas. Modesto Emilio Guerrero).
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