Se cumplen 50 años de la publicación de la novela de Julio
Cortázar que revolucionó la literatura y escritura de la época y la convirtió
en una de las 100 mejores del siglo XX. Con un total de 155 capítulos, una de
las particularidades de Rayuela es la propuesta de lectura que ofrecía: la
tradicional, del capítulo 1 al 56, y la del Tablero de dirección, saltando y
alternando capítulos.
Algunos de sus más memorables fragmentos, a continuación.
1 "¿Encontraría a la Maga?...
...Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la
rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y
olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta
delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a
veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan
natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada
cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de
que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente
que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse
o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico."
2 "¿Por qué stop?...
...Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles.
Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de
palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero.
Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos
primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los
actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar
consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los
he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te
parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la
eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a
Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los
huesos cuando salís de un concierto. Pero estoy solo en mi pieza, caigo en
artilugios de escriba, las perras negras se vengan cómo pueden, me mordisquean
desde abajo de la mesa."
3 "Pero el amor, esa...
...palabra...Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una
razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se
llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos
los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños,
de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí
ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te
quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a
saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no
estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que
me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería
lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me
atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de
un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de
un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del
amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te
quiero."
4 "Desde la ventana...
...de su cuarto en el segundo piso Oliveira veía el patio
con la fuente, el chorrito de agua, la rayuela del 8, los tres árboles que
daban sombra al cantero de malvones y césped, y la altísima tapia que le
ocultaba las casas de la calle. El 8 jugaba casi toda la tarde a la rayuela,
era imbatible, el 4 y la 19 hubieran querido arrebatarle el Cielo pero era inútil,
el pie del 8 era un arma de precisión, un tiro por cuadro, el tejo se situaba
siempre en la posición más favorable, era extraordinario. Por la noche la
rayuela tenía como una débil fosforescencia y a Oliveira le gustaba mirarla
desde la ventana. En su cama, cediendo a los efectos de un centímetro cúbico de
hipnosal, el 8 se estaría durmiendo como las cigüeñas, parado mentalmente en
una sola pierna, impulsando el tejo con golpes secos e infalibles, a la
conquista de un cielo que parecía desencantarlo apenas ganado. «Sos de un
romanticismo inaguantable», se pensaba Oliveira, cebando mate."
5 "Me desperté y vi la luz....
...del amanecer en las mirillas de la persiana. Salía de tan
adentro de la noche que tuve como un vómito de mí mismo, el espanto de asomar a
un nuevo día con su misma presentación, su indiferencia mecánica de cada vez:
conciencia, sensación de luz, abrir los ojos, persiana, el alba. En ese
segundo, con la omnisciencia del semisueño, medí el horror de lo que tanto
maravilla y encanta a las religiones: la perfección eterna del cosmos, la
revolución inacabable del globo sobre su eje. Náusea, sensación insoportable de
coacción. Estoy obligado a tolerar que el sol salga todos los días. Es
monstruoso. Es inhumano. Antes de volver a dormirme imaginé (vi) un universo
plástico, cambiante, lleno de maravilloso azar, un cielo elástico, un sol que
de pronto falta o se queda fijo o cambia de forma."
6 "Toco tu boca....
...con un dedo todo el borde de tu boca, voy dibujándola
como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y
me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez
la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca
elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi
mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente
con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de
cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos
miramos cada vez más cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se
superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se
encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la
lengua en los dientes, jugando en sus recintos, donde un aire pesado va y viene
con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu
pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como
si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de
fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un
breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es
bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento
temblar contra mí como una luna en el agua."
Cortázar lee este fragmento del Capítulo 7.
7 "Está en cualquier...
... buen tratado de filosofía -dijo tímidamente Gregorovius,
que había hojeado entomológicamente las carpetas y parecía medio dormido-. No
se puede revivir el lenguaje si no se empieza por intuir de otra manera casi
todo lo que constituye nuestra realidad. Del ser al verbo, no del verbo al ser.
-Intuir -dijo Oliveira- es una de esas palabras que lo mismo sirven para un
barrido que para un fregado. No le atribuyamos a Morelli los problemas de
Dilthey, de Husserl o de Wittgenstein. Lo único claro en todo lo que ha escrito
el viejo es que si seguimos utilizando el lenguaje en su clave corriente, con
sus finalidades corrientes, nos moriremos sin haber sabido el verdadero nombre
del día. Es casi tonto repetir que nos venden la vida, como decía Malcolm
Lowry, que nos la dan prefabricada. También Morelli es casi tonto al insistir
en eso, pero Etienne acierta en el clavo: por la práctica el viejo se muestra y
nos muestra la salida. ¿Para qué sirve un escritor sino para destruir la
literatura? Y nosotros, que no queremos ser lectores-hembra, ¿para qué servimos
sino para ayudar en lo posible a esa destrucción? -¿Pero y después, qué vamos a
hacer después? -dijo Babs. -Me pregunto -dijo Oliveira-. Hasta hace unos veinte
años había la gran respuesta: la Poesía, ñata, la Poesía. Te tapaban la boca
con la gran palabra. Visión poética del mundo, conquista de una realidad
poética. Pero después de la última guerra, te habrás dado cuenta de que se
acabó. Quedan poetas, nadie lo niega, pero no los lee nadie -No digas
tonterías-dijo Perico-. Yo leo montones de versos. -Claro, yo también. Pero no
se trata de los versos, che, se trata de eso que anunciaban los surrealistas y
que todo poeta desea y busca, la famosa realidad poética. Creeme, querido,
desde el año cincuenta estamos en plena realidad tecnológica, por lo menos
estadísticamente hablando. Muy mal, una lástima, habrá que mesarse los
cabellos, pero es así. -A mí se me importa un bledo la tecnología -dijo
Perico-. Fray Luis, por ejemplo... -Estamos en mil novecientos cincuenta y
pico.-Ya lo sé, coño. -No parece."
8 "El desorden en que....
...vivíamos, es decir el orden en que un bidé se va
convirtiendo por obra natural y paulatina en discoteca y archivo de
correspondencia por contestar, me parecía una disciplina necesaria aunque no
quería decírselo a la Maga. Me había llevado muy poco comprender que a la Maga
no había que plantearle la realidad en términos metódicos, el elogio del
desorden la hubiera escandalizado tanto como su denuncia. Para ella no había
desorden, lo supe en el mismo momento en que descubrí el contenido de su bolso
(era en un café de la rue Réaumur, llovía y empezábamos a desearnos), mientras
que yo lo aceptaba y lo favorecía después de haberlo identificado; de esas
desventajas estaba hecha mi relación con casi todo el mundo, y cuántas veces,
tirado en una cama que no se tendía en muchos días, oyendo llorar a la Maga
porque en el metro un niño le había traído el recuerdo de Rocamadour, o
viéndola peinarse después de haber pasado la tarde frente al retrato de Leonor
de Aquitania y estar muerta de ganas de parecerse a ella, se me ocurría como
una especie de eructo mental que todo ese abecé de mi vida era una penosa
estupidez porque se quedaba en mero movimiento dialéctico, en la elección de
una inconducta en vez de una conducta, de una módica indecencia en vez de una
decencia gregaria".
9 "A la luz del fósforo....
...se veía el gorro de astrakán, una bata grasienta, unos
ojillos rabiosos. El gorro proyectaba sombras gigantescas en la caja de la
escalera, la Maga estaba fascinada. Oliveira se levantó, apagó el fósforo de un
soplido y entró en la pieza cerrando suavemente la puerta. -Salud -dijo Oliveira-.
No se ve ni medio, che. -Salud -dijo Gregorovius-. Menos mal que te lo sacaste
de encima. -Per modo di dire. En realidad el viejo tiene razón, y además es
viejo. -Ser viejo no es un motivo -dijo la Maga. -Quizá no sea un motivo pero
sí un salvoconducto. -Vos dijiste un día que el drama de la Argentina es que
está manejada por viejos. -Ya cayó el telón sobre ese drama -dijo Oliveira-.
Desde Perón es al revés, los que tallan son los jóvenes y es casi peor, qué le
vas a hacer. Las razones de edad, de generación, de títulos y de clase son un
macaneo inconmensurable."
10 "Estos sujetos....
...creen con otros locos que no estamos en el mundo, que
nuestros gigantes padres nos han metido en un corso a contramano del que habrá
que salir si no se quiere acabar en una estatua ecuestre o convertido en abuelo
ejemplar, y que nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que
todo está perdido y que hay que empezar de nuevo, como los famosos obreros que
en 1907 se dieron cuenta una mañana de agosto de que el túnel del Monte Brasco
estaba mal enfilado y que acabarían saliendo a más de quince metros del túnel
que excavaban los obreros yugoslavos viniendo de Dublivna. ¿Qué hicieron los
famosos obreros? Los famosos obreros dejaron como estaba su túnel, salieron a
la superficie, y después de varios días y noches de deliberación en diversas cantinas
del Piemonte, empezaron a excavar por su cuenta y riesgo en otra parte del
Brasco, y siguieron adelante sin preocuparse de los obreros yugoslavos,
llegando después de cuatro meses y cinco días a la parte sur de Dublivna, con
no poca sorpresa de un maestro de escuela jubilado que los vio aparecer a la
altura del cuarto de baño de su casa. Ejemplo loable que hubieran debido seguir
los obreros de Dublivna (aunque preciso es reconocer que los famosos obreros no
les habían comunicado sus intenciones) en vez de obstinarse en empalmar con un
túnel inexistente como es el caso de tantos poetas asomados con más de medio
cuerpo a la ventana de la sala de estar, a altas horas de la noche."