Fotógrafo moderno y audaz. En su Última Cena se come
asado criollo, la sangre viaja en tetra y los apóstoles tienen tonada cordobesa. Artista crítico y
provocador. Mientras los museos del mundo quieren sus fotos, Marcos sueña con
retratar a Natalia Oreiro desnuda en un telo de Santoto. Gracias a la
fotografía se habla de él, y gracias a él se habla de la fotografía.
Autorretrato de alguien que ve, lo que casi todos sólo ojean. Marcos López:
la expresión del más tierno pop santafesino.
Diego Brea viajó a Buenos Aires para entrevistarlo.
CLIC! MARCOS PATEA SU VIDA…
¿Por qué no
fuiste ingeniero?
Sufrí mucho
toda esa época siendo estudiante en la universidad. Era plena dictadura militar
y yo, totalmente, un zombi. Actualmente tengo pesadillas casi todas las noches.
En general persecuciones o que estoy con una chica que me gusta y, justo cuando
está desnuda mi mamá golpea la puerta. Otra pesadilla recurrente es que voy a
rendir las materias que me faltan para recibirme o que no me animo a abandonar
la carrera. Yo hacía fotos con mucha vocación y, un día, después de calentar el
banco en la Universidad Tecnológica Nacional (la que está en la costanera) me
animé y me vine a Buenos Aires para “ser” fotógrafo.
CLIC! MARCOS ABRAZA EL ARTE…
¿Por qué sos
fotógrafo?
Podría haber
sido pintor o dedicarme al cine. De hecho lo hice, estudié cine en Cuba en la
famosa Escuela de San Antonio de los Baños. Pero no me gusta ser director de
fotografía. No me gusta la técnica, las cámaras, los cables…
Podría ser
director de cine pero no tengo paciencia o no me da el cuero como se dice
vulgarmente. Ahora ya no tengo ganas. Tengo una profunda necesidad expresiva,
es una cuestión de largar emociones que tengo adentro. Por eso creo que no se
puede enseñar arte… yo no tuve incentivos para ser artista, era como que tenía
un dragón en mi panza que tenía que sacar el fuego.
CLIC! MARCOS CONVIERTE LA CHISPA EN LLAMA
¿Cuánto de
compromiso social volcás en tus trabajos?
Las palabras
“compromiso social” me suenan antiguas. Como que un artista se debe a la
“causa” del cambio social, a los humildes, a la revolución, a que el arte
llegue a los “descamisados” o que la obra la entiendan los compañeros
analfabetos que hacen la zafra al costado de la Sierra Maestra… Mi compromiso,
es con ser honesto con la imagen que genero, con el placer que me dan las
texturas pegajosas de los manteles de hule, de los bares de las estaciones de
servicio de la ruta 11 de Coronda. O con las letras de cumbia o vallenato
colombiano o con la gracia que mueven las caderas las mulatas dominicanas
cuando bailan merengue. Me gusta que mi obra transpire subdesarrollo,
resentimiento provinciano, prejuicios católicos, represión, venganza…
El único
compromiso es con el hecho poético, con usar el tiempo de mi vida en no
caretear, no ser un chupamedias, no ser un boludo que se compra una cuatro por
cuatro y una casa en Pilar. Aunque estoy pensando comprarme una cuatro por
cuatro y alquilarme una casa en Pilar para que los niños jueguen en el verano
con otros niños, mi esposa tome sol en la piscina y yo tenga tiempo para sacar
fotos.
¿Sos un
artista provocador, un transgresor?
Sí, me
considero provocador. Todo gesto artístico profundo, honesto, que intenta
cambiar un modelo de pensamiento, estético, moral… es por naturaleza
provocador, transgresor. Si no es así, mejor te dedicás a ser decorador de
interiores.
¿Para qué te
sirve, y en qué te perjudica, que tu nombre se haya convertido en casi una
marca de la fotografía contemporánea?
Me da placer.
Hice mucho esfuerzo para llegar a tener una imagen propia. Me sirve. Me gusta
que los museos de Europa compren mis fotos… Puedo tomar vinos que cuestan
cuarenta pesos en los supermercados sin culpa los días de semana, almorzar y
luego irme a dormir la siesta y mirar el programa de Jorge Rial hasta quedarme
dormido.
CLIC! MARCOS SIGUE DISPARANDO, SEGUIRÁ VOMITANDO FUEGO…
¿Qué foto te
falta sacar?
A Natalia Oreiro
desnudita en la sobrecama fucsia de la habitación “de lujo” del Motel Mindanao,
ese que está en las afueras de Santo Tomé.
Pequeño juego
de la imaginación: ¿Qué foto te llevaste hace 25 años de Santa Fe y cuál
sacarías ahora?
Santa Fe me
deprime un poco. Me hace acordar de cosas tristes de mi adolescencia. Hace años
que estoy tratando de sacarle una foto a esa estatua de Carlos Monzón, que está
en la costanera, enfrente de unos chalecitos californianos… Y una especie de
palacete blanco, obsceno, con columnas romanas, estilo Boston, o Casa Blanca de
Washington… Todo engamado por los carros de cirujeo tirados por esos caballos flacos
que me provocan una ternura y un dolor infinito. Esos caballos son una metáfora
del mundo actual. Con el cartonero cagándolo a rebencazos para que vaya más
rápido o rompiéndole la boca de un tirón para que pare… todo ese recorrido
desde Canal 13 hasta la rotonda de Guadalupe, lo recuerdo solamente nublado. En
invierno. Me da mucha tristeza. Andar por la costanera en invierno, con la
humedad que te recorre los huesos, con la laguna que rompe olas sobre la
baranda de contención, que por un momento parece el mar… Ese color gris plomo
que unifica todo me paraliza el alma.
CLIC! MARCOS SE MUESTRA…
¿Qué pretendés
transmitir con tu fotografía?
Ternura. La
desolación que me provoca el mundo. Mis fotos después de atravesar la ironía
tratan de instalarse en una zona de ternura.
CLIC! MARCOS LÓPEZ
Marcos López,
Argentina, 1958. Fotógrafo y realizador de video. Fue miembro del primer grupo
de becarios extranjeros de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de
Cuba. Sus trabajos forman parte de las colecciones del Museo Nacional de Arte
Reina Sofía (España) y de la Fundación Daros-Latinoamérica (Suiza) entre otras.
Su obra artística es representada por la Galería Luís Fernando Pradilla en
Madrid, la Galería Ruth Benzacar en Buenos Aires y la Galería Project B 3 en
Milán.
Algunos de sus libros publicados: Retratos (1993) reeditado en 2006, Pop Latino (2000), Sub-Realismo
Criollo (2003), El Jugador (2007) y Pop Latino (2007). Futbolitis.
Diego Brea - Para revista eh! Agenda Urbana