Un libro que retrata al escritor, desde el joven periodista y bullidor García Márquez pasando por el desvalido pobre y solitario seguro de sí mismo en Paris, teniendo como modelo otro enorme narrador: Hemingway y su París es una fiesta. También por las líneas que lo cuentan saboreando la apuesta de su enorme voluntad y coraje, pulso de la vida literaria pese a todo y por todo, sin desmerecer nada su inquietante e insobornable personalidad que alcanzaría con los años de la mano del esfuerzo constante el Premio Nobel de Literatura.
Para los que como fieles, aunque críticos, seguimos desde
1967 cuando aquella explosión que significó la primera edición de Cien años de
soledad (8000 ejemplares), diana creativa de inquietante personalidad
dimensional de Gabriel García Márquez fue alcanzando las mayores alturas del
mundo literario. Ahora esta obra íntima de solidaridad emocional por lo que en
ella se narra, es una labor agradecida, mesurada y objetiva muestra elaborada
por Plinio Apuleyo Mendoza, que no es otra que una forma de mostrar a un Gabo
liberado del “peso de su propio mito”, que aparece con secuencias con las que
mostrar la variedad del gran fabulador y la evolución de su mundo privado,
intimo “conocido solo por su solo círculo más íntimo”. Desde el joven
periodista y bullidor García Márquez pasando por el desvalido pobre y solitario
seguro de sí mismo en Paris, teniendo como modelo otro enorme narrador:
Hemingway y su París es una fiesta. Pulso hacia un futuro en las alturas de la
literatura con mayúscula. Luego nadamos por las líneas que lo cuentan
saboreando la apuesta de su enorme voluntad y coraje, pulso de la vida
literaria pese a todo y por todo, sin desmerecer nada su inquietante e
insobornable personalidad que alcanzaría con los años de la mano del esfuerzo
constante el Premio Nobel de Literatura.
Fue allí, en la gran metrópoli parisina donde por primera
vez vivió la sensación de una nevada con la que “García Márquez quedó de pronto
estático, fascinado por aquel espectáculo de sueño” Demasiadas cosas ocurridas
desde aquellos primeros años, principio de una sólida amistad hasta en lo que
no estaban de acuerdo, lucha diaria con constantes altos y bajos dentro del
mundo variopinto de la escritura y la búsqueda de una minima de tranquilidad
material para poder crear. Nacimiento de ilusiones y muerte de sueños, “pasar y
desaparecer amigos”, la llegada de las canas. Pero vivieron el laberinto de los
más variados mundos, geografías y proyectos. Así nos lo relata Plinio Apuleyo
Mendoza: “El se ha vuelto rico y célebre. Yo me he vuelto pobre” “Todo ello
desde aquella noche, cuando vio la nieve por primera vez y sin importarle ser
tomado por un loco se puso a saltar” Plinio será el pobre, pero su prosa es
rica en fortuna y sin calendarios que le hayan producido canas.
Cuatro años antes de la publicación de Cien años de soledad,
corre 1963, García Márquez en su permanente busca de una razón sólida para su
escritura, en una de estas once cartas inéditas que contiene esta obra, una de
las má extensa tal vez, en la que reflexiona como ha venido “acumulando una
impresionante cantidad de datos para la novela del dictador y ahora estoy
seguro de que su biografía no se parecerá a la de ninguno. No hay remedio será
una novela de ciencia ficción” Así nacería ese país imaginario e inimitable de
una historia que mentalmente había ido elaborando durante diecisiete años hasta
que llegara el momento justo, oportuno, para la gran diana literaria. El ya
está seguro quienes han sido los padres del boom, los tiene catalogados como
los precursores: “El siglo de las luces, de Carpentier; La muerte de Armenio
Cruz, de Carlos Fuentes; La ciudad y los perros de Vargas Llosa, y Rayuela de
Cortázar. Todo ello sería “cuestión de encontrar un termino medio entre
Carpentier y Hemingway!”
La pasión y apuesta por Fidel Castro y la Revolución de los
barbudos es un tema de envergadura política e ideológica que viene de allá,
desde hace años siendo polémica bastante acentuada, de hondos principio
enfrentados, los cuales en su mayoría han desembocado en el desencanto y rompimiento
de amistades entre aquel mágico grupo de majestuosos y excelentes escritores
del desbordante Boom de los sesenta y alargadas décadas de un siglo XX envuelto
en oro literario. Polémica de alta y tensa temperatura que surge con el caso
del poeta Padilla y el escándalo que provoca su condena teniendo por juez a
Fidel Castro, un líder conducido por la deformación y ortodoxia evidentemente
prisionero del sistema y adoctrinamiento comunista imperante en la Unión
Soviética, fue provocando el desaliento en quienes se consideraban fervientes
cronopios y famas, nunca mejor etiquetados, provocando el abandono, la
separación, siendo Vargas Llosa uno de los primeros.
Cuestión que Plinio Apuleyo ve y plantea con toda rotundidad
y transparencia, porque a muchos les resulta insostenible tan sucia y
lamentable maniobra para ir eliminado la verdadera esencia de la Revolución.
Historia de mucha tinta escrita, que ocupa amplio y rico espacio lleno de
interés en estas cartas y recuerdos magistrales, vivos, sobre la vida del Gabo
autentico, el de amigo de los amigos, la sencillez dentro de sus principios y
rarezas, la fidelidad de la verdadera amistad. Retrato emocionante lleno de
sorpresas desde sus comienzos como periodista hasta alcanzar su consagración
con el Premio Nobel de Literatura y el justo lugar que le corresponde
literariamente en la lengua de Cervantes.
Francisco Vélez Nieto - Argenpress Cultural