Este año se conoció un libro, el primero, que aborda la vida
y desaparición de Jorge Julio López: “En el cielo nos vemos”. Su autor es el
periodista platense Miguel Graziano. Fue prologado por Adriana Mayer, editó
Continente.
En la presentación pública que se hizo, estuvo presente el historiador
Osvaldo Bayer quien dijo: “Este es un libro necesario”, y destacó el trabajo
de investigación llevado adelante por Graziano. “Me llevé una grata sorpresa
cuando lo leí, es impresionante el nivel de documentación que tiene el libro”,
dijo el autor de La Patagonia Rebelde. Y destacó “la habilidad del autor para
no inducir al lector, sino brindarle las herramientas necesarias para que haga
sus propias interpretaciones”.
La periodista Adriana Meyer, prologuista del libro, resaltó
haber encontrado “al López humano detrás del desaparecido”. “La figura del
desaparecido es muy fuerte, muy dura, y Graziano logró revelar esa faceta de
Hombre detrás del desaparecido”, dijo Meyer.
En el cielo nos vemos es la historia de un hombre que
desapareció dos veces, primero en dictadura, en 1976, y luego en democracia, en
2006. Cuenta quién es Jorge Julio López, cómo procesó en su interior la
tortura, con familiares que no querían saber, que lo condenaban a vivir en
silencio, y cómo reconstruyó su memoria para que hubiera justicia: “Los
argentinos tienen que saber”, repetía.
A la desaparición forzada, el horror y la cárcel le sigue la
historia de la impunidad, en un largo camino que va desde la ley de
autoamnistía dictada por los militares en 1983 hasta la derogación de las leyes
de Obediencia Debida y Punto Final, en 2005. Y una vez que López pudo dar
testimonio en el juicio a Miguel Etchecolatz, cuando faltaban apenas unas horas
para que se conociera la primera condena por crímenes cometidos en el marco de
un genocidio, otra vez la ausencia, la desaparición, dice el propio Graziano.
De eso también da cuenta “En el cielo nos vemos”, el
desconcierto y la impotencia de los funcionarios, las piezas del rompecabezas
que no encajan en la investigación, las pistas disparatadas e interesadas, los
rastrillajes indiscriminados y los misterios teñidos de mensajes mafiosos en un
caso aún impune.
FRAGMENTO DEL LIBRO:
La boina azul, la
campera bordó y los mismos zapatos que usó en cada una de las audiencias del
juicio, sin importar si hiciera frío o calor, estaban en el living, preparados
sobre una silla. Gustavo pensó que su papá se había quedado dormido y se metió
en su habitación. Su lado de la cama estaba abierto. Fue hasta el baño. No
estaba ahí. Irene recién se despertaba.
—¿Dónde está el viejo?
—preguntó.
—Habrá salido a
caminar —dijo Irene, entredormida.
—Pero se nos hace
tarde.
—A mí no me dijo nada.
Fijate afuera.
Gustavo salió a la
vereda. Miró extrañado a su alrededor. Caminó hasta la carpintería de su
hermano y llamó a su papá. Nadie contestó. Volvió a la casa, lo buscó otra vez
en el patio, entró de nuevo al dormitorio, abrió la puerta del baño.
—¿Dónde se habrá
metido? —insistió.
—Yo no lo vi.
—¡Cómo que no lo
viste, mamá!
—¡Recién me despierto!
—se justificó—, tal vez salió a caminar.
—Qué pelotudo… vamos a
llegar tarde…
—¿Y qué querés que haga?
¡Si yo no quiero que vaya a ningún lado! ¡Yo quiero que se olvide!
La de Jorge Julio
López es la historia de un albañil que fue secuestrado, encarcelado y
torturado. En las tinieblas fue testigo de la muerte de una generación de
jóvenes con los que se había comprometido a construir un mundo mejor.
Sobrevivió y aprendió a vivir en silencio, a soportar la indiferencia. Fue
sabueso de su propia memoria, no para buscar a los asesinos de sus compañeros,
que a esos ya los conocía, sino para denunciar lo que hicieron. “Los argentinos
tienen que saber”, decía. A los 77 años, cuando había encontrado justicia,
después de haber dado testimonio, fue otra vez desaparecido. En la última
aventura de su vida, entre la noche del domingo 17 y la madrugada del lunes 18 septiembre
de 2006, le abrió la puerta a la muerte. Se lo llevaron. Su ausencia se
investiga como una “presunta desaparición forzada” y es el manual de la
perfecta impunidad.