Eran épocas en las que componer sus canciones para dejar de cantar las de Los Beatles, era considerado demasiado audaz e impertinente. Era la misma época en que usar el pelo por los hombros era una deshonra para el género masculino. Eran épocas donde aún no se sabía que gracias a atrevidos como él, la Argentina se posicionaría como el primer país rockero de Latinoamérica.
Nadie es profeta en su tierra dicen y, sin embargo, Litto
celebra los homenajes y las dedicatorias que comienzan a llegar cuando los
números son redondos. Hasta el 19 de octubre, el Honorable Concejo Deliberante
de Tigre le rinde tributo con una muestra que captura algunos de los mejores
momentos de estos 50 años en la música. “Siempre un halago es noble, en el
terreno del arte”, asegura Litto.
7 Días realizó el recorrido por esos recuerdos junto con él
y escuchó al músico reflexionar sobre el presente de un género que ayudó a
inventar.
–¿Hay alguna lección que le dio hacer música en la Argentina
que hoy pueda compartir?
–Para mí todo en la vida está relacionado con la lealtad, la
capacidad de vivir haciendo algo por lo que uno cree contra todas las cosas.
–¿Cómo es esto de ser considerado un loco por algo (hacer
rock en español) y después reivindicado por lo mismo?
–Por un lado, es de una gran satisfacción espiritual. Me
refiero a poder sentir que luego de tanto andar uno no estaba equivocado. Lo
loco es haber sido criticado y llamado “loco” en el inicio, algo tan natural
que uno hizo (risas).
–¿Qué evolución o involución nota en la música local?
–Creo que el impacto de lo comercial en las últimas décadas
achata el arte, hace caer el buen gusto cultural de la gente. No se puede estar
todo el día pensando en hacer dinero exclusivamente.
–En su momento fue el rock “chabón”, ¿existe actualmente
algún género que le parece que predomina en la escena local?
–Predomina lo efectista y súper comercial, desgraciadamente.
Yo comprendo la receptividad de mucha gente, pero es siempre a base de costosas
campañas publicitarias y aprovechando además el “distraismo” de la gente.
– ¿Es cierto eso de que hacer una carrera musical en
Argentina es más difícil que en el resto del mundo?
–Es cierto que es difícil. Especialmente si consideramos
que, dentro del mundo hispano-parlante, éste es uno de los países con mayor
cultura y con un pasado histórico musical increíble, pero bueno, muchos de los
grandes artistas argentinos consiguieron respeto y fama desarrollándose por el
exterior. Esto sucedió con Libertad Lamarque, Astor Piazzolla, Atahualpa
Yupanqui, Lalo Schifrin, Gato Barbieri, Waldo de los Ríos y hasta el mismo
Carlos Gardel.
– Hoy que no existen sellos pero tampoco difusión en grandes
medios para lo independiente. ¿Cómo se acerca la gente a lo nuevo?
–Busca y busca. El que no se deja comer la cabeza por la
tele busca y experimenta. ¿O acaso cómo cree alguien que yo a mis diez u once
años conocí a Miles David o John Coltrane?
–¿Cómo siente que repercutieron las redes sociales en la
emergencia de nuevos talentos locales?
–Internet tiene, como todas las cosas, algunas positivos y
otras que no. Por un lado se encuentra la divulgación de hechos nobles que
nunca se difundieron en ningún espacio. Por otro lado, hay cosas nefastas.
-¿Qué opinión le merece la adopción de posturas políticas y
partidistas por parte de ciertos músicos nacionales?
–Todo el mundo debiera poder expresar sus ideas en paz.
Pero, desgraciadamente, en nuestro medio siempre hay un Boca-River. Si alguien
dice lo que piensa ya hay otro que tomará su represalia contra él. Eso es una
taradez, realmente.
– ¿Cómo manejó a lo largo de su carrera el “sponsoreo”
político de sus shows?
–Nunca he tenido “sponsoreo” político. Alguna vez, como es
lógico, me han contratado oficialmente para un concierto y nada más. Siempre he
vivido y vivo económicamente de la gente que gracias a Dios asiste y paga su
entrada para verme, para escucharme.
– ¿Cómo se hace hoy para dejar en claro que tocar para una
gobernación o partido no significa que se lo apoye en todo?
–Eso va en la conciencia de cada quien. Uno puede dar un
espectáculo para una gobernación, ofreciendo el manojo cultural de lo que uno
expresa y eso no tiene por qué ser un reconocimiento a la política integral y
total del lugar. Claro que no vas a ir a tocar para Hitler (risas).
–Usted contó que, algunos sectores sociales, lo consideraron
una “deshonra para los hombres por usar pelo largo”. ¿Qué cambios hubo en la sociedad
para llegar de eso a la aprobación del matrimonio igualitario?
–El paso del tiempo y la resistencia de ideas buenas, hace
que luego haya una transformación. Muchas veces en cuestiones que ni soñábamos
que podían ocurrir. Es cierto, nos llevaban presos por el cabello largo y ahora
uno es Ciudadano Ilustre de varias ciudades, es loco, pero es así, gracias que
cambiaron cosas y que uno las puede vivir.
– ¿Cómo ve a Latinoamérica en el contexto del mapa mundial
musical?
– La veo muy desestructurada, diversa, hay cosas latinas que
ya las ha “conquistado” el business norteamericano y entre los países latinos
ni se conocen. La globalización tan mentada ha sido pensada como una variante
mayor para el consumo, pero no para que las partes se conozcan más y se
relacionen culturalmente.
(Por Denise Tempone - Fotos: gentileza
revista Pelo)