Escribe Daniel Dussex
Cualquier estudiante de periodismo lo sabe, si termina sus
estudios, con talento y mucha suerte podrá ejercer su profesión en un medio de
comunicación, que en primer lugar es una empresa comercial y como tal cumple
los códigos de todo negocio: nunca actuará contra sus propios intereses y
tampoco dejará que ninguno de sus empleados lo haga. De allí la singularidad
del trabajo de todo comunicador, que debe hacer un constante equilibrio para
desarrollar su libertad de expresión en medio de intereses comerciales que no
siempre contribuyen al ejercicio de esa libertad.
Fue este concepto de “empresa privada” la que predominó en
la antigua ley Nº 22.285, que reguló la actividad de los medios de
radiodifusión durante décadas, la comunicación ejercida como una actividad con
fines de lucro. La figura de las asociaciones y entidades sin fines de lucro
como titulares de medios recién fue contemplada a partir de la nueva Ley de
Servicios Audiovisuales.
Para tener una idea más concreta del negocio que representan
los medios de comunicación, el principal multimedio del país informó una
ganancia de 533, 7 millones de pesos durante 2010. Esto equivale a una ganancia
de 1015 pesos cada sesenta segundos y un posicionamiento privilegiado en las
primeras posiciones del ranking anual de las empresas que más ganan en
Argentina, según la revista Mercado.
EL MEDIO TAMBIÉN ES EL MENSAJE
Pero, los medios de comunicación masiva no sólo hacen sus
negocios, también son formadores de opinión, del famoso “sentido común”. Por
eso, cuando una sociedad está a merced de grupos hegemónicos (264 medios
pertenecen al principal grupo), también ve cercenada su libertad a informarse,
escuchando diversidad de voces y puntos de vista que contribuyan a elaborar un
pensamiento crítico de la realidad.
Esto es evidente en la difusión de noticias que tienen su
eje en temas de inseguridad. Alguien que sólo mirara la realidad a través de lo
que muestra y repite una y otra vez la televisión, sentiría terror de salir a
la calle y, de hacerlo, miraría con mucha desconfianza a cualquier adolescente
pobre que se le cruzara en el camino.
La demonización que hacen los medios con los hechos de
violencia protagonizados por menores no se condice con la realidad, ya que sólo
es el 6 por ciento del total de los delitos, y de ese total, el 2 por ciento
son los que llegan a situaciones de muerte.
El propio ministro de la Corte Suprema de Justicia, Raúl
Eugenio Zaffaroni, se refirió a ello cuando mencionó que los medios son
constructores de la realidad “Es como que estamos viviendo un mundo virtual, no
un mundo real…” Otra miembro de la Corte, Carmen Argibay, también se había pronunciado
en este sentido cuando mencionó que la inseguridad “está exagerada e inflada
por los medios de comunicación”.
Como bien lo describe en uno de sus libros el sociólogo
Pierre Bourdieu: “…la televisión tiene otras formas de ocultar información, una
de ellas es ocultar mostrando, mostrando algo distinto a lo que se pretende
informar o de manera que la información que quede inadvertida. La televisión
busca lo sensacionalista, la dramatización de los sucesos, los periodistas
hacen un uso subjetivo de la información que obtienen y la interpretan según
les convenga.”
DE LA INSEGURIDAD A LA CENSURA
Hace ya tiempo que la teoría de la agenda setting viene
señalando la influencia de los mass media para plantear cuáles son los temas
que tienen que tener existencia mediática y cuales no. Los temas sobre los que
la gente va a hablar.
Así como en un momento fue la inseguridad, ahora es la
censura a las “voces independientes”, la presión sobre la “prensa libre”. Éste
tema fueron instalándolo de manera progresiva a medida que avanzaba el
tratamiento de la nueva ley de medios en el Congreso. Ahora, en la etapa de su
aplicación el relato es de victimización, cuando en realidad atentar contra la
libertad de prensa es sostener la existencia de un modelo de comunicación que
no distribuya la palabra.
Hubo en la historia reciente de nuestro país, cuando los
ciudadanos fuimos rehenes de la dictadura cívico-militar, una situación real de
censura, prohibiciones e inseguridad para la vida de los ciudadanos, sin
embargo no mereció ninguna línea periodística en las crónicas informativas de
estos medios que hoy pretenden erigirse como defensores de la libertad. En esos
tiempos de botas y armas largas, también hubo verdaderos héroes que se
atrevieron a cruzar el cerco de silenciamiento impuesto, aunque tuvieran que
pagarlo con su vida. Ciento veintiocho periodistas asesinados en ese período
dan cuanta de ello.
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Daniel
Dussex - Formó parte de la generación de la "prensa subterránea",
movimiento espontáneo surgido en Argentina durante la dictadura militar de
1976. Se desempeña como periodista y productor de programas de radio y
televisión en la ciudad de Santa Fe. Es miembro de la Coalición por una
Radiodifusión Democrática. Dirige la revista cultural “eh! Agenda Urbana”.
Conduce El Juego de las Palabras que se emite por Radio Nacional Santa Fe.