Pionero del rock alternativo como líder de TVU y luego como
solista, se colgó una guitarra en la adolescencia como miembro del grupo The
Shades, con el que grabó un disco simple, al tiempo que se aficionaba al free
jazz y se dejaba influir por escritores como Truman Capote y Francis Scott
Fitzgerald, ya que la literatura estaba entre sus ambiciones.
Pero su gran entrada en la popularidad devino con The Velvet
Underground, una banda tan influyente como de relativa duración (1964-70) que
fundó en Nueva York junto a John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker, y a
la que aportó temas como "I`m Waiting for the Man", "Sweet
Jane" y el emblemático "Heroin".
El cierre de la banda lo empujó a la pintura y, en un ataque
de romanticismo, se empleó de mecanógrafo en la oficina contable de su propio
padre, pero en 1972 grabó su primer vinilo como solista en Gran Bretaña, junto
a Rick Wakeman en teclados y Steve Howe en guitara, músicos del grupo Yes.
Fue una especie de figura renacentista dentro del ambiente
del rock, pues no sólo se dedicó a la música y sus derivados, sino que funcionó
como actor de cine, guionista de TV y hasta pintor El álbum se llamó "Lou
Reed" y fue seguido por "Transformer" (1972), "Berlin"
(1973), "Sally can`t Dance" (1974), "Metal Machine Music"
(1975), "Coney Island Baby" y "Rock `n` Roll Heart" (1976),
y una quincena más, hasta llegar a "Lulu" (2011), en colaboración con
Metallica, el grupo que en diciembre próximo tocará en la Antártida Argentina.
A Reed no le fue bien al principio con la venta de sus
creaciones, aunque entre sus fanáticos hubo gran repercusión de
"Berlin", con temas que abarcaban la prostitución, el suicidio y el
uso de drogas en los barrios bajos, todo con enorme poesía.
Esa sordidez temática fue una avanzada sobre lo que a
finales de los 70 significó la cultura punk, con fuerte presencia del dolor
físico a través de cuestiones como el sadomasoquismo, la confusión de géneros,
el exhibicionismo, el uso de la heroína en ciertos ambientes.
Personaje icónico de una cultura, se codeó con Andy Warhol y
los individuos de su particular Factoría pero nunca condescendió a la
liviandad; sus criaturas estaban impregnadas de angustias evidentes, de
búsquedas existenciales propias de los márgenes no elegidos.
Entre 1975 y 1980 produjo un disco extraño, "Metal
Machine Music", considerado por él mismo como "insoportable de
escuchar", como respuesta a las intimaciones comerciales de sus
productores, pero en esos días sus propias adicciones le venían jugando malas
pasadas.
Al parecer recuperado, con el álbum "The Blue
Mask" bajo el brazo, se casó con su primera esposa, Sylvia Morales, y se
dedicó a denostar públicamente a personajes de la política y la religión, sobre
todo a partir de la muerte de Warhol, a quien le dedicó "Songs for Drella"
junto a Cale.
A partir de entonces su entonación fue cada día más oscura,
como presa de su aguda desilusión, en piezas como "Magic and Loss"
(1992), "Set the Twilight Reeling" (1996), "Ecstasy" (2000)
y "The Raven" (2003).
Con su segunda mujer, la performer Laurie Anderson,
emprendió la gira "Words and Music" (2002), por varias ciudades
europeas, un show con poesía mezclada con música, luces y proyecciones, que
pareció dar una vuelta a su carrera.
Pero el espíritu de Reed permanecía en los sitios más oscuros
de su Nueva York natal, donde vivió hasta sus últimos días, proyectado en el
espíritu de sus seguidores de todo el mundo, esos que todavía no pueden digerir
la noticia de su partida.
Reed visitó dos veces la Argentina para actuar, primero en
1996 con mítico repaso de todos sus clásicos, y luego volvió con el disco
“Ecstasy” para presentarse en el Gran Rex.
La tercera vez que lo hizo no actuó, ya que acompañó a su
pareja Laurie Anderson que se presentó en un festival de teatro en la Capital
Federal y juntos se dedicaron a pasear por Buenos Aires.
La influencia de Reed en el rock argentino es notable ya que
parte de grupos como Sumo, de la mano de Luca Prodan, continúa en toda la obra
de Richard Coleman, en bandas dark como Los Pillos, La Sobrecarga, además de
Las Pelotas, pero también trabajos de Andrés Calamaro en especial en los discos
como “Por Mirarte” y “Nadie sale vivo de aquí”.