Recientemente había hecho llegar al papa Francisco y al consejo
de ocho cardenales que lo asesora su libro "Relatos de viajes. Caminos en
la diáspora", en el que rescata la lucha de más de 40 años junto a Podestá
por el celibato optativo.
El teólogo brasileño Leonardo Boff confirmó esta madrugada a
través de su cuenta de la red social Twitter: "Acaba de morir Clelia Luro
con quien el papa Francisco hablaba todas las semanas. Comprometida con las
reformas de la Iglesia, amiga entrañable".
"Francisco estará triste como yo. Era una mujer
comprometida y fuerte", agregó Boff.
Luro, quien estaba internada por una infección, murió tras
pasar "el sábado articulando un movimiento, `Misionando`, de apoyo a las
reformas del papa Francisco. Tendría un carácter mundial. Seguirá", dijo
Boff en otro tuit.
Luego agregó: "Clelia Luro era exesposa del obispo
profético Jerónimo Podestá. Bergoglio los acompañó y era amigo de ella. La
escuchaba mucho".
El diario vaticano La Stampa informó hoy de la muerte de
Clelia y resaltó la relación que el entonces arzobispo porteño, Jorge
Bergoglio, mantuvo con el ex obispo Podestá, quien dejó la Iglesia para casarse
con Luro.
Según el rotativo, Podestá recibió la extremaunción de
Bergoglio en el año 2000, con quien había pedido tener una charla que sus
antecesores le habían negado, diciéndole a Clelia que "era un jesuita muy
inteligente".
El premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel escribió en
su red social que "Clelia Luro junto al querido J. Podestá fueron ejemplo
de fe, compromiso y amor a favor de la iglesia. La extrañaremos".
"El celibato no es un dogma, fue una decisión del
Concilio de Trento que ha dañado mucho a la Iglesia. Y como decisión, puede ser
revertida", dijo Pérez Esquivel respecto de uno de los ejes de la lucha de
Luro.
Otros mensajes en las redes sociales dan cuenta en distintos
idiomas del impacto de su fallecimiento, recordándola como "referente del
movimiento de curas casados" o "viuda del ex obispo Jerónimo
Podestá".
"Hoy partió Clelia Luro... Que su encuentro celestial
con Jerónimo Podestá nos ilumine". "Gracias por tu inmenso testimonio
de amor, saludos a Jerónimo". "A mí me bautizó Podestá, por eso
siempre fui rebelde", la recuerdan algunos mensajes.
Luro había nacido en una familia adinerada del barrio
porteño de Recoleta, y quiso ser monja pero tenía "una visión muy fuerte
del Evangelio, del mensaje de Jesús, que no compaginaba en mí con la
institución Iglesia" , explicó en un reportaje.
Vivió diez años en un ingenio azucarero de la familia Patrón
Costas y en ese lugar, con la presencia de una realidad brutal, alcanzó un
grado de compromiso definitivo: "Me había concientizado allí", contó.
De aquella experiencia, Clelia relató: "De Santa Fe y
Callao, de pronto me casé y me fui a vivir al ingenio en Salta y empecé a vivir
la realidad de los indígenas, la realidad del país. Era de una familia de clase
media alta y no había tenido la oportunidad de vivir el drama de la
gente".
"Había tomado cursos de medicina preventiva en la Cruz
Roja, entonces agarraba el caballo y me iba a las chozas de la zafra en Orán, a
enseñar a alimentar a los niños, hacía prevención, porque los chicos allí
morían como moscas", recordó de aquellos primeros años de lucha.
En 1966, nuevamente en Buenos Aires, siendo ya una mujer
separada de 39 años y con seis hijos, conoció a Jerónimo Podestá, de 45 y
obispo de Avellaneda que en 1967 renunciaría a su cargo para unirse a ella y
encarar la presidencia de la Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados,
hasta su muerte a los 79 años.
Al recordar esa época, contó: "Jerónimo era un líder en
el país, era el obispo de los obreros, cualquier problema, huelgas, paros, él
estaba con ellos".
Apenas hace unos meses, en mayo de 2013, Clelia fue recibida
por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en su despacho de la Casa de
Gobierno, donde conversaron de una época de efervescencia política y el devenir
histórico que tuvo en Luro, hasta el último instante, a una protagonista
inclaudicable de su tiempo.