“La crítica no reconoce a la guía telefónica ni siquiera
como un género literario menor. A eso le llamo ceguera conceptual y falta de
sensibilidad.” dice la autora de este artículo en el que coincidiendo con George Perec reconoce
el carácter literario de todas las
listas.
Mónica López Ocón / Escritora y periodista
Mi abuela, que nunca supo quién fue Perec, y que apenas
manejaba de manera rudimentaria la lectura y la escritura supo descubrir, sin
embargo, que en la guía telefónica pervivía la novela río, le roman fleuve del
siglo XIX, y que la guía es, sin dudas, la novela con mayor cantidad de
personajes y peripecias de la historia de la literatura. Una coterránea que
viajó a Europa le trajo como souvenir de viaje la guía telefónica de su pueblo.
Por las tardes, mi abuela se sentaba a leerla debajo del limonero y a poco de
comenzar la lectura, se la escuchaba llorar desde la cocina. Creo que fue esa
lectura devocional de la guía la que despertó mi vocación literaria. Con mi
abuela aprendí que detrás de un simple listado de nombres, apellidos,
direcciones y teléfonos palpita un mundo. Cuando comenzaba a llorar, me sentaba
a su lado debajo del limonero para que me develara las historias que
escondidas. "¿Sabés quién es este Ramón Hernández –me preguntaba– que vive
en la Rúa de San Francisco sin número? Pues es el bisnieto del herrero de mi
pueblo, el que le herraba los caballos a mi abuelo. Con la que luego fue su
mujer yo llevaba las cabras al monte para que pastaran. Se llamaba María y se
fue muy joven de este mundo luego de haber parido su segundo hijo. La echo de
menos desde entonces." Lloraba un largo rato luego de cada historia y se
secaba las lágrimas con el delantal de cocina. "Esta Manuela Pedrosa que
vive en la calle del Obradoiro 435, teléfono 472 3258 2897 debe ser la bisnieta
o tataranieta de la amiga de mi madre. Las dos se juntaban desde niñas a tejer
encaje de bolillo y cantar canciones gallegas", me decía renovando su
llanto.
Desde entonces tengo la certeza de que, para quien sabe
leerla, la guía de teléfonos constituye la versión moderna de Las mil y una
noches. Mi abuela era una Scherezade gallega.
Yo leo la guía en versión digital pero lloro, como ella, con
un llanto antiguo que llega a mí desde un pasado remoto que sólo viví a través
de sus palabras.
* Esta nota
corresponde a su nota La columna torcida que se publica en el suplemento
cultural de Tiempo Argentino (1.XII.13).