Por Magalí Heredia (*)
La Secretaría de Culto de la Cancillería contabiliza
2.500.000 personas trabajando en actividades religiosas en el país, en su
mayoría con un alto nivel de informalidad en las condiciones de contratación.
El 70% de los trabajadores está en negro. Sin embargo, se registran avances de un sindicalismo
religioso incipiente, paradoja curiosa si se tiene en cuenta que algunas
iglesias, como la metodista, han sido cuna de la defensa de los derechos de los
trabajadores, por lo que este tema siempre ha estado en sus preocupaciones,
ocupaciones y oraciones.
Un paso importante en este sentido es la reciente
incorporación del Sindicato Único de Trabajadores de Religiones de la República
Argentina a la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) conducida por
Pablo Micheli.
“Nacimos en el 2008, empezamos a transitar un camino legal
tramitando la personería jurídica y la solicitud de inscripción gremial ante el
Ministerio de Trabajo. El nuestro, es el primer modelo de sindicalismo
religioso”, explica el secretario general Julio César Bozzarelli en una
entrevista realizada por Inés Hayes para CTA.
El dirigente sindicalista señaló que la iniciativa de
conformar un sindicato de trabajadores en actividades religiosas surgió a
pedido de los propios representados ya que “la mayoría no está registrada, no
cobra salarios dignos”. Y agregó
que “la idea es poder tener una vida
digna y estar encuadrados dentro de las normas legales, lo que estipula la ley
de contrato de trabajo.”
Bozzarelli también arrimó algunas cifras sobre la
informalidad que habría a nivel nacional en el sector: “Tenemos un 70% fuera
del sistema, esto quiere decir trabajo no registrado y sólo el 30% está dentro
del sistema, es decir, en blanco”.
En relación a la tarea que realizan los “trabajadores
religiosos”, se describen “funciones laborales en la provincia de Buenos Aires,
en las cárceles como capellanes, en las comisarías, en las iglesias metodistas,
luteranas, bautistas, pentecostales”.
(Fuente: Ecupres)
(*) Comunicadora, integrante de la Junta Directiva de la Iglesia
Central Metodista de Bahía Blanca, Buenos Aires.