El fallecimiento de Jorge “Negro” González, contrabajista, fundador y miembro estable del conjunto Swing
Timers y dueño del local Jazz y Pop, murió a los 79 años, en su domicilio del
barrio porteño de Caballito. Otro músico que supo inpregnarse con las influencias jazzísticas de él, Litto Nebbia, escribe sobre su amigo a modo de recuerdo y depedida...
Por Litto Nebbia
Lo conocí durante 1972. Nos hicimos amigos y no paramos de
tocar y hablar de música todo el día, hasta mediados del ‘78 cuando me tuve que
ir al exilio. Excelente músico de jazz, gran tempista, que luego se fue
introduciendo en todas las posibles fusiones que nacieron. Conformamos un trío
inseparable durante esos años, junto a Néstor Astarita en batería. El Negro
& Astarita ya venían compartiendo trío junto al gran pianista Baby López
Furst. Un poco antes también un cuarteto, sumando al saxo de Leandro “Gato”
Barbieri, antes que partiera a Europa. Es que Jorge “Negro” González era el
tipo perfecto para un grupo. No sólo buen compañero, sino dedicado a la labor
en forma total. Siempre tratando de ensayar, así como también de apostar por
todo lo que fuera un nuevo sonido que podía surgir sobre la base de la amistad.
Con ese trío grabamos una serie de importantes álbumes: Muerte en la Catedral,
Melopea, Cosas que no quieren morir, Fuera del cielo, Bazar de los milagros, El
Vendedor de Promesas y Canciones para cada uno Vol. 1 & 2. También fuimos
trío del bandoneonista Dino Saluzzi y grabamos para su original disco
Dedicatoria. Casi al mismo tiempo grabamos el disco En el hospicio, del joven
dúo Pastoral.
El Negro, Astarita y Gustavo Alessio crearon el mítico Jazz
& Pop en los años ‘70. Durante los años de fuego, este fue el único lugar
donde pasaba algo musicalmente interesante. Hacia 2008, González reincidió con
la idea del Jazz & Pop, esta vez en una nueva dirección céntrica.
Viajar & viajar, en tren o auto con Jorge González,
recorriendo el país tocando, como lo hicimos durante tantos años, era muy
noble. Todo el tiempo horas & horas, recordando discos que adorábamos.
Repasando las diversas formaciones de grupos de Miles Davis o John Coltrane.
Apuntar cuál pianista nos gustaba más de los últimos quintetos del saxofonista
alto Cannonball Adderley. Joe Zawinul o George Duke, ésa era la cuestión
kilómetro a kilómetro.
Cuando comenzamos a tocar, González & Astarita venían ya
consagrados de una reconocida trayectoria con el Jazz. Yo era el joven que
salía del rock. Más allá de los géneros, que jamás nos preocuparon, se
consolidó una fuerte unión musical. Lógicamente que esta unión tenía que ver
con el cariño humano. El Negro, además, siempre fue un preocupado por el
rescate de gente talentosa que, por el maltrato comercial de discográficas o el
ambiente del espectáculo, pudieran no ser reconocidos. Cuando comenzó nuestra
aventura con Melopea Discos, inmediatamente se aproximó y nos empezó a traer
cintas buenísimas que tenía de actuaciones en vivo. De esa manera pudimos
remasterizar con la mano del técnico Mario Sobrino, cantidad de documentos
sonoros increíbles, que se hubieran perdido. Algunos entre tantos: la grabación
del Solo Piano por el gran Jorge Dalto. Improvisaciones que un día que Dalto
andaba de paso por aquí, el Negro le hizo grabar en un estudio vacío de Radio
Nacional. Los dos antológicos álbumes del trío con Baby López Furst, Jazz
Argentino y Jazz en la Universidad (estos, además, logramos editarlos en España
y ahora en este momento, el segundo está apareciendo en Japón). Los álbumes de
Quinteplus, aquel memorable grupo jazzístico que mantenía el propio González
con Gustavo Bergalli, Jorge Anders, Pocho Lapouble, Ricardo Lew y Santiago
Giacobbe. También los de su legendaria y primera agrupación, Los Swing Timers.
El disco solista del irremplazable pianista Horacio Larumbe. Otros tríos con
grandes solistas, desde Eduardo Lagos llegando a Alberto Favero. Infinidad de
trabajos. Todavía nos han quedado cintas. Material inédito que algún día
lograremos publicar.
Sin duda, la imagen eterna del Negro González con su
contrabajo (instrumento que construyó con sus propias manos) es la imagen que
queda grabada en nuestros corazones. El auténtico Músico de raza Músico.
Cabalgando en su bohemia. Un tipo querido por todos, sin excepción. Gran
contador de anécdotas, siempre elogioso del músico que notaba humilde y no
pretencioso. Adorador de Músicos por la Música. Siempre recordaba cuando en uno
de los primeros bares porteños donde se realizaban “jam sessions” en los ‘60,
una noche cayó el extraordinario guitarrista Jim Hall. La cuestión es que ese
día no había amplificador de guitarra. Entonces Hall sacó el instrumento y se
pasó toda la noche tocando, haciendo ritmo sin amplificación al lado del trío
que sonara.
Un pedazo de la música de nuestros pagos, así como siempre
recordaremos al “Mono” Villegas y su piano o al gran Walter Malosetti y su
guitarra. Ya te veo Negrito camino a encontrarte con Baby, con Alchourron, el divino
Rubén Barbieri. Con Pocho, el ciego Larumbe, Césari y Domingo Cura. Tanto que
nos hemos reído, las tocadas compartidas y tanto viaje de aquí para allá. Vamos
Negrito, siempre con nosotros.
(Fuente: Página 12)