La presidenta Cristina Fernández de Kirchner puso el foco en
los grandes escritores argentinos, al inaugurar el pabellón nacional en el
Salón del Libro de París, un espacio desbordante por figuras de la cultura de
ambos países.
"Mi cuento favorito es `La autopista del Sur` porque es
un adelanto a la posmodernidad, a la soledad, a la interconexión que se choca y
se mezcla que no nos deja reconocernos en esa suerte de Babel convertida en la
globalización", reflexionó frente a cientos de personas.
"Los intelectuales -dijo al respecto- tienen ese rol
indispensable de marcar camino y ver ideas y pensamientos que todavía no se han
hecho carne en la sociedad".
Cristina también destacó a Joaquín Lavado, Quino, el padre
de Mafalda, quien decía todo "de una manera que no podía ser
censurada" y que está "muy vinculado a mi juventud, aunque hoy mi
hija de 23 años se fascina con él, lo que revela también lo que es el arte.
Vaya este homenaje al gran artista Quino".
En su discurso, recordó al "último poeta de lengua
hispanoamericana y gran escritor", Juan Gelman; a Héctor Oesterheld,
creador de ese "maravilloso personaje que es El Eternauta", a Ernesto
Sábato y a Jorge Luis Borges.
"Son hombres y mujeres de distintas visiones políticas
e ideológicas que tuvieron algo en común: el arte. La posibilidad de transmitir
ideas y conmover", señaló sobre las figuras destacadas de la escena
literaria nacional.
También mencionó entre los íconos literarios a Leopoldo
Marechal, "que por ser peronista fue ocultado e invisibilizado; antes de
venir a Francia estuve almorzando con el Papa y me pidió que se acordaran de
este autor argentino, que esto vaya como pedido de Su Santidad y que podamos
editar sus obras para que sean conocidas por más argentinos".
Tras concluir su discurso, la Jefa de Estado saludó a
algunos miembros de la delegación de escritores, entre ellos, Tununa Mercado,
Noé Jitrik, Mempo Giardinelli, Jorge Consiglio, Oliverio Coelho, Leopoldo
Brizuela, Miguel Vitagliano y Perla Suez.
Por estos días, una veintena de librerías parisinas ya
promocionan las letras argentinas, se ven banderas y cada volumen está
recubierto con fajas celestes y blancas, incluso en el sitio galoelectre.com ya
subió más de 3.500 libros electrónicos de argentinos traducidos al francés.
Puertas adentro del Salón, la variedad de obras argentinas
es también apabullante; en el pabellón -de 500 metros cuadrados- hay mil libros
de 29 editoriales y la librería FNAC -una de las cadenas más importantes de
Francia- compró 600 títulos (un total de 6.000 ejemplares), en su mayoría en
francés, de autores argentinos.
Para Jorge Coscia, secretario de Cultura de la Nación,
"lo que acá hacemos es un tramo del camino, hemos caminado de Barracas a
París, en esos dos puntos se expresa la amplitud de una política de estado en
materia de cultura".
Este es un "Salón muy popular" y "la elección
de Argentina hay una cantidad muy importante de autores traducidos
contemporáneos, hay una potencia editorial detrás, venir al salón tiene una
consecuencia de base", concluyó el director nacional de Industrias
Culturales, Rodolfo Hamawi.