viernes, 4 de abril de 2014

LA FOBIA A LOS POBRES

Es una palabra que todavía no fue reconocida por el diccionario de la Real Academia, en realidad fue acuñada por una profesora española, Adela Cortina, en un artículo periodístico escrito hace unos quince años. La palabra es: aporofobia.

Está conformada por dos términos, a-póros (pobre) y fobos (miedo). Es un síntoma de nuestra época, aún en las democracias más añejas. Otro español, el académico Martínez Navarro, hablando de este término trataba de diferenciarlo de la xenofobia con un ejemplo que arroja claridad sobre el concepto: "Si llega a mi país un árabe millonario mostrando sus bienes, bien vestido y en un gran avión personal, seguramente será bien recibido. Pero si el que viene es un árabe sin recursos, mal vestido y con feo aspecto, no lo van a recibir bien y hasta sospecharás de él". En este caso, no estamos frente a una demostración de xenofobia sino a una de aporofobia, ya que lo que se rechaza es "su condición de pobre".

LOS PREJUICIOS
Hay ideas preconcebidas que aparecen como verdades asumidas, sin ninguna mirada crítica al respecto. Una de las más generalizada es que "los pobres son todos delincuentes" o bien "proclives a la delincuencia". Para sostener este axioma, nunca se realizó ninguna encuesta que diera certeza sobre su fundamento. No puede generalizarse que todos los pobres son ladrones, porque uno de ellos me robó.

Otro de los prejuicios tiene que ver con especie de egoísmo social que podría expresarse en el temor a "tener menos". Aparece en las opiniones que cuestionan las políticas redistributivas que hace el Estado, a través de subsidios a los que menos tienen. Creen que les están "quitando algo que les pertenece, para dárselos a quienes no tienen derecho de recibirlo", argumentando que no lo merecen porque no trabajan. Omitiendo, claro está, que es el "sistema" quien los expulsa hacia los márgenes de la sociedad.

LAS FALSAS SOLUCIONES
Los aporofóbicos no quieren que existan pobres, quisieran que desaparezca sin más. si desaparecieran se solucionaría todo. Quienes tuvieron un pensamiento similar y aplicaron esta metodología de "desaparición" de gente que molesta", dejaron una huella de muerte e impunidad en la Argentina reciente.

Cada vez que se pone la mira en un enemigo social como responsable de todos los males, se equivoca el blanco. Lo padecieron quienes no se acomodaban a la biotipología deseada en la Alemania nazi. Lo vivieron durante años las víctimas del régimen esclavista de los Estados Unidos. También los segregados de regímenes como los hubo en Sudáfrica.

Las fobias sólo pueden ser tratadas y superadas a partir del reconocimiento de las causas que las motivan, pero de nada sirve si esa observación la hace un especialista y no quien la padece. En los casos clínicos, el paciente es un sujeto. En lo social también lo es un sujeto, pero en este caso un sujeto colectivo.

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