El periodista santafesino Nicolás Lovaisa, en una nota publicada en el sitio Infojus detalla los pormenores de un ex dirigente de fútbol denunciado por crímenes de lesa humanidad que se encuentra detenido en Montevideo, Uruguay.
Alberto Candioti fue detenido en 2013 en Montevideo. Se
investiga su participación en crímenes de lesa humanidad dentro del circuito
Camps. Integró el Batallón 601 y se recicló en el fútbol. Actuó en La Cacha en
el mismo período en el que allí nació Guido Carlotto. La justicia uruguaya
concedió la extradición, pero fue apelada por la defensa del ex militar.
Luego de estar más de un año prófugo, Alberto Julio Candioti
fue detenido en Montevideo el 23 de mayo de 2013. Había logrado esquivar la
justicia durante 436 días: se convirtió en un fantasma luego de que el 6 de
marzo de 2012 el Juzgado Federal N° 3 de La Plata, a cargo del juez Arnaldo
Corazza, emitió una orden de captura internacional en su contra por su
participación en crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.
Unos días antes dejó de lado su perfil alto y se esfumó. En
su departamento ubicado en calle Corrientes, en el microcentro porteño, sólo
quedó su esposa. Del estudio jurídico, a pocas cuadras de su domicilio, se hizo
cargo su socio. Se lo dejó de ver también en los hipódromos, donde alternaba su
pasión por el turf con su trabajo como asesor jurídico de la Unión de
Trabajadores del Turf y Afines (UTTA) y de la Obra Social del Personal de la
Actividad del Turf (OSPAT). Pese a su condición de prófugo (con pedido de
captura de Interpol incluida) cobró su sueldo como empleado de OSPAT (cercano a
los 20 mil pesos) durante marzo, abril y mayo de ese año.
Tras su detención, la Unidad Fiscal de Derechos Humanos
pidió su extradición y el juez federal Humberto Blanco dictó la orden el 27 de
mayo de 2013. La extradición fue concedida por la jueza uruguaya Julia Staricco
Campodónico el 16 de septiembre, pero fue apelada por la defensa de Candioti y,
desde ese momento, ya no hubo novedades en la causa.
“La semana pasada se pidió a través del Ministerio de
Relaciones Exteriores y Culto un informe de actualización de estado del
trámite, como ya lo hicimos en otras oportunidades. Esto debe hacerse por la
vía ministerial, que es la vía de autoridad del tratado de extradición. Hasta
el momento la justicia uruguaya no se pronunció sobre la apelación que presentó
la defensa”, explicó Pablo Schapiro, secretario del Juzgado Federal N° 3 de La
Plata, en diálogo con Infojus Noticias.
EL REPRESOR QUE SE CAMUFLÓ EN FÚTBOL
Alberto Julio Candioti nació el 16 de enero de 1945, en
Santa Fe. Se recibió en el Colegio Nacional Simón de Iriondo y luego comenzó su
carrera militar en el Liceo. Al mismo tiempo dio sus primeros pasos como
dirigente deportivo. Se asoció al Club Atlético Colón el 14 de agosto de 1976,
donde aún figura en el padrón con el número 27.577. Un año después comenzó a
recorrer los pasillos de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), como
representante del Sabalero.
Su influencia en el club creció en la década del 80’:
integró varias comisiones directivas y afianzó su relación con Julio Humberto
Grondona. En 1985 se retiró como Mayor y en 1989 se recibió de abogado en la
Universidad Católica de Santa Fe. Apenas un año después desembarcó en el
Registro Nacional de las Personas (RENAPER) donde llegó a estar a cargo del
área jurídica: sí, un hombre que venía del Batallón 601, el organismo de
inteligencia más importante de la última dictadura, en democracia pasó a ocupar
un cargo con acceso a los datos de todos los argentinos.
En la década del 90’ fue vicepresidente de Colón, asesor
jurídico de Grondona (llegó a defenderlo ante una denuncia por administración
fraudulenta) y en 2002 candidato a presidente del club santafesino, aunque no
logró su objetivo. Luego se desempeñó como asesor adscripto de la presidencia
de la AFA y apoderado legal del Instituto Superior de Arbitraje. “El hombre
fuerte de Colón en AFA” era la manera en la que, los medios locales, se
referían a él.
LA CACHA
Candioti fue militar y agente del Batallón 601. Según la
investigación judicial actuó en al menos tres centros clandestinos de
detención: en la Brigada de Investigaciones de San Justo, en el Pozo de
Banfield y en La Cacha. De su propio legajo militar se desprende que cumplió
las funciones especificadas por las siglas S1 (Personal), S2 (Inteligencia) y
S3 (Operaciones).
En el Destacamento de Inteligencia 101 figura como Jefe de
la Sección Comando y Servicios entre el 9 de enero de 1978 y el 7 de abril de
1979. Bajo su línea de mando estaban los tenientes, subtenientes y
suboficiales, y también una parte de los civiles que provenían del 601 y que
con distintas funciones “fortalecían los recursos humanos de la dependencia”.
En San Justo se precisa que “en virtud del cargo que
ostentaba, Candioti debe responder en orden a los hechos que damnificaron a las
víctimas que estuvieron secuestradas en la Brigada de Investigaciones de San
Justo durante su período de revista”. En Banfield se lo menciona como “Responsable
de las áreas de Personal e Inteligencia en la Plana Mayor (cargos S1 y S2,
respectivamente, nada menos), con el grado de capitán”.
El período en el que Candioti actuó como Jefe del 101 lo
ubica, por jerarquía, como uno de los hombres con poder decisión sobre La
Cacha. En la investigación y en el juicio que hoy se está llevando adelante
(aunque de un período anterior a la actuación de Candioti) se refleja la
influencia que tuvo el 101 sobre ese centro clandestino: “Existían guardias
conformadas por sus PCI (Personal Civil de Inteligencia), grupos de tareas en
los que participaban PCI y miembros de la plana mayor e interrogadores del
101”, confió una fuente vinculada a la causa.
En ese lapso de tiempo estuvo detenida en La Cacha Laura
Carlotto, hija de la actual titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de
Carlotto. Fue secuestrada en noviembre de 1977. El 26 de junio de 1978 fue
trasladada a un hospital militar donde dio a luz a su hijo. La dictadura
festejaba el Mundial, logrado apenas 24 horas antes.
Los militares le dijeron a Laura que habían entregado a
Guido a su abuela, y que ella sería liberada. Esa misma noche la asesinaron.
Guido tendría hoy 36 años. Estela le dedicó en 2011 un texto en Página 12:
“Querido nieto, qué no daría para que te materialices en las mismas calles en
las que te busco desde siempre. Qué no daría por darte este amor que me ahoga
por tantos años de guardártelo”. Hace unas semanas, ante la justicia, fue más
elocuente: “Tengan el valor de decir dónde están nuestros nietos, tenemos poco
tiempo. Yo tengo 13 nietos, pero me falta Guido."
EL AMPARO QUE RECHAZÓ EL EX JUEZ BRUSA
En un informe de la Secretaría de Derechos Humanos de Santa
Fe, en el que se reconstruye de qué manera las distintas fuerzas de seguridad
actuaron de manera conjunta durante la represión ilegal, aparece el nombre de
Candioti. Allí puede leerse bajo el título “Pase de Agentes entre Organismos de
Inteligencia” que fue uno de los oficiales del 601 que operó en región, donde
está acusado de la desaparición de Roberto Daniel Suárez, un conscripto que se
encontraba bajo su mando en la ciudad de Santo Tomé.
“A mi viejo un día lo mandaron a hacer un mandado y nunca
volvió. La última vez que lo vieron fue en la Plaza del Soldado, esperando el
colectivo que lo llevaba hacia barrio Guadalupe. Hay una denuncia en la Conadep
y otros testimonios que afirman que Candioti fue una de las tres personas que
participó del secuestro y asesinato de mi viejo. Yo nací en cautiverio el 24 de
marzo de 1977 porque mi mamá fue detenida a los dos meses de embarazo”, afirmó
Sebastián Suárez, su hijo.
Su mamá es Cecilia Mazzetti, que fue detenida en agosto de
1976. Tenía apenas 16 años. Empezó el embarazo con 52 kilos y lo terminó con
49. Ya a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, pero aún detenida, fue
trasladada al Hospital Cullen para dar a luz. Estaba tan débil que para llegar
al parto debían hacerle una transfusión de sangre, que se demoró porque las
Damas de Beneficencia estaban recorriendo el lugar, atentas a la visita de la
esposa de Jorge Videla, que había llegado a Santa Fe para celebrar el primer
año del golpe militar.
“Con mucho sacrificio y esfuerzo Sebastián nació bien”,
recordó. Roberto y ella habían militado en la Juventud Peronista durante la
secundaria. Su pareja decidió salir de la clandestinidad y presentarse para
realizar el Servicio Militar 17 días después del nacimiento de Sebastián. El 1°
de agosto de 1977 fue secuestrado. “El ejército se limitó a informarnos que
para ellos era un desertor. En democracia al menos pudimos conseguir que dejara
de figurar de esa manera y hoy es reconocido como víctima de desaparición
forzada”, señaló. El pedido de hábeas corpus que presentó la familia de Roberto
fue rechazado. La complicidad judicial está presente en ese documento, que lleva
la firma como secretario de Víctor Hermes Brusa, luego juez federal,
actualmente condenado por crímenes de lesa humanidad cometidos en Santa Fe.
(Fuente: Infojus)