Este jueves 5 de junio la presidenta Cristina Fernández anunció medidas que reconocen el reclamo de los medios no corporativos: la reducción de la alícuota del IVA. Por primera vez, se reconoce una escala diferenciada en la presión fiscal de acuerdo al monto de facturación anual.
Mayo de 2001. En uno de los momentos de mayor debilidad
institucional de Argentina, las corporaciones periodísticas lograron que el
gobierno de Fernando De la Rúa impusiera el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a
las publicaciones gráficas. La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas
(ADEPA), a través de un comunicado, señaló entonces que por esa medida “el
gobierno de Fernando de la Rúa podrá pasar a la historia con la responsabilidad
de haber iniciado un proceso de extinción del pluralismo informativo en la
Argentina”.
Para comprender por qué un impuesto favoreció la
concentración de la prensa gráfica hay que ubicarse en el contexto en que se
aplicó: al borde del abismo de la peor crisis financiera de la historia
moderna. También hay que entender en qué se habían convertido las corporaciones
periodísticas: la multiplicidad de negocios les había generado un débito fiscal
que les acumuló deudas millonarias con el Estado. Por eso, en el mismo acto en
que se aplicó el IVA a la prensa gráfica, se les perdonó las deudas fiscales y
previsionales. Así, con la aplicación del IVA se garantizaban crédito fiscal
para achicar deudas en el futuro. Y con el perdón, la impunidad de las deudas
del pasado. De yapa, vaciaron dos cajas del Estado: la fiscal y la previsional.
Así llegaron al precipicio del corralito, ahí donde las
Pymes periodísticas se estrellaron. Las corporaciones se encargaron de
garantizar que se hundieran colocándoles en la mochila la alícuota del IVA: un
10,5% de peso extra.
Muchas de las que sobrevivieron fueron invitadas a aliviar
sus padecimientos. La oferta era tentadora: las pequeñas empresas se quedaban a
cargo de la elaboración de contenidos y las corporaciones, de la
comercialización y distribución. En pocos años, los grupos Clarín y La Nación
lograron apropiarse así de más de 35 títulos que no crearon: se los tragaron.
Este jueves 5 de junio la presidenta Cristina Fernández
anunció dos medidas que reconocen el reclamo de los medios no corporativos. Las
dos apuntan en la misma dirección:
La reducción de la alícuota del IVA. Por primera vez, se
reconoce una escala diferenciada en la presión fiscal de acuerdo al monto de
facturación anual. A más facturación, mayor es la alícuota. Así, se ven
favorecidas con una tasa más baja (2,5%) quienes menos tienen. Principio
elemental para combatir la desigualdad que debería servir de ejemplo para todas
las actividades productivas, si de lo que se trata es de combatir la
concentración.
La creación de un sistema nacional de medición de
audiencias. La Presidenta citó que la pauta anual privada está en el orden de
los 1.300 millones. ¿Cómo se reparte? Concentratariamente. Para las empresas,
especialmente las multinacionales, esa concentración se justifica con un
argumento: ¿cómo decidir dónde pautan? Las corporaciones periodísticas
diseñaron su propio sistema. Se llama Ibope y tal como lo anuncian en su página
web “realizamos alianzas con las principales cámaras empresariales del sector”.
Es decir, la dominan las propias empresas que controlan esas cámaras. Imaginen
cuáles son.
Según el anuncio presidencial, 11 universidades nacionales
conformarán este nuevo sistema de medición de audiencias. La primera buena
noticia: las universidades comenzarán, al fin, a trabajar para democratización
de las herramientas de la comunicación social. Y no sólo a hablar de ella.
Segunda noticia: es responsabilidad ética de la Academia garantizar la
transparencia y rigor de la información que genere. Y la nuestra, controlar que
así sea. Tercera noticia: los medios sociales deben colocarse a la altura del
desafío, generando productos cuyo impacto social pueda medirse. ¿Cómo? Debemos
encontrar, proponer y exigir que el nuevo sistema contemple otras formas de
mensurar la producción de comunicación. No se trata de aplicar la vara que
construyó lo Clarín –en el sentido más profundo de es este concepto- sino de
crear nuevas formas que se adecuen a nuevos medios. Se trata de construir el
futuro de la comunicación y esto incluye, entre otras cosas, todas sus
herramientas, entre ellas sus reglas de medición.
UN PASO HACÍA LA LEY
La quita del IVA fue uno de los principales reclamos de la
Asociación de Revistas Culturales Independientes de la Argentina (AReCIA) –de
la cual lavaca es socia fundadora- y forma parte de uno de los artículos del
proyecto de Ley de Fomento que elaboró y fue presentado en mayo del año pasado
por el diputado Jorge Rivas. El anuncio de la considerable reducción que
formuló la Presidenta el jueves 5 de junio es, en ese contexto, evaluado por
AReCIA como un paso decisivo para lograr la pronta sanción de esa ley, ya que
ese era uno de los puntos objetados por la Comisión de Presupuesto y Hacienda
de la Cámara de Diputados de la Nación. Salvado ese obstáculo, no hay otra
cuestión técnica que demore su sanción en esa cámara.
(Cooperativa periodística La Vaca)