Hoy se conmemora en nuestro país el Día del Camarógrafo en homenaje a Leonardo
Henrichsen, camarógrafo y periodista argentino asesinado en Chile mientras
reportaba la sublevación militar llamada el “Tanquetazo” durante el gobierno de
Salvador Allende, en el año 1973. La cámara de Henrichsen registra el preciso momento en que los soldados, ubicados a menos de cien metros del camarógrafo, le apuntan y le disparan.
Fue una de esas imágenes en movimiento que –como la del asesinato de John Fitzgerald Kennedy, o la del primer hombre en la Luna, tan trajinada en los últimos días– marcaron a fuego a quienes la vieron en su momento. El 29 de junio de 1973, en Santiago de Chile, el camarógrafo argentino Leonardo Henrichsen cubría para la televisión sueca el primer alzamiento militar contra el gobierno democrático de Salvador Allende cuando fue asesinado a sangre fría por un grupo de soldados que disparaban contra la población civil. La cámara de Henrichsen registra el preciso momento en que los soldados, ubicados a menos de cien metros del camarógrafo, lo ubican entre la multitud que se dispersa, le apuntan y le disparan, primero uno –presumiblemente al mando– con una pistola y luego los otros, a bordo de un camión, con fusiles. La cámara –impávida– sostiene su mirada sobre ese improvisado pelotón de fusilamiento con una firmeza que va más allá del coraje, la ingenuidad o la imprudencia. Allí, en esa mirada impasible, hay indignación ciudadana, hay denuncia política, hay condena social. Hasta que, súbitamente, esa mirada se desploma y la imagen se vuelve negra. “Fue ver cómo, a través de sus ojos, lo mataban”, sintetizó su hermana, Leticia Henrichsen, en el documental Imagen final, dirigido por Andrés Habegger.
Allá por 1973, todavía no había “directo” en los noticieros de televisión: se filmaba en 16mm. reversible y había que esperar el revelado para ponerlo al aire. Pero esa “muerte en directo” fue quizá la primera –y, a la vez, la más brutal– experiencia de televisión en vivo, como si esos pocos segundos filmados por Henrichsen eternizaran para siempre la sensación de tiempo presente. No hay prueba más contundente que el testimonio cinematográfico que registró la propia víctima.
SU VIDA COMO DOCUMENTALISTA
Leonardo Henrichsen nació en Buenos Aires, hijo del sueco
(aunque criado en Argentina) Kjëll Anders Leonard Henrichsen (hijo de Emil
Henrichsen, nacido en Dinamarca y de la sueca Martha Ahrén, nativa de
Gotenburgo) y de Elcira, una argentina de ascendencia inglesa y criolla (hija
de Manuel Jovino Ferrari Olazábal y de la inmigrante inglesa Nancy Cobett
Jackson).
Recibió una cámara cinematográfica en su niñez, y fue
aprendiz en Sucesos Argentinos, el primer noticiero cinematográfico argentino.
Su mentor fue el fotoperiodista Tadeo Bortnowski, quien fue corresponsal de
guerra durante la II Guerra Mundial.
Tras el cierre de Sucesos Argentinos en 1955, Henrichsen fue
contratado por la televisora pública Canal 7, donde se transformó en un
camarógrafo de noticias conocido a nivel internacional. Se casó con Patricia
Mac Farlane en 1962, con quien tuvo tres hijos.
El golpe de Estado de 1963 contra el presidente de la
República Dominicana Juan Bosch fue el primer golpe de Estado cubierto por
Henrichsen. Su cobertura del movimiento de protesta argentino de 1969, conocido
como el Cordobazo, llamó la atención de la SVT, televisora pública sueca, que
lo contrató en 1969.
Tras haber cubierto 14 violentos golpes de Estado para el
programa de SVT Rapport, Henrichsen fue designado a la sede de la televisora en
Santiago de Chile, para cubrir los hechos ocurridos en ese país bajo la
presidencia del socialista Salvador Allende. Trabajando con el corresponsal Jan
Sandquist, su primer trabajo fue cubrir el paro de camioneros de octubre de
1972, realizado en protesta por las expropiaciones realizadas por el gobierno
de la Unidad Popular.
LA MUERTE
El 29 de junio, se encontraba en el Hotel Crillón con Jan
Sandquist, planeando la entrevista que realizarían al senador comunista Volodia
Teitelboim ese día, cuando escucharon los primeros disparos de la sublevación
militar liderada por el Teniente Coronel Roberto Souper, que sería llamada el
Tanquetazo.
Henrichsen y Sandquist decidieron salir a filmar los
acontecimientos en el centro de Santiago. Mientras grababa imágenes de una
patrulla militar en la intersección de las calles Agustinas y Morandé, a una
cuadra del Palacio de La Moneda, Henrichsen fue asesinado por uno de los
uniformados, el cabo Héctor Hernán Bustamante Gómez. Su muerte fue lo último
que registró con su cámara. Las imágenes fueron reveladas en secreto en un
laboratorio argentino y dadas a conocer en Chile casi un mes más tarde, el 24
de julio, provocando un profundo impacto en el país y en el mundo entero.
La identidad del militar que asesinó al camarógrafo no fue
revelada sino hasta 2005, cuando el periodista chileno Ernesto Carmona encontró
los documentos del juicio que se realizó a los militares del Tanquetazo
(caratulado como 2765/73) e identificó al cabo Bustamante. Ese año, Josephine y
Andrés Henrichsen, dos de los tres hijos del periodista, se querellaron contra
el militar. En 2006 la jueza Rommy Rutheford declaró la prescripción del
delito. La Corte de Apelaciones de Santiago decidió investigar esta muerte y la
de otros tres argentinos el 25 de septiembre de 2007, sin embargo, Héctor
Bustamante falleció aún no habiendo finalizado la investigación del caso, en
enero de 2008.
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