Escribe Arq. Carlos María Reinante
Proyecto modernizador es el nombre que recibe el proceso de
transformaciones desarrollado en nuestra ciudad siendo gobernador de la
provincia el Dr. Manuel M. de Iriondo e intendente de Santa Fe don Francisco
Bobbio (1937-1941). Uno de los períodos más fructíferos y momento privilegiado
de la historia urbana de Santa Fe por la cantidad y calidad de los
emprendimientos encarados, lo que significó, entre otras cosas, la llegada a
nuestra ciudad de las nuevas formas arquitectónicas y urbanas inscriptas en las
preceptivas del movimiento moderno. Si bien en el período se realizaron obras
emblemáticas tanto públicas como privadas en clave racionalista, se destaca el
interés particular centrado en la resolución del espacio público. Nos referimos
a la concreción de obras como el “Parque del Oeste” (“Juan de Garay), “Cívico
del Sur” (“Manuel Belgrano”), “Parque Alberdi”, “Jardín Botánico”, y a la
remodelación de las principales plazas santafesinas: “Simón de Iriondo” (hoy
plaza de la Bandera), “Cristóbal Colón”, plazoleta “Blandengues”, plaza de los
“de los Constituyentes”, “25 de Mayo”, “Pueyrredón”, “San Martín”, “España”,
“Pringles”, “Wenceslao Escalante”…
Diríamos que como cúmulo de transformaciones significó, al
decir del intendente Bobbio: “Llegar a la amplitud actual que está haciendo de
la Santa Fe de ayer, una ciudad moderna, con sus paseos hermoseados, con sus
calles rectificadas, con parques nuevos y monumentales, con arbolado adecuado,
y en fin, con una serie de otras pequeñas obras, que esta ciudad de Garay venía
reclamando, desde hace tiempo, y a las que, sin duda alguna, tenía derecho”…
(F, Bobbio: “A mis Convecinos”; en “Labor Municipal en la Ciudad de Santa Fe”,
1941)
Tamaña acción en el espacio público, (en su mayoría
realizada con fondos de la Ley de Parques de la Provincia), significó
reformular e intervenir a escala urbana de un modo desconocido hasta ese
momento. De allí lo de “proyecto modernizador”, porque viene a asumir con
contundencia las realizaciones instrumentales y representacionales de un
programa de gobierno con el objetivo de perfilar “una ciudad moderna”. Todo
proyecto -afirma Roberto Fernández-, convierte ideas, grafos o conceptos en
objetos reales, pero al mismo tiempo, cada proyecto se revela como “potencial
cognitivo” de lo propio realizado, es decir, como un saber disciplinar aplicado
susceptible de análisis, en el sentido de poder revelar y justificar los modos
de producir arquitectura y urbanismo en un tiempo especificado. De manera que
son estos propósitos los que convierten en material de interés histórico y
social al modelo de actuación político-técnico realizado por Obras Públicas de
la Municipalidad de Santa Fe bajo la dirección del arquitecto Leopoldo Van
Lacke, pero, principalmente, porque las obras ejecutadas presentan cualidades
intrínsecas, valores y significados que las convierte en patrimonio indiscutido
de la ciudad.
El Parque Infantil “Juan B.Alberdi” tuvo su origen en el
pronunciado meandro que formaba el río frente a la ciudad, un sitio de varias
hectáreas que al construirse el puerto de ultramar, parte de sus excavaciones
fueron a parar como relleno de dicho sitio y cuyos perfiles coinciden con los
actuales perímetros del parque: avenidas L.N. Alem y 27 de Febrero, calles
Mendoza (límite sur), Rivadavia (límite oeste) y La Rioja (límite norte).
Definido el territorio y perfiladas sus vías principales, el Gobierno de la
provincia construye allí el “Parque Escolar”, con la idea de crear un pulmón
verde urbano y que a la par cumpliera la función educativa de recreación y
deporte para los alumnos de las escuelas santafesinas. A esta época- principios
del siglo XX- corresponden las plantaciones de árboles y realización de
jardines que fueron luego reconvertidos en el proyecto que nos ocupa. A pocos
años de inaugurado (1948), el parque pierde su sector sur, por ser transferido
al gobierno nacional una porción de terreno donde luego sería construido el
edificio de Correos y Telecomunicaciones. De dicha acción surge la fisonomía
actual del borde urbano sobre calle Mendoza, sitio donde el volumen edilicio
del Correo se encuentra limitado por la plazoleta Blandengues y la Cortada
Falucho, un espacio que pese a diferencias funcionales y de escala se brinda
integrado por el carácter de las formas arquitectónicas y añosa arboleda.
Otro tanto sucede hacia el norte del Parque Alberdi, sitio
donde pese al cambio de dirección de la calle Rivadavia y la dinámica producida
por la poligonal de la plaza “Cristóbal Colón”, no impide se reconozca
morfológicamente como una parte integrante del conjunto. Como un espacio
articulado y secuenciado producto de una sucesión de trazados regulares
ejecutados en orden a los principales ejes y direcciones generadas por caminos,
especies arbóreas, monumentos, fuentes, pérgolas y cada uno de los elementos de
la composición paisajística.
La visión de Pradial Gutiérrez sobre el parque revela con
mayor autoridad y precisión conceptual las características principales de este
significativo espacio público santafesino. Cabe recordar que el aludido
profesional (seguramente el arquitecto paisajista argentino más importante del
siglo XX), al visitar el lugar con docentes y alumnos de la Escuela de Diseño y
Artes Visuales, destacó su organización ponderando sus principales atributos.
Sostuvo en esa oportunidad (1994), que tanto el parque “Alberdi” como la plaza
“Colón” responden a estructuras de “formas geométricas de contundente
definición”, formas que recogen y potencian dos condiciones principales. Una
primera que habilita revelar la síntesis material del espacio, “hacer visible”
y reconocible las manifestaciones de su sintaxis y demás componentes, (ejes,
simetrías, objetos, caminos, recintos); un “mapa de referencialidad” necesario
para establecer claramente la organización y carácter de los lugares. Una
segunda condición consigna que las estructuras geométricas ayudan al
observador-usuario a encontrar y poder seguir ciertas “orientaciones y direcciones”
del espacio, necesario para percibir y luego apropiarse de los lugares y demás
elementos lúdicos “especificados en la estructura”.
Cada uno de estos tópicos, condiciones y significantes,
quedan claramente expresados en las estructuras geométricas utilizadas por el
arquitecto L. Van Lacke en sus proyectos: atributos que califican su condición
patrimonial.
Conservar el parque y su trazado original representa por lo
expresado el principal argumento en defensa de su integridad; ello no significa
dejarlo librado a su abandono sino recuperarlo conforme a la esencia de su
construcción histórica, es decir, aceptando las condiciones socio-culturales de
su materialidad. Creemos que sobre esta cuestión existen sobrados antecedentes
que no se han tenido en cuenta en el proyecto de reforma , tampoco se ven
aplicados los conceptos y métodos propios de la disciplina patrimonial: corpus
doctrinario que aparece palmariamente contrario al referido proyecto. Al
respecto, se observa que el mantenimiento del parque y su recuperación conforme
a pautas consensuadas siguiendo técnicas en la materia, no significa oponerse a
los naturales progresos que debe tener una ciudad. Lo que resulta quizá
desproporcionado y en cierto modo pueril, es el destino de la intervención;
pensamos deben buscarse otras alternativas al acuciante problema de
estacionamiento en el área central, posiblemente planteando soluciones más de
fondo como lo han hecho otras ciudades. Por lo que no parece razonable enajenar
parcial o totalmente el subsuelo de un espacio público para construir cocheras.
(Decimos enajenar porque resulta eufemista pensar que en treinta años de
usufructo privado, posiblemente prorrogables, se pueda hablar de usufructo
público o de bien público).
Atento a ello, resulta a todas luces contrario al patrimonio
y excesivo en sus implicancias culturales la idea de suprimir el trazado
histórico del Parque Alberdi para adecuarlo a otros usos; desaparecería con
ello un testimonio valioso que documenta una parte importante de la historia de
los santafesinos para cumplir un destino vacío de significados.
De prevalecer la tesis reformadora, en el sentido de
descartar la idea de conservar la estructura histórica del parque, cabría
preguntar, ¿no resulta posible atemperar el proyecto?; hacer que los sectores
nobles del parque (Monumento a la Madre, mástil y puerta urbana sobre el eje de
calle 1ra Junta, con sus caminos y glorietas), ¿puedan conservarse y
potenciarse con la idea de su puesta en valor?; del mismo modo, y en pos de
seguir manteniendo la articulación del parque Alberdi con la plaza “Colón”, ¿no
se pueden buscar formas de armonización que permita conservar la proverbial
relación que existe entre ambos espacios?
Las preguntas revelan la intención por resolver una aporía
preocupante, dar una opinión sobre la discordancia planteada en nuestra ciudad
ante las obras del Parque Alberdi. Creemos que las cartas están dadas, solo
queda confiar en la responsabilidad de los actores, sin dejar de manifestar que
las decisiones técnicas y políticas podrán seguir reproduciendo la anomia
urbana de las construcciones que destruyen, o podrán comenzar a transitar otros
caminos, poder pensar las obras y la ciudad desde la alteridad de posiciones
diferentes.
Finalmente y para tener en cuenta: ¿Qué ofrece en primera y
última instancia una ciudad sino sus propios patrimonios? ; ¿Qué
sustentabilidad estamos pensamos para los mismos si una amenaza permanente los
coloca en la mira de las construcciones que destruyen?
Nota: este texto del Arq. Carlos María Reinante fue acercado por Guillermo Aleu.
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El Arquitecto Carlos
María Reinante ha sido becario del Gobierno de España, de la Provincia de Santa
Fe y del FOMEC. En la ciudad de Santa Fe fue Regente de la Escuela de Diseño y
Artes Visuales y Director del Liceo Municipal, ambos por concurso, y presidente
de la Comisión de Defensa del Patrimonio Cultural por quince años. Entre 2001 y
2008 se desempeñó como Director de Patrimonio y como Subsecretario de
Patrimonio Cultural de la Municipalidad de Santa Fe.
PREMIOS Y DISTINCIONES:
PREMIO LATINOAMERICANO a la “Mejor Intervención en obras que involucren el
Patrimonio Edificado 2006”. Sociedad Central de Arquitectos y Centro
Internacional para la Conservación del Patrimonio Argentino. 2006. MENCIÓN
ESPECIAL. Premio Rotary Internacional por Actuación en Defensa del Patrimonio
Histórico de la ciudad de Santa Fe. 2005. PREMIO NACIONAL A LA EXCELENCIA.
Proyecto: “Por la defensa del patrimonio histórico de la Ciudad”. Instituto
Argentino de la Excelencia. 2004.