La voz de León Gieco se
escuchaba intensa sobre las imágenes del documental presentado en el salón de
actos de Sadop Santa Fe. Las imágenes sirvieron de
introducción para presentar una revista-libro sobre los
docentes privados desaparecidos y asesinados durante la última dictadura cívico
militar.
Ante un auditorio lleno, el Secretario General del gremio,
Pedro Bayúgar, mencionó que “la presentación de esta publicación que hoy
entregaremos a representantes de diferentes organizaciones sociales, gremiales
y políticas pretende rescatar la memoria de compañeros y compañeras docentes
que fueron víctimas de la dictadura, pero a la vez el compromiso de
asumir sus banderas de lucha, ya que muchos de ellos también fueron militantes
y desarrollaron actividad gremial.”
La publicación lleva el título “Trabajadores/as de la Educación
Privada desaparecidos y asesinados”, y es un homenaje que el gremio hace a las
víctimas de dictadura cívico militar en la provincia de Santa Fe. Un informe que
también será distribuido en los establecimientos educativos para visibilizar este
trabajo de investigación que intenta aportar a la construcción de la memoria
colectiva. La revista-libro señala que el objetivo es “recordar y reconocer de
muchos compañeros y compañeras que pusieron el cuerpo y las ideas para
construir un país más justo, solidario e
inclusivo, apostando a la educación como herramienta transformadora.”
Bayúgar continuó diciendo: “Muchas veces se habla de
educación con calidad, cuando en realidad ese término no nos gusta. Sí,
preferimos hablar de una educación comprometida con la realidad de los alumnos
y de la sociedad del lugar, una educación que sea liberadora. Teníamos una
deuda como gremio con estos compañeros y compañeras que permanecieron olvidados.
Ahora podemos conocer sus nombres y sus historias. En el documental vimos la
imagen del cuadro de Videla cuando era bajado, es un símbolo de otros cuadros que
nosotros también debemos bajar, por ejemplo en el ámbito educativo de quienes
hicieron silencio cuando hubieran podido hablar. Debemos bajar los cuadros de quienes
hoy gozan de cierto prestigio y no dudaron en aquellos tiempos de firmar la baja
a los cargos por abandono de trabajo, de las personas que eran secuestradas y
desaparecidas.”
En el acto no sólo se encontraban representantes de
organizaciones, también había familiares de estos trabajadores y trabajadoras, quienes
no ocultaban la emoción en sus rostros por este homenaje que se estaba llevando
a cabo. El pañuelo de Otilia Acuña, una activa Madre de la Plaza de Santa Fe se
destacaba en primera fila. Estaba presente como militante de los derechos humanos,
pero también como madre de Nilda, una maestra de la escuela parroquial del barrio
Santa Rosa de Lima, que había desarrollado su actividad en las aulas radiales y
bregado intensamente por mejoras para el barrio. Tenía 30 años cuando la asesinaron
en la puerta de su casa en presencia de su madre y de sus tres hijos. La foto
de Nilda, la del establecimiento parroquial donde trabajaba, el mural de
homenaje a ella y a su compañero Luis hecho en el barrio, también son parte de
las páginas de la publicación editada.
Esta investigación es un primer paso para seguir indagando sobre la memoria colectiva, que
nos interpela como sociedad y como bien se escribe en la introducción del material publicado “Una memoria
hecha de recuerdos, de aromas, de imágenes claras o difusas, con la huella de una
risa, de un llanto, de un grito o de una caricia.”
Una memoria que también se hizo canción no sólo con León al principio, sino también al final del acto cuando Cecilia Santa María,
secretaria de cultura y derechos humanos de Sadop, invitó a Carlos Speciali
y Franco Ramírez a cantar sus canciones, también están publicadas en la
revista-libro como tributo artístico de ese “dolor que hoy es transformado en
la lucha y se nutre de amor en los hijos de todos los hijos.”
Daniel Dussex - eh! Agenda Urbana