Se murió un nene de dos años y medio. Hoy me costó armar la
oración y contarlo en radio. Un día y medio con la esperanza que el final no
sea trágico. Fue en vano. ¿Qué hicimos los medios en general? Contribuimos a la
búsqueda publicando la fotografía en momentos en que, ojalá hubiera sido así,
se sospechaba que hasta podría haber sido robado de su vivienda en Arroyo
Leyes. Pero para algunos no alcanzó y cuando digo algunos me refiero a varios.
Estoy hablando de los que desconocen con dolo la función social que deben
cumplir los medios de comunicación y que escriben ética con h.
Fue un accidente, el nene se murió ahogado, punto y aparte.
A ustedes, todos los que trabajan en favor de las primicias, les decimos (en
nombre de muchos colegas), que pueden quedársela. Se las regalamos, no nos
interesa, sigan revolcándose en el lodo de la muerte.
Continúen ustedes regodeándose con este circo de simular más
dolor que los propios familiares y tratando de que alguno de ellos, casi sin
reacción por el espanto de lo ocurrido, les conteste sus ridículas preguntas de
¿cómo se encuentra la madre? o ¿qué se siente?
Lo van a seguir haciendo, seguirán jalando del dolor ajeno
hasta que la película que venden llegue a su fin. Son capaces y ocurrió, de
creer que es un orgullo darle la "noticia" de la muerte a la madre.
Muy bien, por si algo le faltara a la puta primicia necrológica, ahora también
hay campeonatos para ganarle de mano a la autoridades que deben ocuparse de
esto.
Están ahí primeros, son los mercaderes de la oscuridad, son
los que relatan como si fuera un partido de fútbol la manera en que se ahogó un
pibito. Lloran, se hacen los compungidos, pero después se vuelven sonrientes
porque, para ellos, contarlo primero es más importante que todo.
Y se cagan en el respeto, escudados en la necesidad de
"informar" y no son capaces de comportarse como seres humanos frente
al dolor.
Del otro lado estamos los que vemos estas cosas y nos da
mucho asco. Vuelvo a reiterar, no es un solo periodista, son varios, es parte
de la moda de relatar el dolor con una actitud miserable que genera arcadas.
¿Quiéren la primicia? Listo, se la pueden llevar tranquilos.
Maxiliano Ahumada - Periodista de Santa Fe