Además de suprimir definitivamente las castellanas “ch” y “ll”, la institución definió cambiarle el nombre a varios vocablos y prohibir algunas expresiones. La Real Academia Española (RAE) es una institución cultural
con sede en Madrid, capital de España. Junto con otras academias
correspondientes conforman la
Asociación de Academias de la Lengua Española.
La “ve corta”, ahora será uniformemente “uve” en todo el
ámbito hispánico. En consonancia, también recomiendan que a la “doble ve” se la
llame “doble uve”. Para la RAE, decir “y griega”, es complicado y se confunde
con la “i latina”, por lo que habrá que llamarla “ye”.
La asociación española dedicada a la lengua determinó, por
otro lado, la eliminación de la tilde en palabras con diptongos o triptongos
ortográficos, por ejemplo: “guion”, “truhan”, “fie, “liais”. También quitó el
acentro gráfico de palabras como “solo” (por más que refiera al adverbio) y de
pronombres demostrativos como “este”, por más que puedan existir ambigüedades
en el significado. La tilde vuela además de la conjunción disyuntiva “o” cuando
se usa para separar cifras.
La RAE clarificó a su vez el uso de los prefijos y unificó
criterios: cuando van al lado de una sola palabra, van pegados, no importa cual
sea el vocablo en cuestión (“antiadherente”, “exjefe”, “vicesecretario”,
“probritánico”). Cuando la palabra principal empieza con mayúscula, se separan
entre sí con un guión (“anti-ALCA”, “mini-USB”, “pro-Chávez”). Sólo se admiten
casos en que el prefijo va separado de la base, cuando esta está conformada por
más de una palabra, como es el caso de “ex relaciones públicas”, “anti pena de
muerte” o “pro derechos humanos”.
Los conceptos extranjeros incorporados en las construcciones
gramaticales españolas o castellanas deberán, además, marcarse en cursivas
preferentemente (también pueden ser comillas) si se utilizan en su idioma
original. No así si se castellanizan, por ejemplo: “Me encanta el ballet
clásico / Me encanta el balé clásico”. Se incluyen también todas las palabras
del latín que no hayan sido incorporadas al lenguaje español como “post mortem”
o “status quo”.