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Queca Kofman y la imagen de su hijo Jorge |
En Tucumán fueron condenados 10
represores en la causa “Villa Urquiza”, por crímenes de lesa humanidad. Una de
las víctimas, Jorge, es hijo de nuestra Madre de Plaza de Mayo, Queca Kofman.
“Ayer fue un día de Justicia”, escribieron en las redes Hugo Kofman y Julia Gaitán, quienes estuvieron presentes el martes 23 en Tucumán. Y agregaron: "Los genocidas tuvieron condenas, todo el mundo festejaba. El nombre de
nuestro Jorge apareció una y otra vez entre las victimas de estos asesinos,
nosotros levantabamos en alto su foto, orgullosos de nuestro hermano y
sentímos su presencia y la de todos sus compañeros en esa sala que se llenó de
cánticos, risas, alegrías y lágrimas."
EL JUICIO
El Tribunal Oral Federal (TOF) de Tucumán condenó a los
10 imputados en la megacausa "Villa Urquiza" por crímenes de lesa
humanidad, tres de ellos a prisión perpetua, mientras que efectuó un
pronunciamiento inédito al considerar que las secuestradas en el penal
sufrieron actos considerados de violencia contra la mujer. Los condenados a
prisión perpetua son Juan Carlos Medrano, Pedro García, ex jefe de la guardia
del pabellón "de la muerte" y Héctor Valenzuela, quienes fueron
hallados culpables de los delitos de violación de domicilio, privación
ilegítima de la libertad, torturas, delitos sexuales y de los homicidios de
Juan Torrente y Juan Carlos Suter.
Las otras condenas son: Arturo Álvarez (25 años), Angel
Audes (20 años), Jorge Omar Lazarte (18 años), Augusto Montenegro (16 años),
Francisco Ledesma (16 años) y Heriberto "El Tuerto" Albornoz (8
años).
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Queca Kofman en Tucumán, cuando fue a declarar |
El tribunal decidió que los condenados deben cumplir arresto
efectivo en el penal de Villa Urquiza para evitar posibles fugas, mientras que
dispuso que una junta médica determine si el condenado Audes está en
condiciones físicas de ser alojado en ese lugar o sigue con detención
domiciliaria.
La fiscalía había solicitado prisión perpetua para Medrano,
García y Valenzuela, aunque la lista incluía a Ledesma, Lazarte y Audes.
El fiscal Pablo Camuña se mostró conforme con la sentencia,
ya que "representa mucho de la gravedad de los ilícitos y toma en cuenta
los testimonios de las víctimas que declararon durante el debate y por eso se
van contentas con el fallo".
Lilian Reynaga, quien participó del juicio en calidad de
víctima-testigo, consideró que "es una sentencia ejemplar" y afirmó:
"estoy muy feliz porque se hizo justicia".
Con respecto a la pronunciación del tribunal sobre la
situación que vivieron las mujeres dentro del penal de Villa Urquiza valoró el
pronunciamiento de los jueces porque "es un aporte conmovedor".
"Me sorprendió la posición de los jueces porque esto fija un precedente y
deja demostrado que cuando se habla de torturas no se lo hace en términos
generales sino desde el abuso y la humillación sexual que sufrimos las
mujeres", dijo.
"Esto debe quedar definido dentro del Código
Penal", sostuvo Reynaga durante el diálogo con Télam luego de escuchar el
fallo.
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Queca Kofman en Famaillá donde fue secuestrado su hijo |
Julia Vitar, querellante de la familia Kofman, sostuvo que
"las penas que les dieron a los imputados son importantes y están acordes
con los delitos por los cuales estaban acusados en el proceso".
"En lo particular, como representante de la familia
Kofman, puedo decirles que sus integrantes quedaron más que contentos porque es
un caso bastante complicado debido a la dificultad probatoria que teníamos al
no encontrar testigos para que presten declaración", indicó.
Vitar insistió en que la tarea "fue ardua, pero
considero que hicimos un buen trabajo coordinado con las querellas".
"Creo que el tribunal pudo escuchar que nosotros vamos a seguir exigiendo
condenas en cárcel común, perpetua y efectiva", indicó el abogado.
El juicio, que comenzó a mediados de septiembre, fue el
décimo por delitos de lesa humanidad que se celebró en esta provincia, el
segundo de la magnitud de un megaproceso (el primero fue "Arsenales
II-Jefatura II") y la mayoría de las 39 víctimas han sido funcionarios o
militantes políticos o gremiales.
EL TESTIMONIO DE QUECA
Reproducimos la crónica periodística publicada en el diario La Gaceta de Tucumán, el 26 de noviembre del corriente año, en ocasión de la declaración que hizo Queca Kofman ante la Justicia tucumana:
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Hugo Kofman y Queca esperando para declarar en Tucumán |
“Llegué al alambrado y grité por Jorge”
¿Es amiga, enemiga, deudora o acreedora de alguna de las
partes? “Soy madre de un desaparecido”. La respuesta de Celina “Queca” Kofman a
la pregunta de rigor del presidente del Tribunal Oral Federal (TOF), Carlos
Jiménez Montilla, anunció la crudeza del testimonio.
Con su pañuelo blanco en la cabeza y con una enorme foto de
su hijo, Jorge Kofman, sobre el pecho, la mujer de 91 años contó las
circunstancias de la desaparición del estudiante de Filosofía y miembro del
Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) de 23 años.
Jorge estudiaba en Córdoba, pero por su militancia se
encontraba en Tucumán cuando fue secuestrado. “Sabemos que estuvo aquí porque
nos envió fotos y cartas”, afirmó “Queca” y exhibió una imagen de su hijo en la
Casa Histórica, fechada de puño y letra por la víctima en mayo de 1975. Relató
que la siguiente noticia que tuvo de él fue que lo habían detenido. “En agosto
de 1975 nos avisó un compañero de militancia, (Enrique) Gorriarán Merlo”,
añadió.
Hugo Kofman, hermano mayor de Jorge, consignó que había
desaparecido durante las primeras semanas de julio. La familia residía en Santa
Fe y apenas supieron sobre lo ocurrido, comenzaron a viajar a Tucumán para
tratar de encontrarlo. En la provincia contactaron al abogado radical Ángel
Gerardo Pisarello. “Fue el primero que presentó un habeas corpus, con resultado
negativo. Por él supimos que había estado herido y que lo había cuidado una
familia cerca de Famaillá. Ellos lo habrían llevado en sulky hasta la ruta para
que tomara un colectivo de ‘El Cóndor’ a Córdoba y de ahí lo habrían bajado”,
recordó. Agregó que lo habrían reconocido, posiblemente en un control, porque
había estado detenido antes.
Por presos conocieron que Jorge pasó al menos por el centro
clandestino de detención “La Escuelita” de Famaillá y por las cárceles de
Concepción y Villa Urquiza. En Famaillá, lo habrían visto en muy mal estado de
salud por las torturas.
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Militantes de Derechos Humanos acompañaron a Queca |
“Queca” fue contundente al describir cómo estaba Tucumán en
esa época: “era una ciudad sitiada. Pisarello nos recomendó que Hugo no
anduviera solo por la calle y que no habláramos en los taxis. Creímos estar en
el infierno mismo. Comenzaron a aparecer cadáveres y cadáveres”. Convencida de
que su hijo estaba en Famaillá, se acercó a “La Escuelita”. “Sentí que mi hijo
estaba ahí, fue la intuición de madre. Me detuvieron y encañonaron antes de
llegar. Lloré tanto para que me dejaran acercar… Pude llegar hasta el alambrado
y grité con toda la fuerza el nombre de Jorge. Nunca sabré si me escuchó”,
lamentó quebrada.
La familia efectuó presentaciones ante la Justicia,
organismos nacionales e internacionales. Ninguno tuvo resultado. “Poco antes de
que lo secuestraran y asesinaran, Pisarello nos dijo que había una pista
positiva y que debíamos encontrarnos en un lugar que no fuera Tucumán ni Santa
Fe. Poco después el abogado desapareció y no supimos a qué se refería”, añadió
Hugo. Inmediatamente, resaltó la valentía y el compromiso del letrado. El
público estalló en un aplauso espontáneo. “No sólo nos arrebataron a nuestros
hijos y los asesinaron en campos de concentración, sino que quisieron
borrarlos. No nos dieron siquiera el consuelo de un duelo. Los había tragado la
tierra”, expresó la militante conmovida.