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Diego Lagomarsino en escena frente a las cámaras |
Diego Lagomarsino, el único imputado en la causa Nisman,
ratificó su versión pero no logró despejar dudas sobre el motivo por el cual le
entregó el arma al fiscal, el relato tuvo algunas incongruencias que no atenúan
las sospechas sobre su rol.
Gabriel A. Morini
No te preocupes porque no la voy a usar." Esta fue una
de las últimas frases que el fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman le habría
dicho a su asesor Diego Lagomarsino, según la versión que él mismo relató sobre
lo que ocurrió el día en el que le prestó el arma Bersa calibre.22 con la que
se habría suicidado horas más tarde. En una conferencia de prensa junto a su flamante
abogado, el penalista Maximiliano Rusconi, en la que sólo respondió preguntas
el letrado, el especialista en informática brindó ayer una detallada exposición
sobre su último contacto con el fiscal el sábado 17 de enero, en la que reiteró
los términos de su declaración como testigo ante la fiscal que investiga la
muerte de Nisman, Viviana Fein. Aseguró que el fiscal insistió en que le
facilite un arma por temor a un ataque mientras circulaba en su auto junto a
sus hijas. "No lo conoce a (Jaime) Stiuso", buscó aclarar su abogado
acerca de su posible relación con el ex hombre fuerte de la Secretaría de
Inteligencia, desplazado en diciembre.
Con una cuota de puesta en escena, y un discurso controlado,
Lagomarsino rompió el silencio, y en su primer testimonio público no terminó de
despejar algunos de los interrogantes que la propia justicia tiene bajo
investigación. Tenso, visiblemente cansado pero sin jamás perder el hilo del
relato sobre su versión, se presentó ante decenas de cámaras y periodistas acompañado
por Rusconi, que anticipó que el imputado por haberle prestado el arma a Nisman
sin ser legítimo usuario no respondería preguntas. Pero el abogado –cuyo
estudio en la Avenida Córdoba al 800 fue la sede del encuentro– aseguró que sus
dichos aportarían elementos para un "chequeo probatorio" de su
coartada. Tampoco se privó de darle un tinte político a la conferencia:
anticipó que pedirá la declaración testimonial de la presidenta Cristina
Fernández, quien puso de relieve las sospechas que tiene el gobierno sobre el
rol que pudo haber tenido el joven y su accionar ligado sectores desplazados de
los servicios de inteligencia.
DUDAS E INCONSISTENCIAS
"El sábado en mi casa
me aparece una llamada privada, 4:25, 4:26 hs. No la escucho, vuelve a
sonar y atiendo. Era Alberto Nisman, diciéndome: 'por favor ¿podés venir?'
Llego a Puerto Madero, no recuerdo si 20 minutos después." El horario del
primer ingreso de Lagomarsino no
coincide con lo establecido en los registros de ingreso de las torres Le Parc,
que fue fijado en torno a las 15:30. Pese a que coincide el relato en el hecho
de que se anuncia e ingresa por un costado del edificio para subir luego por el
ascensor de servicio, según estableció la fiscal Viviana Fein el horario de
acceso es otro. Cuando sean peritadas las imágenes del ascensor de servicio se
podrá corroborar cuál fue el verdadero horario de ingreso al edificio.
"Una de las cosas que Nisman me dijo es que él la iba a
guardar (el arma) en la caja de seguridad, y al día siguiente la iba a guardar
en la guantera, cuando saliera con las chicas (en referencia a las hijas del
fiscal).” Lagomarsino interrumpió a su abogado sobre el final de la declaración para hacer el agregado luego
de haber detallado el pedido del fiscal del arma, y qué elementos le dejó
cuando en su segunda visita le facilitó la Bersa calibre 22. Pero la aclaración
no resultó coherente ya que ambas hijas de Nisman estaban en Europa y
precisamente el fiscal regresó de un viaje sin la mayor de ellas, que quedó en
España.
“Cuando subí le pregunté si iba a tener más repercusión de
la que pensaba (por la denuncia contra el gobierno). Me responde que sí, que
'incluso mi madre tuvo que ir al supermercado por mí el día de hoy' ". El
relato expuesto por Lagomarsino de ese acontecimiento es reforzado por el hecho
de que dijo haberse cruzado con un carro de supermercados en el ascensor de
servicio, lo cual le molestó por estar fuera de lugar. Pero no coincide con lo
declarado por el vicepresidente de la DAIA, que sostuvo que un familiar de
Nisman le contó acerca de la existencia dentro del departamento de un listado
con compras pendientes para ser realizadas por el personal doméstico el lunes.
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Lagomarsino junto a su abogado |
“La legitimidad o no del contrato debe responderlo la
procuradora GilsCarbó que es quien firma los recibos de sueldo.” El abogado
Maximiliano Rusconi se desligó de la pregunta acerca de las tareas que
desempeñaba Lagomarsino en la unidad fiscal AMIA, por la que percibía un
contrato de locación de servicios por más de 40 mil pesos, aunque sus
actividades no estaban del todo establecidas en el marco de la pesquisa. Nisman
había contratado, mediante un acuerdo inusual para el Ministerio Público, a
Lagomarsino con el presupuesto de la fiscalía, que era administrado de forma
autónoma, e incluso data de una gestión anterior a la actual.
“Laboralmente presta servicios a la familia y ahí se
conocen. Cuando se muestra muy eficiente para solucionarle problemas es que es
convocado por el fiscal para trabajar en la unidad”. Así Rusconi graficó cómo
fue el desembarco de Lagomarsino en la unidad especializada sobre el atentado
terrorista más grande de la historia argentina. En su versión, el especialista
en informática resolvió problemas técnicos y de mantenimiento habituales en los
equipos de la familia de Nisman. En base a esto, presuntamente se gana la
confianza del fiscal, que decide convocarlo a la unidad de investigación con
tareas que implican un alto nivel de confidencialidad y especialización, por el
cual acordó un contrato muy elevado para lo usual en el Ministerio Público
Fiscal.