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Una de las pocas fotos que se oonocen de Stiuso |
“No, no hablé con Nisman. Desde
Navidad que no hablaba con él.” En pleno feriado de Carnaval se concretó,
finalmente, el testimonio del ex jefe de Operaciones de la Secretaría de
Inteligencia (SI), Antonio “Jaime” Stiuso. Su relato, preguntas de por medio,
ocupa apenas cuatro páginas y su primera afirmación fue que no habló con Nisman
el día anterior a su muerte. Sin embargo, el Nextel con el que se comunicó el
fiscal está a su nombre. En la declaración, Stiuso dejó en claro que ese
aparato figura como de él, pero que quien lo utilizaba era otro ex agente del
organismo, Alberto Massino, quien fuera director general de Análisis y hombre
de la absoluta confianza de Stiuso. A esa misma línea Nisman había llamado
también los días previos. Es evidente que ahora Massino deberá ser convocado a
dar testimonio. En la fiscalía de Viviana Fein reina la impresión de que la
esperada declaración no aportó nada sustancial para el esclarecimiento de la
muerte.
Después de declarar, Stiuso viajó
a Uruguay: lo hizo ayer mismo por tierra, vía la ciudad de Colón, Entre Ríos.
Es la vía que usa siempre cuando sale del país, para no dejar en evidencia su
verdadero destino. Había sido citado por la fiscal Fein por las llamadas de
Nisman a un celular suyo en los días previos a aparecer sin vida, cuando hizo
la denuncia por supuesto encubrimiento de los iraníes implicados en el atentado
a la AMIA. El ex jefe de Operaciones tenía 277 celulares a su nombre: era
previsible que dijera que no fue él quien habló con el fiscal en esos días.
Dijo –según pudo saber Página/12– que estaba al tanto de que Nisman trabajaba
en la denuncia contra Cristina Kirchner y otras personas, pero que él no
colaboró con esa pesquisa. Señaló que sólo se dedicaba a la del ataque
terrorista propiamente dicho, y que la causa era “la vida” de Nisman y la suya
también.
Cuando la fiscal le pidió
precisiones sobre quién usaba el celular en cuestión, Stiuso señaló a Massino,
otro ex agente desplazado, una persona de su máxima confianza que trabajó en la
causa AMIA. Como director de Análisis, Massino recibía información de las
distintas bases de la central de Inteligencia (incluso en otros países). Solía
acompañar a Stiuso a la mayoría de las reuniones.
Pese a que Stiuso en su
testimonio se despega de la denuncia por encubrimiento de Nisman, hay un dato
llamativo: según fuentes judiciales en el expediente AMIA las escuchas,
incluidas las que usó Nisman para denunciar a la Presidenta, fueron
transcriptas por la propia SI. Es algo inhabitual, ya que cuando un juez pide
intervenciones telefónicas la SI se limita a entregar los audios y el juzgado
se ocupa de que las transcripciones las haga alguna fuerza de seguridad. Las
escuchas de AMIA, según este relato, las recibía Nisman con un oficio muchas
veces firmado por Stiuso.
La relación de Stiuso y Nisman
era conocida en tribunales y despachos oficiales, y dieron cuenta de ella desde
el juez Rodolfo Canicoba Corral (a cargo de la causa AMIA) hasta el periodista
Santiago O’Donnell (quien también mostró los Wikileaks que revelaron que Nisman
recibía instrucciones de la Embajada de Estados Unidos). Ante Fein, el ex espía
reconoció el trato frecuente, que según dijo empezó con la creación de la
Unidad AMIA. Lo describió como una persona abocada a su trabajo y aseguró que
la noticia de su muerte lo había “sorprendido”.
El ex jefe de Operaciones había
sido relevado de la obligación de guardar secretos sobre lo que hizo y vio
desde que ingresó a la ex SIDE en 1972 hasta que se jubiló el 5 de enero. Pero
su declaración se ciñó a la muerte de Nisman y los días precedentes. Al
enigmático técnico informático Diego Lagomarsino, el dueño del arma (Bersa
calibre 22) desde la que salió el disparo mortal, dijo que no lo conoce y que
no había escuchado mencionarlo. Lagomarsino estaba contratado por Nisman por 40
mil pesos mensuales desde 2008, pero no está claro su trabajo. El mismo declaró
que el sábado 17 de enero, Nisman lo convocó a su departamento en Puerto Madero
y le pidió un arma porque desconfiaba de la custodia y temía por sus hijas. El
informático, de 35 años, volvió a su casa en zona norte a buscar la pistola (lo
que corroboran las cámaras de la autopista) y dijo que se la llevó al fiscal al
anochecer. Al día siguiente Nisman fue hallado sin vida. La versión que
Lagomarsino hizo llegar a este diario a través de una jueza a la que le pidió
ayuda tenía una diferencia: decía que Nisman le había comentado que fue Jaime
(Stiuso) quien le advirtió que no confiara en sus custodios y cuidara a sus
hijas.