La ex del fiscal, Sandra Arroyo Salgado, y el amigo personal, Diego Lagomarsino, enfrentados en el caso en el que la muerte de Nisman sigue teniendo la carátula de "muerte dudosa".
Por orden de la jueza Fabiana
Palmaghini, y a pedido de Sandra Arroyo Salgado, la Policía Metropolitana
allanó ayer durante más de seis horas el departamento donde vive en Martínez
Diego Lagomarsino, el informático de confianza de Alberto Nisman. La ex esposa
del fiscal fallecido intentó vincular al técnico con la muerte en una
presentación que hizo el viernes último en base a datos del informe de sus peritos
forenses, quienes ubican el deceso el sábado 17 de enero en la tarde-noche, una
franja en la que Lagomarsino declaró haber estado en el departamento de Nisman
quien, según su relato, le pidió prestada el arma de la que salió el disparo
mortal. Arroyo Salgado intenta rebatir los resultados de la autopsia y las
pericias oficiales, que apuntan a un suicidio ya que por ahora no hay rastros
de participación de terceros y que sitúan la muerte el domingo al mediodía.
También apunta a desacreditar que haya sido el propio fiscal quien se conectó a
Internet ese domingo por la mañana, como se certificó al inicio de un peritaje
tecnológico, que fue interrumpido abruptamente por la intervención de Arroyo
Salgado, quien sugirió que el joven informático podía acceder a esa computadora
en forma remota. El abogado de Lagomarsino, Maximiliano Rusconi, presentó un
recurso para que la jueza reanude ese estudio, en el que se iba a analizar el
contenido de teléfonos, computadoras, discos, agenda y otros artefactos del
fiscal de AMIA. “Es una de las pocas veces que me ha tocado enfrentar a una
querella que tiene por objetivo obstaculizar la investigación”, le dijo Rusconi
a Página/12.
Los agentes de Delitos
Informáticos de la Policía Metropolitana llegaron al edificio donde vive
Lagomarsino, en Monseñor Larrumbe 3151, cerca de las 17.30 y entrada la noche
continuaban revolviendo la vivienda. Incautaron una ipad, dos ipods, al menos
un pendrive, discos compactos, discos rígidos, la memoria de una cámara,
consolas de juego de sus hijas, cd’s que contendrían series de televisión y
también se llevaron ropa y una zapatilla de Lagomarsino. La orden de la jueza
Palmaghini pedía el secuestro de notebooks y televisores inteligentes, pero
sólo habrían encontrado un televisor viejo. Computadoras, ninguna. Tampoco se
habría hallado ninguna documentación vinculada con el caso.
Lagomarsino es el único imputado
hasta el momento en el expediente, por haberle entregado a Nisman sin ser
legítimo usuario el arma que le causó la muerte, una Bersa calibre 22. El
informático declaró enseguida en la fiscalía de Viviana Fein que él había ido a
ver al fiscal el sábado 17 de enero a la tarde, alrededor de las cinco, y que
allí le pidió prestada un arma con el argumento de que desconfiaba de su
custodia y temía por sus hijas. Lagomarsino dijo que volvió a su casa en zona
Norte, buscó el arma, y se la llevó, cuando ya eran cerca de las ocho. Las
cámaras de Autopistas urbanas y Autopistas del sol, por los horarios en que
atravesó los peajes, corroboran su relato. La última lo capta de regreso
pasadas las 20.30. Cuatro días antes, Nisman había presentado la denuncia por
encubrimiento contra la Presidenta, el canciller Héctor Timerman y otras
personas. El lunes 19 tenía que presentarse en el Congreso para explicar los
pormenores. El domingo 18 su madre, Sara Garfunkel, lo encontró sin vida en
baño del departamento.
Arroyo Salgado hizo bien
explícita su embestida el jueves de la semana pasada, cuando encabezó una
conferencia de prensa en la que dijo que, a través de un dictamen de sus
peritos –Daniel Salcedo, Julio Ravioli y Osvaldo Raffo– tenía evidencias
“científicas” de que la muerte de Nisman no fue ni accidente ni suicidio, sino
que lo mataron. Allí surgieron los primeros datos que hacían suponer que
comenzaba a apuntarle a Lagomarsino. El allanamiento de ayer es parte de esta
pelea, que en realidad tuvo un punto álgido antes, el miércoles de la semana
pasada. Ese día, por una orden que había firmado Fein el 5 de febrero se inició
después de casi un mes de idas y vueltas un peritaje informático destinado a
extraer y analizar el contenido de los celulares, computadoras, ipad, agenda,
discos rígidos y otros artefactos de Nisman. La fiscal había dicho públicamente
que era un estudio clave para saber cómo habían sido las últimas horas de
Nisman y en qué situación se encontraba. Los peritos de parte, coordinados por
la división Apoyo Tecnológico de la Policía Federal, se reunieron y apenas
comenzaron a analizar la primera computadora, surgió que el navegador había
sido utilizado el domingo por la mañana. El perito de Lagomarsino enseguida
indicó que eso podía ser indicador de que el fiscal estaba con vida. El perito
de la querella se retiró por un rato, y cerca de media hora después llegó una
resolución de la jueza, que impedía a los peritos “visibilizar” lo que había en
los artefactos y ordenaba que fuera enviado a su juzgado.
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Allanamiento a la casa de Diego Lagomarsino |
Palmaghini instaló el viernes el
secreto de sumario y con fecha de anteayer, domingo 8, firmó una resolución. El
texto dice que hace lugar al pedido de Arroyo Salgado -jueza federal de San
Isidro- porque toda querella tiene derecho a “incorporar y sugerir medidas de
prueba”. A la vez, señala que le llama la atención “la urgente diligencia
reclamada más de cuarenta días después de ocurrido el deceso de Nisman” y
advierte que “desentona” con “el ritmo impreso a la obtención de las cámaras de
seguridad de Le Parc” (que, explica, darían cuenta de la vestimenta que llevaba
Lagomarsino cuando fue a ver al fiscal a su casa y que “se pretende incautar”)
así “como el tiempo exhibido por la pericia que a raíz de diversos planteos se
encuentra virtualmente paralizada desde hace un mes”. Esto último alude al
peritaje informático que resultó interrumpido, también por pedido de la ex
esposa del fiscal fallecido, medida que ayer fue cuestionada por Rusconi,
defensor del técnico. Rusconi le pidió a la propia jueza que revoque su
decisión y que se reanude el estudio sin tener que llegar a la Cámara de
Apelaciones. Para él, la objeción de la querella fue “extemporánea” ya que
había consentido la realización y el inicio del peritaje y que el único objetivo
que entrevé es que se dilate el proceso.
“Es llamativa la preocupación de
la querella por impedir el acceso procesal a la información que surge de la
computadora personal de Nisman. Es una de las pocas veces que me ha tocado
enfrentar a una querella que tiene por objetivo obstaculizar la investigación”,
le dijo Rusconi a Página/12. “Yo nunca afirmé, contra lo que dice Arroyo
Salgado, que el acceso a la computadora de Nisman el día domingo en horas de la
mañana puede haber sido remoto. Todas las partes sabían ya el jueves y el
viernes cuando pidieron el allanamiento que está certificado técnicamente que
el acceso fue local (desde el departamento en Puerto Madero)”, añadió. A eso se
refiere uno de los señalamientos de la jueza Palmaghini: dice que cuando se
inició el análisis tecnológico se estableció que había una navegación por
internet a las 7.36. Había conexiones con al menos tres portales de diarios
(Perfil, La Nación y Clarín) y con el correo personal, como informó Página/12.
Palmaghini señaló como una contradicción que la querella le reclame evitar
filtraciones a la prensa y que pida un allanamiento por email. Aun, con estos
reparos, el departamento de Lagomarsino fue revisado de punta a punta hasta la
noche.