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El Presidente de la Corte Suprema de Justicia |
Sorpresa entre los familiares de las víctimas por una
declaración del presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, sobre la
investigación del atentado a la embajada de Israel.
Por Raúl Kollmann
En su mensaje de apertura del año
judicial, el presidente de la Corte aseguró que en la investigación por el
ataque a la embajada hubo un fallo. Pero en esa causa no se averiguó nada, no
hay culpables y tanto en el fallo de 1999, de la Corte anterior, como en el de
2006, presidida por Lorenzetti, se planteaba profundizar la investigación.
El presidente de la Corte
Suprema, Ricardo Lorenzetti, se despachó ayer durante su mensaje de apertura
del año judicial con una frase que dejó azorados a los familiares de las
víctimas del atentado contra la Embajada de Israel. Sostuvo que “hubo una
sentencia de 1999 que determinó la materialidad y la imputabilidad del hecho.
Se encontró culpable al grupo Hezbollah. Es cosa juzgada”. El titular del máximo
tribunal trató así de justificar la actuación de la Corte, pero el expediente
muestra que en esa causa no se averiguó nada: ni quién entró al país para
cometer el atentado, ni quién compró la camioneta con la que supuestamente se
perpetró el ataque, ni de dónde salieron los explosivos, ni quién tuvo la
camioneta en los días previos al atentado, ni quién la manejó hasta Arroyo y
Suipacha, ni quiénes sirvieron de apoyo a la masacre. Lorenzetti intentó
contestarle a la presidenta Cristina Kirchner, quien en su discurso de apertura
de sesiones justamente señaló que la Corte no avanzó un paso en el
esclarecimiento del ataque. Y la realidad es ésa, que no se investigó ni se
averiguó nada.
La frase “cosa juzgada” provocó
más que sorpresa entre los familiares de las víctimas, ya que el fallo citado,
y otro de 2006 que Lorenzetti prefirió olvidar, dicen exactamente lo contrario.
La acordada del 23 de diciembre
de 1999, a la que se refirió Lorenzetti, no está dedicada a tratar globalmente
la investigación del atentado contra la Embajada de Israel. En verdad, es un
fallo en el que se sobresee a un personaje secundario del expediente, la iraní
Nasrim Mokhtari, una prostituta que alternaba en cabarets de París y a la que
un brasileño, Wilson Dos Santos, vinculó con el atentado contra la embajada. La
mujer, traída a la Argentina por la SIDE, estaba totalmente desquiciada,
deambuló como homeless y terminó en un psiquiátrico. La resolución de la Corte
dice dos cosas. El punto primero, “sobreseer parcial y provisionalmente a
Nasrim Mokhtari”. El punto segundo: “Concentrar el objeto procesal de la
presente causa en las líneas de investigación que se encuentran en pleno
desarrollo en el expediente principal”. O sea, la Corte menemista usó un fallo
respecto de una protagonista menor para decir en un segundo punto que las
líneas de investigación debían continuar en función de dos parámetros: que el
atentado fue cometido por la Jihad islámica, brazo armado de Hezbollah, y que
el ataque se perpetró con una camioneta Ford F-100, comprada en la avenida Juan
B. Justo a un fotógrafo policial, Antonio Galbucera, con un documento a nombre
de un brasileño, Ribeiro Da Luz.
En los hechos, aquello no
significaba nada. No se sabe por ejemplo quién era el tal Ribeiro Da Luz porque
el documento brasileño era falso. Tampoco se averiguó adónde llevaron la
camioneta y la orden de captura contra el jefe militar de Hezbollah, Imad
Mughnyah, no significaba nada, porque no había estado en la Argentina ni
existía constancia alguna de que alguien vinculado con él hubiera llegado al
país. Es decir que ayer Lorenzetti intentó transmitir la idea de que es una
causa resuelta, cuando en verdad se sabe mucho menos que del atentado contra la
AMIA.
2006
Lo asombroso es que en 2006, con
la Corte ya presidida por Lorenzetti, hubo otro fallo respecto de la embajada.
En ese momento, los familiares de las víctimas, encabezadas por Carlos
Susevich, que perdió a su hija Liliana, pidieron que el caso fuera considerado
de lesa humanidad, porque se había cometido por razones de raza o religión. La
Corte rechazó esta pretensión en un fallo emitido el 13 de diciembre de 2006,
pero dejó en claro que la causa seguía abierta. Dice el fallo: “Por ello se
resuelve. 1. Seguir investigando. 2. Que no es procedente pronunciamiento
alguno respecto de la extinción penal en la presente causa. 3. Reiterar las
órdenes de captura ordenadas en esta causa”. Es decir, no se menciona ninguna
cosa juzgada ni el cierre de la causa, sino lo contrario.
En realidad, el expediente
“Embajada” fue denunciado por los familiares como un verdadero escándalo. El
ataque se produjo el 17 de marzo de 1992 y como se trataba de una embajada,
considerada por las leyes territorio de otro país, correspondía que la
investigación fuera instruida por la Corte Suprema. El caso estuvo a cargo del
presidente del máximo tribunal en la época menemista, Ricardo Levene (h), quien
recién cinco años más tarde delegó la causa en el secretario penal de la Corte,
Esteban Canevari. Este decidió dar un paso elemental: contar las víctimas. En
1999, siete años después del atentado, Canevari estableció que los muertos
fueron 22 y no 29, como se difundió en los primeros años. Y esa es la razón por
la que hoy, en la plaza seca de Arroyo y Suipacha, hay un listado de las
víctimas con sólo 22 nombres y apellidos. La investigación fue tan mala –según
evaluaron los familiares– que tardaron siete años en contar los fallecidos.
EL CRÁTER
Durante todo ese tiempo, también
se desarrolló una discusión sobre la forma en la que se concretó el ataque.
Levene recurrió a tres ingenieros de la Universidad de Tucumán, quienes nunca
estuvieron en el predio, pero que mediante un modelo matemático y de
estructuras concluyeron que la explosión fue dentro del edificio. Eso
contradecía los peritajes realizados por la Policía Federal y Gendarmería, en
especial el comandante de esta última fuerza, Osvaldo Laborda. La cuestión fue
zanjada en una audiencia pública en la que los integrantes del máximo tribunal
se convencieron de la utilización de una camioneta bomba.
El fallo en el que se sostiene la
mecánica del atentado llama la atención: las voces autorizadas que aparecen
mencionadas son las de dos expertos antiterroristas, que todo indica fueron
aportados por la SIDE. Uno, israelí, Ariel Merari; el otro, norteamericano,
Bruce Hoffman, de la Rand Corporation norteamericana. Son ellos los que
mencionan a Hezbollah. Daba la impresión de que Estados Unidos e Israel ya
jugaban su partido.
Pero, además, se tomó en cuenta
una reivindicación del atentado atribuida a Hezbollah que, supuestamente, le
hizo llegar un comunicado al diario An Nahar, aunque el director del periódico dijo
que la fuente de la carta era desconocida. También hubo una desmentida de la
Jihad islámica y también una supuesta ratificación de la autoría mediante un
video. Los integrantes de la Corte dieron por válida la autoría de Hezbollah,
pero nada se estableció sobre quién vinculado a esa organización llegó a la
Argentina. Se trató de una imputación más política que basada en pruebas.
CAPTURA
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Familiares, y sobrevivientes del atentado |
Sea como fuere, Mughnyah fue
asesinado en septiembre de 2008 en Damasco, Siria. Le colocaron un artefacto
explosivo en el apoyacabezas de su camioneta. El hecho se atribuyó a la Mossad
israelí.
Hay que agregar que el ex
embajador de Israel en la Argentina, Itzhak Avirán, dijo el año pasado
“nosotros (por Israel), ya dimos cuenta de los responsables. La gran mayoría de
los culpables ya no está en este mundo y lo hicimos nosotros”. El propio
Alberto Nisman pidió la declaración de Avirán, lo que hasta el momento no se
concretó y la Presidenta volvió a reclamar que el ex embajador venga a la
Argentina a explicar sus dichos.
COSA JUZGADA
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Familiares de las víctimas en uno de los aniversarios del atentado a la Embajada de Israel |
El titular de la Corte se
defendió diciendo que por aquel fallo del máximo tribunal es cosa juzgada.
Página/12 intentó comunicarse con él para consultarlo al respecto, pero no
obtuvo respuesta. Juristas consultados por este diario afirmaron que “sólo hay
cosa juzgada cuando hay una sentencia firme que cierra el proceso con una
condena o una absolución”. En el caso “Embajada” no hay nada que se le parezca.
Nunca hubo un detenido, ni siquiera un sospechoso argentino que haya sido parte
de la trama local del ataque. Y por supuesto nadie fue llevado a juicio, ni
condenado, ni absuelto. La causa no está cerrada y lo reconoce la propia Corte
en dos fallos, los de 1999 y 2006. Pero, sobre todo, no podría estar cerrada ni
haber cosa juzgada porque no se avanzó en nada de lo concreto del atentado.