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La entrada a la casona que perteneció a un teniente coronel |
Una casona que pertenecía al teniente coronel Guglielmone, podría haber sido una de las "casitas" donde se llevaba detenidos para torturarlos, se investigará si hay enterramientos clandestinos en el lugar.
El predio es bellísimo. Está
ubicado a menos de un kilómetro de la comuna de Colonia San José, y todavía
está fresca la tierra alrededor de los cientos de álamos y palmeras que se
plantaron bordeando el perímetro frontal, para tratar de aislar los ruidos de
la ruta nacional 19.
Esos movimientos de suelo, y
rumores de que allí se estaría por construir un country, fueron los que
aceleraron la presentación de una denuncia, en la fiscalía federal, por hechos
sobre los cuales la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe,
y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) están recolectando
pruebas desde hace más de tres años.
Las sospechas indican que la
casona, ahora en ruinas, podría haber sido un centro clandestino de detención y
torturas y además, que en el bosquecito que le daba sombra a esa casa, podría
estar ocultando al menos 10 enterramientos clandestinos. El dato fuerte que
vertebró la investigación fue el testimonio de un ingeniero que en el año 2001
fue contratado por el dueño del terreno - que tiene una extensión de más de
1000 metros de largo por 800 de ancho - , para realizar trabajos de medición en
la zona.
Cuando las tareas llevaron al
equipo cerca de lo que había sido la edificación tipo casco de estancia,
encontraron en el suelo formaciones tipo tumbas. Sin embargo, alcanzaron a ver
muy poco, porque inmediatamente un encargado del lugar, les exige que se
retiren de esa zona y que no se volvieran a acercar.
Tras esa revelación, que se
conoció varos años después de ocurridos los hechos, los pasos siguientes fueron
contrastar los relatos de exdetenidos políticos de Santa Fe, sobre las
características de las “casitas de tortura” a las que habían sido llevados y de
las que hasta el día de hoy se conoce la ubicación, y averiguar a quién
pertenecía el campo. Ambas indagaciones profundizaron las sospechas.
LA CASA BENITO GUGLIELMONE
Los registros de propiedad
indican que todo el predio perteneció durante los años de plomo a Benito
Guglielmone, un teniente coronel, que integró la primera promoción del Liceo
General Belgrano de Santa Fe y a quien las historias de la dictadura lo
vinculan con el Destacamento de Inteligencia 122 y con Leopoldo Fortunato
Galtieri. Desde joven, Guglielmone se dedicó a los negocios inmobiliarios, tal
es así que junto con Eduardo Villa crearon los barrios privados La Tatenguita y
El Paso.
Hoy, el predio investigado
todavía está a nombre de la familia Guglielmone. Está ubicada a más de 500
metros de cualquier otra construcción, y sigue siendo un lugar desolado. Tiene
dos ingresos: uno por la ruta nacional 19, apenas pasando el puente que cubre
la vía del ferrocarril Mitre y otro en el fondo del predio, paralelo a la ruta,
que no está asfaltado y que también cruza las vías del tren.
La edificación tenía un primer
piso que ya no existe. Lo que sí se ven todavía son las baldosas rojas y el
sótano, al que se baja por una escalara de seis peldaños. Muy cerca de lo que
habría sido una galería hay un bebedero para animales y un tanque de tipo
australiano, por lo que se cree que podría haber habido un molino para la
extracción de agua. Todas estas características de ubicación acceso y
edificación coinciden con al menos seis testimonios dados ante el Tribunal Oral
Federal a fines del 2009, en la causa Brusa.
Un ejemplo es el relato que
realizó Carlos Pacheco, el 14 de octubre del 2009 en el TOF: “Yo fui detenido
por las fuerzas conjuntas el 31 de marzo de 1977. Soy trasladado en un
patrullero policial, un Ford Falcon, y ahí me tapan la cabeza y empiezan los
golpes. Me llevan a la seccional 4º, recibí golpes allí, submarino y luego me
llevan a la casita. Son conjeturas, yo estimo que estaba fuera de Santa Fe, en
la zona de Santo Tome o en las afueras de Santo Tome, atravesamos un paso
nivel, camino de tierra y al poco tiempo ingresamos a una especie de casa
quinta y ahí me aplican la picana eléctrica. Ahí en la casita estuve supongo
que tres o cuatro días, se pierde la referencia de tiempo y para trasladarme al
baño me tenía que arrastrar porque no podía movilizarme. (...) El retorno pudo
haber sido en el piso de la parte trasera de un auto. Paran a los 40 metros más
o menos y se comunican con un guardia y le dice no a los otros ya los
trasladaron, o sea que había algún guardia cerca del lugar”.
Con esta batería de elementos que
juntaron con el MEDH, el secretario de Derechos Humanos de la provincia, Horacio
Coutaz, firmó la denuncia que presentó ante el fiscal federal, Walter
Rodríguez, y solicitó que se realicen tareas de inspección, prospección y
localización de tumbas denunciadas. Además, pidió que se establezca una medida
de no innovar, para que el terreno denunciado no pueda ser modificado por sus
propietarios.
Fotografías: M. Testi / Diario
UNO
Gabriela Albanesi / Diario UNO