miércoles, 22 de abril de 2015

EL COLEGIO DE PERIODISTAS DE CHILE EXPULSÓ AL DUEÑO DE EL MERCURIO

Los sustentos de apartar a Agustín Edwards, hombre fuerte de la prensa chilena, fueron su rol como periodista y director de un medio en el marco de la conspiración, con recursos de Estados Unidos, para derrocar al Presidente Salvador Allende. 

El Tribunal Regional de Ética y Disciplina del Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas de Chile, presidido por Doris Jiménez, informó formalmente a la mesa directiva nacional su decisión de acoger el requerimiento que un grupo de colegiados, con el patrocinio del abogado Luis Cuello, presentó en noviembre de 2014 solicitando la expulsión del dueño de El Mercurio, Agustín Edwards Eastman.

La decisión, calificada de “histórica” por la presidenta del Colegio Javiera Olivares, se sustenta en el desempeño que Edwards tuvo a principios de los años 70 como periodista y dueño de El Mercurio, figura bajo la cual recibió fondos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos con el fin de desestabilizar mediante operaciones comunicacionales al gobierno de Salvador Allende Gossens.  Sus acciones propiciaron el golpe de Estado que las Fuerzas Armadas llevaron a cabo el 11 de septiembre de 1973.

A estos hechos se agregó su rol en abril de 1987 como director del mismo medio a raíz de la visita del Papa Juan Pablo II, ocasión en que El Mercurio se prestó para un montaje de los organismos de seguridad del Estado para legitimar la detención y posterior tortura de  Iván Barra Stuckrath y Jorge Jaña Obregón.  El mecanismo fue publicar sus fotografías bajo el título “Identificados violentistas del PC en el Parque O’Higgins”, en complicidad con el gobierno de la época.

 “Esto es un paso muy importante para nuestro colegio.  Indica que a estas alturas de nuestra democracia un organismo colegiado como el nuestro, que defiende la democracia, no está dispuesto a tener integrantes que hayan cometido actos con los cuales se hicieron cómplices de momentos tan oscuros para Chile.  De tortura, detención y de muerte” expresó Olivares al comunicar la decisión.

Javiera Olivares explicando la decisión a la prensa
En este sentido, indicó que la medida “tiene relación sin duda con el rol que cumplió un medio de comunicación que silenció atentados a los derechos humanos en momentos de dictadura, donde se asesinó, torturó y se desapareció gente.  Que eso sea sancionado e implique la expulsión de un colegiado creemos que verdaderamente es un hito histórico para nuestra democracia”.

La presentación en contra de Agustín Edwards fue realizada por diversos colegiados, quienes además integran la mesa directiva nacional: la presidenta Javiera Olivares, el primer vicepresidente Patricio Martínez, el segundo vicepresidente Patricio Segura, el tesorero Igor Mora, la secretaria general Vanessa Sabioncello, la consejera nacional Evelyn Miller y el colegiado Marco Gallardo.  A ellos se sumaron la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos Alicia Lira Matus y la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos Lorena Pizarro.

A partir del momento de su notificación, Agustín Edwards tiene 10 días para apelar ante el Tribunal Nacional de Ética y Disciplina, cuya resolución podrá ser apelada ante la Corte de Apelaciones respectiva.  Sin embargo, en general en dicha instancia se han confirmado las decisiones definitivas adoptadas por el Colegio de Periodistas.

“EL MERCURIO MIENTE”, UNA FRASE CON HISTORIA

«El Mercurio miente» es una frase popularizada en Chile para señalar que el periódico, de marcada tendencia conservadora, desinformaba. Fue acuñada el 11 de agosto de 1967 cuando, en medio de la reforma universitaria de la Pontificia Universidad Católica de Chile, un grupo de estudiantes de esa universidad colgaron un lienzo en su casa central, ubicada en Santiago de Chile, con la frase «Chileno: El Mercurio miente», en respuesta a los ataques que el periódico había realizado al movimiento estudiantil, calificándolo como "una nueva y audaz maniobra del marxismo entorno a la democracia".

Posteriormente la frase se haría popular entre sectores contrarios al conservadurismo que representaba el diario, siendo utilizada por la militancia de izquierda durante los años 1970 y 1980, y posteriormente, tras el retorno a la democracia, por grupos como la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), y la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT).

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