La fiscal Viviana Fein volvió a
denunciar ayer que mientras ella “pretende el avance de la investigación en
procura de la verdad” sobre la muerte de Alberto Nisman, “las reiteradas
presentaciones de la parte querellante lo impiden”. Así lo dijo en un
comunicado, después de conocer una nueva presentación de Sandra Arroyo Salgado,
quien insistió con su intento de apartarla de la investigación al apelar ante
la Cámara del Crimen la decisión de la jueza Fabiana Palmaghini de ratificar a
la fiscal. Algunas medidas, como la pericia criminalística ordenada por la
fiscalía, todavía siguen en veremos.
La semana pasada, Palmaghini
rechazó el pedido de Arroyo Salgado de apartar a Fein en un fallo en duros
términos en los que responsabilizó a la querella de las múltiples dilaciones en
el expediente. Señalaba que pretende “dirigir la investigación según su saber y
entender” y le recomendaba orientar “sus esfuerzos al esclarecimiento del
hecho, teniendo como objeto y fin último la verdad objetiva”. Ahora la jueza
tiene que decidir si acepta la apelación de la querellante. Los antecedentes de
al menos dos de los jueces que integran la Sala VI de la Cámara, que es la que
interviene en esta causa, señalan que las resoluciones sobre este tipo de
planteos no son apelables. Un interpretación habitual parte del artículo 61 del
Código Procesal: cuando una recusación es rechazada no se admite ningún
recurso.
La lista de planteos de Arroyo
Salgado que fueron demorando y enredando la causa incluyen, por ejemplo: el pedido
de suspensión del peritaje tecnológico sobre teléfonos y computadoras de Nisman
y del informático Diego Lagomarsino; el planteo para que asuma la investigación
la jueza Palmaghini (rechazado); el pedido de allanamiento de la casa de
Lagomarsino (concedido) más de un mes después del hecho y el estudio de los
elementos incautados; el pedido de nulidad de la junta médica (rechazado); la
objeción a la designación del perito Enrique Prueger por parte de la fiscalía
(concedida). A esto se suma el reclamo de nulidad de un estudio criminalístico
que había dispuesto Fein para analizar la dinámica de la muerte según los
elementos de la escena, que todavía debe ser resuelto por Palmaghini.
La semana próxima se hará
finalmente la junta médica, coordinada por el titular de Cuerpo Médico Forense,
Roberto Godoy. Fue convocada ante diferencias básicas entre la autopsia
oficial, que situaba la muerte de Nisman el domingo 18 de enero cerca del
mediodía, y el informe de los peritos de la querella, que la adelantaba al sábado
17 entre la tarde y la noche, coincidente con el horario en que declaró haber
estado en la casa del fiscal el técnico Lagomarsino. Arroyo Salgado intenta
instalar la idea de que a Nisman lo mataron. Los especialistas que contrató
plantearon que le dispararon desde atrás, con una rodilla apoyada en el suelo,
que sufrió agonía y que el cuerpo fue movido. Los forenses del Cuerpo Médico
señalaban que el cuerpo no tenía lesiones defensivas ni hacían referencias a la
intervención de terceros.
El abogado defensor Maximiliano
Rusconi pidió ayer que vuelvan a declarar como testigos los custodios de
Nisman, por posibles contradicciones e inconsistencias en el relato del
contexto en que se produjo la muerte del fiscal y las funciones que ellos
cumplían.
SIN SANGRE EN LA ROPA
El Laboratorio Químico de la
Policía Federal no encontró manchas de sangre en la ropa del experto en
informática Diego Lagomarsino que fue secuestrada en su vivienda, el día que
fue allanada por un pedido de Sandra Arroyo Salgado. Lagomarsino relató que
estuvo en el departamento de Nisman dos veces, por la tarde, el sábado 17 de
enero. Declaró que el fiscal le pidió un arma prestada, que volvió a buscarla a
su casa y luego regresó a la de Nisman para dársela. La querella apunta a
sembrar sospechas sobre la presunta participación del técnico informático en un
plan criminal. Incluso habló de una posible motivación económica. Los estudios
químicos sobre las prendas y zapatillas dieron negativo.