En un año electoral, el humor
político, el de los dirigentes, simpatizantes y militantes por lo general, fluctúa los domingos. Que
sean de buen humor depende de muchos factores, sobre todo para el
oficialismo, pero nada es imposible.
Por Felipe Yapur
SANTA FE
Las Primarias de esta provincia
auguraban pocas sorpresas. Un Miguel del Sel, de Unión PRO, imponiéndose ante
el Frente Progresista Cívico y Social que lideran unos alicaídos socialistas y
el Frente para la Victoria haciendo fuerza para que el tercer lugar sea lo más
cercano posible al segundo. En ese distrito, lo que provocó el cambio de humor
no fue necesariamente el resultado provisorio que arrojaron las urnas sino su
desmanejo y el tufillo a fraude que surgió a partir del descubrimiento de la
falta de escrutinio en 807 urnas. Omar Perotti, el candidato del FPV local,
mejoró su cuantía y en el conteo individual llegó a estar por delante del
crédito socialista, Miguel Lifschitz. Todo eso provocó que el humor de la gente
que trabaja con Perotti se modificara y renaciera la esperanza.
Ante ese escenario, el FPV
santafesino reorganiza la estrategia de campaña. Por un lado, sostienen que el
socialismo está en caída y, como siempre, los motivos son múltiples. En primer
lugar anotan los graves problemas de gestión, donde el tema del narcotráfico
encabeza el listado. Es más, entre los operadores de Perotti aseguran que la
salida del responsable técnico del polémico escrutinio provisorio, Javier
Echaniz, está más relacionado con el tema narco que con el manoseo informático
de las Primarias. Ante esa posibilidad es que prefirieron eyectar al
funcionario por el desaguisado electoral que por lo que se avecina.
En cuanto a Del Sel, el peronismo
santafesino realiza el siguiente análisis. En primer lugar, es preciso
concentrarse en el rol político del candidato del PRO y no hacer eje en su
condición de humorista. "Hay que pelear desde lo político, apuntar a sus
colaboradores, que tienen mucha responsabilidad en la caída de la provincia en
gobiernos anteriores", juran. Eso no parece tan complicado. Lo difícil
está en recuperar el voto peronista en las barriadas más humildes donde,
sostienen, el PRO realizó una muy buena campaña ocultando la figura de Mauricio
Macri y levantando sólo la figura de Del Sel como un integrante del extinto
grupo Midachi. El ocultamiento del jefe de Gobierno porteño, dicen, es porque
los sectores populares ven a Macri como un gobernante para los ricos que no se
preocupará por ellos. "Hay que demostrar que los dos son harina del mismo
costal", indican y pergeñan la estrategia. En cuanto al socialismo,
reconocen que es un hueso duro pero que la disputa con el radical Mario
Barletta no terminó cuando finalizaron las Primarias. Es más, auguran escasa
migración del voto radical hacia Lifschitz. El otro dato que rescatan y que
consideran que los beneficiará es que las elecciones generales, previstas para
el 14 de junio, ya habrá comenzado la campaña presidencial y la nacionalización
de la disputa electoral los beneficiará. Eso los pone de mejor humor.
MENDOZA
El distrito más importante de la
región de Cuyo no está cerrado para el FPV. La escasa distancia que representa
el 4,75% con Cambia Mendoza los obliga a restañar diferencias entre los
peronistas (por así decirlo) ortodoxos y los kirchneristas. En este caso no
sólo la unión hace la fuerza sino que alimenta las posibilidades de retener el
control de uno de los cinco distritos electorales más importantes del país.
Adolfo Bermejo, el candidato, tiene en sus manos la mayor responsabilidad de
conseguir este objetivo. Debe, junto con Guillermo Carmona (el kirchnerista
puro) y Matías Roby, amalgamar la oferta electoral y conseguir que el 21 de
junio sea una jornada de buen humor que supere los límites geográficos de
Mendoza. Claro, para esa época también estará desatada la carrera presidencial
y puede ayudar.
LA PROVINCIA
Buenos Aires es clave y eso lo
sabe hasta el más inocente de los militantes políticos. El FPV no sólo gobierna
sino que está obligado a ganar bien para que los pronósticos halagüeños que
surgen de algunos sondeos de opinión se conviertan en realidad. El dilema no
sólo pasa por cuál será el mejor candidato para garantizar la continuidad de
gobierno sino también si conviene repetir el experimento de las PASO porteñas
con siete precandidatos. Hay intendentes que se niegan de manera rotunda a esa
posibilidad y exigen, por ahora por lo bajo, que haya una sola fórmula. Pero
por ahora eso parece estar lejano. Son 12 los precandidatos y nadie se anima a
realizar una referencia bíblica por aquello de que en ese grupo había un
traidor. El último en anotarse es el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien
tiene a su favor algunas condiciones clave para cualquier distrito:
conocimiento público, entidad peronista y cercanía con la presidenta Cristina
Fernández. Es claro que muchos de los anotados terminarán siendo un fórmula
electoral, como la de Julián Domínguez-Juan Patricio Mussi o Diego
Bossio-Sergio Berni, pero por ahora el dilema pasa por cuántos binomios
competirán. Esa definición modificará, para bien o para mal, el humor de los
dirigentes territoriales. Sucede que consideran que más de una fórmula para
gobernador les puede provocar una dispersión de fuerzas que termine por
debilitar su caudillismo municipal. Pero además, sostienen, el triunfo debe ser
tal que la distancia con cualquier opositor permita garantizar el triunfo
nacional sin sobresaltos, el único motivo que mejorará definitivamente el
humor.
LA CAPITAL
Es tal vez el distrito más
complicado. Mucho se ha escrito por estos días luego de las Primarias que
dejaron al FPV en un tercer lugar. El objetivo más real es llegar al 5 de julio
como segundos y forzar el balotaje. No hay una receta clara y precisa. Una
alternativa bien puede ser concentrarse en promesas y propuestas que hacen a la
gestión municipal de la Ciudad de Buenos Aires. De hecho, es lo que hizo Macri
durante ocho años más allá de los resultados y, se puede convenir, no implica
una traición a los ideales del FPV. También es válido recordar que esa campaña
porteña estará absolutamente nacionalizada y, si los pronósticos presidenciales
se afirman, bien puede ese domingo ser un día de buen humor aunque se obtenga
el segundo puesto.
iNFO|news