Umberto Eco retrata el perfil de un escritor que no ha
tenido éxito, a quien un personaje del mundo editorial le propone escribir un
libro que cuente las memorias de él como periodista, y la preparación de un
diario que nunca saldrá a la luz.
Umberto Eco es uno de esos
escritores cuya desbordante erudición se refleja en casi cada página de su
obra. En este caso, se ha limitado a un texto más seco y, quizás, más directo.
Plantea una historia atractiva. Colonna es un escritor que no ha tenido una
carrera muy exitosa a quien un personaje del mundo editorial, un tal Simei, le
propone ser el redactor de un libro que cuente las memorias de él como
periodista y su trabajo para preparar un diario, llamado Domani que nunca
saldrá a la luz. Le ofrece para ello un buen dinero pero debe saber que no
asumirá la autoría de la obra.
La preparación de Domani será
financiada por un fuerte empresario que posee muy variadas publicaciones, cuyo
interés es entrar en los altos círculos de las finanzas. “El instrumento” –dice
Simei– “es la promesa de un diario nuevo dispuesto a decir la verdad sobre
todo.” Cuando el diario, que sigue en etapa de número cero, ponga con sus
denuncias en apuros a los altos círculos financieros, seguramente éstos
intentarán que desista de su publicación, que él aceptará, gracias a lo cual se
le abrirán las puertas a las altas esferas.
Al mismo tiempo, Simei está más
interesado en que el libro demuestre que él se ha dedicado a fondo “para
realizar un modelo de periodismo independiente de toda presión”, y que “la
aventura acabó mal porque no se podía alumbrar una voz libre.”
Simei reúne un grupo de
periodistas que deben proveer los materiales para el diario, pero nunca sabrán
que el diario no se va a imprimir. Los diálogos en la redacción reflejan muchas
de los habituales planteos sobre cómo tratar una noticia y sobre la necesidad
de usar el “lenguaje del lector” que ellos deberían ubicar entre los mayores de
cincuenta años, “buenos y honestos burgueses apegados a la ley y el orden”, que
disfrutarán del chisme y de develados secretos de famosos. El secreto se
centrará en la insinuación, en “lugar de pregonar datos que alguien podría
cotejar”. Por eso “La insinuación eficaz es la que refiere hechos que carecen
de valor de por sí, y que no se pueden desmentir porque son verdaderos.”
Braggadocio introduce en un
momento lo que entiende es “un notición” que tiene que ver con Mussolini, su
muerte o quien lo suplantó. A partir de allí teje una compleja historia de
sospechas y complicidades. Mussolini no ha muerto y con muchas ayudas se ha
refugiado en Argentina de donde espera retornar triunfante. Su relato se mezcla
con conocidas historias que salpican al Vaticano, a los norteamericanos, a los
varios gobiernos italianos. Son un buen número de páginas que hacen que el
relato del libro se centre en los varios hechos que sucedieron después de la
Segunda Guerra cargados de detalles sobre crímenes, desfalcos y mucho más que
siempre tendrán sus misterios y levantarán, de tanto en tanto, las preguntas
que no han tenido ni parece podrán tener una respuesta definitiva.
Bragadoccio está entusiasmado con
su relato y anuncia sorprendentes revelaciones que le serán trasmitidas a la
brevedad. Pero una noche aparece muerto en una de las calles de Milán. Ese
hecho conmueve hondamente a Simei que decide dar por terminado el experimento
del diario y le adelanta el pago a Colonna indicándole que también el plan del
libro ha quedado sin efecto. Es momento de esfumarse porque no se sabe qué
despertó ese trágico fin. Colonna junto con la pareja que ha hecho con una
periodista del proyecto, huyen a un pequeño pueblo para no estar al alcance de
no saben bien quién.
Después de unos días de inquietud
en los que tratan de imaginar los peligros y asechanzas que podrían
amenazarlos, una noche la televisión ofrece un largo programa de la BBC que
observan extasiados. Se trata en imágenes y comentarios de la misma compleja
historia que Bragadoccio les ha compartido como notición, en la que se leen
grandes declaraciones como “El engaño es un estado de la mente, y es la mente
de un Estado.” En el curso del programa se comenta que lo mencionado son solo
indicios “sobre cuya base no se podía condenar a nadie, pero eran suficientes
para inquietar a la opinión pública.”
El fantasma de la persecución
pareció esfumarse abriéndoles el camino para buscar una nueva vida en un país
que “cuenta mentiras pero todos lo saben y se divierten”. ¿A qué se resume
todo? “La vida es llevadera, basta conformarse.”
Al concluir el comentario del
“Cementerio de Praga” de Umberto Eco tuve la sensación de que el libro no solo
era una crítica inconclusa sino también elusiva, por eso escribí lo siguiente:
“Queda la sensación de haber participado de una disección del mal, en el marco
de una estética recargada de elementos secundarios. Quizás sea el mensaje de
alguien desesperanzado del futuro de la humanidad o de un disimulado crítico
que solo espera.” Al tratar de desentrañar el motivo que le llevó a Eco a
escribir “Número cero” me suscita ese mismo comentario.
FUENTE: ECUPRES