Se estrenó el film El Almuerzo, de Javier Torres que narra un episodio en
el que Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y el Padre Leonardo Castellani aceptan
almorzar con el dictador Jorge Rafael Videla a pocos días del golpe. Dialogamos sobre ese encuentro con el escritor Vicente Zito
Lema.
Entrevistó Daniel Dussex para Agencia Paco Urondo
APU: Usted, junto con otros
escritores exiliados fueron quienes asumieron el compromiso de denunciar la
violación a los derechos humanos que ocurría en Argentina, sin embargo en
nuestro país había otros escritores que tenían una actitud más complaciente con
el régimen militar. ¿Cómo vivían este hecho ustedes?
Vicente Zito Lema: Es doloroso y
cierto, recuerdo el Congreso de escritores que se hizo en España, fuimos con
Eduardo Luis Duhalde y David Viñas, nosotros intentamos mostrar la realidad
argentina y nos escuchaban, pero reticentemente, dándonos poco espacio porque
no querían creer todo lo que nosotros contábamos. Recuerdo que le hicieron un
reportaje a Jorge Luis Borges en los diarios de la época y uno de esos chistes
especiales de Borges tiró abajo todo lo que nosotros queríamos construir y que
buena parte de los medios de comunicación española, todavía ligados al
franquismo, no querían reconocer. Entonces, Borges les vino fantástico, porque
(los medios) muy reticentes ponían algo, pero siempre en forma condicional
“habría pasado tal desgracia”, “se dice que…”.
Bueno, en ese marco negativo no
logramos que el Congreso de Escritores sacara una declaración. Habla Borges y
dice: “Yo no puedo creer lo que estos jóvenes escritores dicen, porque yo vivo
a dos cuadras del Círculo Militar y nunca escuché ni vi nada”. Me quedó grabada
esa declaración que obviamente salió en la primera página de los diarios.
Nosotros con nuestras denuncias no pasábamos de las páginas de cultura, que
generalmente están bien adentro, y Borges en primera página burlándose de la
situación y de nosotros.
No me ha generado odio eso, pero
muestra cómo los seres humanos son muy complicados, tienen muchas caras.
Borges, que ha escrito páginas muy memorables, también ha construido episodios memorablemente
nefastos. Ambas cosas.
APU: ¿Hay otro Borges? ¿Hay otra
actitud de Borges, luego respecto de los desaparecidos y de lo que había
ocurrido en Argentina? ¿Así como también otra actitud y otro planteo del mismo
Ernesto Sábato que lo llevó a ser, por ejemplo, el que entrega el informe de la
CONADEP al presidente Alfonsín?
VZL: Sí, pero pasando por
episodios sobre los cuales he escrito y he contado, y a los que también mi
querido amigo Bayer ha hecho referencia. Cuando el secuestro de Haroldo Conti,
y a los pocos días del mismo, Borges, Sábato y el Padre Castellani fueron
llamados a almorzar con el dictador Videla. Yo por entonces, compartía con
Eduardo Galeano la dirección de la revista Crisis y Haroldo era parte de
nuestra revista. Lo llamé a Borges, lo llamé a Sábato… y los dos con burlas y
con malos tratos se negaron a aceptar el pedido que yo les hacía, cuando yo
tenía relación tanto con Borges como con Sábato que publicaban habitualmente en
nuestra revista. Bueno, la realidad concreta es que cuando salen del almuerzo,
están los archivos y están las cámaras de entonces, Borges y Sábato dicen que
había sido una conversación y un almuerzo espléndido en el que intercambiaron
ideas. Cuando le preguntan al Padre Castellani, como tercero, aunque parecía
que la prensa no tenía nada que preguntarle, Castellani dice “fue realmente una
farsa, yo le hablé de los desaparecidos, de los escritores y especialmente de
Haroldo Conti, como me pidieron sus compañeros de Crisis, y el General Videla
se negó siquiera a contestarme.”
También hay que recodar para
quienes les gusta investigar, las críticas que hiciera Sábato al libro del
almirante Massera en el diario La Opinión, en donde habla de la aparición de un
nuevo filósofo que había leído muy bien a Nietzche. Eso lleva la firma de
Sábato.
No quiero enojarme con nadie,
porque es muy confuso este país, y entonces a veces para tomar opiniones
sólidas es importante tener buen material. Quizás yo contribuya con esto que
digo sin apasionamientos, sin odios, pero sí tratando de que las cosas tengan
un equilibrio, porque después de todo eso, que el señor Ernesto Sábato haya
escrito y firmado el informe de la CONADEP me parece realmente una vergüenza y
una afrenta a los que han luchado y sufrido por la defensa de los derechos
humanos. Considero que él era indigno. Hay que reconocer que allí se instaura
la teoría de los demonios, surge de ese prólogo de Sábato, así que también de
eso es responsable.
Lo que no quita que, siempre las
contradicciones, yo lo desconsidere como autor de El túnel, El informe sobre
ciegos, la épica aventura de Lavalle que él la cuenta de una manera
literariamente perfecta. Como es perfecto el Facundo de Sarmiento, por más que
uno no pueda compartir nada de las monstruosas cosas que ha escrito en contra
de los pueblos originarios.
Ambas cosas conviven, la buena
escritura misteriosamente convive con ciertas posturas éticas, políticas o
filosóficas que uno piensa que desde una lectura humanística no van de la mano
de los valores que se deposita en los buenos escritores.
Artículo publicado en la Agencia Paco Urondo - Sección Cultura (15/11/2015)