miércoles, 20 de enero de 2016

EL DAVOS DE LAS MIL GRIETAS

Luego de 12 años Argentina vuelve a Davos, con un escenario mundial que se debate entre un futuro idílico y las mil grietas.


La tan mentada grieta que divide al país al menos desde 2008 no sólo parece haberse ahondado durante los primeros cuarenta días de Mauricio Macri en la Casa Rosada, sino que dejó de ser una peculiaridad política de lugares como la Argentina o Venezuela, o incluso Brasil, donde las pasiones a favor y en contra de los gobiernos se vieron exacerbadas durante el superciclo de los commodities que empezó a evaporarse hace dos años. El flamante Presidente argentino llegará hoy en auto desde París a este pueblito alpino suizo con la idea de seducir potenciales inversores y encauzar las negociaciones con los fondos buitre, pero no podrá esquivar el debate que flota asordinado entre los 40 jefes de Estado y más de 2.500 empresarios, científicos y artistas inscriptos en el Foro Económico Mundial que arrancó oficialmente ayer. ¿Cuán sostenible es un sistema que llevó a que la riqueza del 1% más acaudalado del planeta vaya a superar este año la del restante 99%? ¿Qué nuevas tensiones pueden aflorar si esos crecientes abismos sociales empujan a las mayorías en naciones ricas a los brazos de extremistas xenófobos como la francesa Marine Le Pen o el estadounidense Donald Trump? ¿Cuánto amenazan la guerra, las migraciones masivas y el terrorismo las proyecciones de un futuro armónico, robotizado y descentralizado que trazan los organizadores del cónclave que desde 1971 reúne a la crème del establishment global?

La primera piedra la tiró el lunes la ONG Oxfam, cuyos activistas se adelantaron a la elite de políticos y empresarios que alborotan cada enero con sus jets privados y limusinas esta villa turística de apenas 10.000 habitantes, que difundió un informe donde asegura que en 2016, por primera vez y un año antes de lo previsto por ellos mismos, la riqueza (líquida e invertida) del 1% más acaudalado de la población mundial es mayor que la del 99% restante. Dentro de ese percentil súper rico, sólo 62 personas (53 de ellas hombres) acumulan activos por un monto semejante al que se reparte la mitad más pobre del planeta. Y la tendencia, tal como documentó Thomas Piketty en su bestseller mundial “El capital en el siglo XXI”, es hacia una mayor concentración: hace un año hacían falta 85 magnates para empatar con 3.700 millones de almas que se apiñan en la base de la pirámide.

Macri, escoltado por Massa en viaje a Davos
La grieta, sin embargo, no sólo divide a los que tienen de los que no. El éxodo sirio, la crisis migratoria y los atentados en París (primero contra Charlie Hebdo y luego contra teatros y bares por toda la ciudad) llevaron al corazón de Europa la guerra que sacude a Medio Oriente, donde los soldados del Viejo Continente habían llegado antes, al compás de la política errática de Washington desde los ataques a las Torres Gemelas en 2001. El propio crac de los PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España) expuso los pies de barro de la integración europea, algo que denunciará el izquierdista griego Alexis Tsipras en este foro, aunque no vaya a tener enfrente a su archienemiga alemana Angela Merkel, quien se excusó a último momento. La posible salida de Gran Bretaña de la UE, de hecho, es uno de los temas políticos más calientes de este invierno boreal.

El lema del foro (“Hacia la cuarta revolución industrial”) luce algo naíf en ese contexto. Los últimos avances en nanotecnología, biotecnología, vehículos que se manejan solos, impresoras 3D, robots que aprenden a invertir en la Bolsa y hasta a diagnosticar enfermedades, como destacó Macri durante la campaña presidencial, no sólo no ayudaron a cerrar las grietas que dividen a la humanidad sino que amenazan con profundizarlas, poniendo en riesgo millones de puestos de trabajo sin que los sistemas políticos hayan encontrado la forma de repartir los frutos de los saltos de productividad. Para el Presidente y buena parte del empresariado, de todos modos, Davos es como Disney para un niño: ofrece conferencias vistosas, sintéticas y pobladas de datos llamativos como las charlas TED, debates en torno de la innovación disruptiva y reuniones de quince minutos donde no hay lugar para la cháchara y todos van directo al grano.

Las voces de alerta son pocas pero ruidosas. Entre los artistas, Leo Di Caprio y Kevin Spacey prometen dar la nota “igualitarista”. El Informe sobre Confianza de la consultora Edelman también acaba de advertir aquí que la sensación de distancia entre gobiernos y poblaciones se encuentra en su pico histórico y que eso “alimenta los populismos” en todo el planeta. A diferencia de lo que ocurría hasta el año pasado, esta vez sí habrá algo de discusión sobre otra grieta que divide al mundo: las desigualdades entre hombres y mujeres. Claro que será difícil tomársela en serio mientras sólo el 18% de los asistentes calzan polleras.

Fuente: Alejandro Bercovich - BAE

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