En la muestra de cine
Pantalla Pinamar se presentó la película “Operación México”, dirigida por el
argentino Leonardo Bechini.
El film relata la historia real del dirigente de la organización armada Montoneros Tucho Valenzuela, secuestrado junto a su mujer embarazada Raquel Negro y su hijo. Llevados a el centro clandestino de detención “Quinta de Funes” en la provincia de Santa Fe, conducido por el General Galtieri, Valenzuela fue obligado a llevar a cabo una operación encubierta en la cual debería traicionar a la conducción montonera en México, bajo la amenaza de asesinar a su mujer y los compañeros detenidos. Basada en la novela “Tucho” de Rafael Bielsa, la película reconstruye de un modo preciso tiempos, espacios, diálogos, que tanto el compañero de militancia y encierro, Jaime Dri, como quien fuera contacto de Valenzuela en México, Miguel Bonasso, han testimoniado. La aparición de una interna política en la supuesta unidad de las fuerzas armadas en el gobierno, como una visión particular de la conducción montonera en el exilio, son hechos que la historia cuenta junto a una historia de amor y convicciones.
Por Guillermo Courau // Foto:
Giovanni Sacchetto
“Cuando Tucho Valenzuela venía a
Buenos Aires, mi viejo lo ‘guardaba’ en los camarines del teatro independiente
que tenía, el mismo lugar donde yo fui concebido”. Así, sin medias tintas,
Luciano Cáceres dejó mudos a los asistentes a la conferencia de prensa de
Operación México – Un pacto de amor en Pantalla Pinamar, y 24 horas antes a mí
en esta entrevista.
Valenzuela, miembro de la cúpula
de Montoneros, y su esposa María se entregaron en alma y vida (literalmente)
por un ideal. Cuestionado por la dictadura, pero también por el movimiento al
que pertenecía, Tulio fue leal a sí mismo y a sus compañeros, sin importar lo
trágico de las consecuencias. Así lo reivindica la historia, así lo reivinidica
la película dirigida por Leonardo Bechini, y así lo reivindica el actor que lo
llevó a la pantalla grande: “Él se jugó la vida teniendo a su mujer embarazada
secuestrada, y al hijo de ella también. Tenía unos huevos tremendos”.
-Antes de que empecemos a hablar
de la película, contame más de la historia de tu papá.
-Mi viejo era de la resistencia
peronista. Yo nací en el 77 pero gracias a mis padres sabía mucho porque mamé
política de chico.
-¿Y cómo te enterás de la relación
de tu papá con Tucho?

-Esta relación de padres e hijos
también encontró un paralelo cuando conociste a Sabrina, una de las mellizas de
Tucho y María nacida en cautiverio.
-Haber conocido a Sabrina me
movilizó mucho. Me sirvió para involucrarme con el personaje desde otro lugar.
Ella vive en Victoria, Entre Ríos. Viajamos con Ximena (Fassi) a conocerla y
fue un encuentro muy fuerte, muy emocionante. Ella gentilmente nos abrió la
caja que te dan las Abuelas cuando recuperan a un nieto, tenía fotos,
recuerdos, y un libro donde familiares y amigos de Tucho y María los
describían. Fue un privilegio porque nunca tenés este tipo de información para
hacer un papel.
-¿Qué datos encontraste?
-Muchos, y muy relacionados a la
cotidianeidad. Aprendí sobre su templanza, su humor, su forma de ser, hasta
cómo agarraba el pucho. Fue una experiencia que nos enriqueció y que nos hizo
redoblar el compromiso con la película.
-Para algunos, decir “montonero”
es una mala palabra, en muchos casos porque no conocen las entrañas del
movimiento, pero el filme ofrece una mirada distinta, incluyendo detalles de la
relación con los dictadores que no se habían visto nunca antes en el cine.
-Eso es mérito del director, y
especialmente del libro de Rafael Bielsa en el que se basa la historia. En
Operación México se muestra algo que no se suele mostrar de los montoneros: la
traición dentro de un grupo donde ellos creían que iban todos para el mismo
lado. Cómo el orden marcial era seguido tan al pie de la letra que no se dieron
cuenta de la gran jugada que se mandó Tucho.
-Y también del amor a un ideal
por sobre todas las cosas.
-Absolutamente. Me pareció muy
buena la idea la de Leo de no hacer un documental ficcionado sobre la historia
de ellos, sino poder contar una historia de amor distinto, un amor de ideales,
combativo, donde la generosidad por defender una idea va más allá de la
persona. No hay muchos ejemplos de esto, héroes convencidos por una causa.
-La recepción en Pantalla Pinamar
fue excelente, tanto de público como de crítica, ¿qué esperás del estreno
comercial en mayo?
-Primero que hayamos podido
transmitir todo lo que venimos hablando, de mi parte hice las cosas lo mejor
que pude. Pero por sobre todas las cosas, ojalá Operación México sirva para
encontrar al hermano de Sabrina, el otro mellizo apropiado, hijo de Tucho y
María. Al principio se lo creía muerto pero después se supo que nació, gracias
a los juicios y a las enfermeras que se animaron a declarar.
-Para eso tiene que seguir
fuertemente la política de Derechos Humanos.
-No sé cómo están los tiempos
para los Derechos Humanos con este cambio de gobierno, es todo muy nuevo pero
ojalá se sigan encarando. Creo que la memoria, la justicia y el castigo, hasta
que no aparezca el último nieto, el último cuerpo, el último responsable, no va
a estar saldada. Nos robaron una parte de la historia, y cuando algún día sepamos
toda la verdad, aparezcan todos los responsables, y estemos todos más
tranquilos, que la memoria continúe para nunca más volver a vivir lo mismo.
-Para eso hay que cambiar unas
cuantas cabezas, todavía acostumbradas a un pensamiento único.
-Cuando terminó la dictadura y
muchos empezaron a hablar se empezó a entender la historia de otra manera, sin
el verso que nos habían contado. Hubo un forzamiento para llevar la historia a
esta “teoría de los dos demonios” que no fue tan así. El Estado armado tenía el
poder y la contaba a su manera. Igual son puntos de vista, hay gente que ha
sufrido de los dos lados. Yo respeto todas las posiciones salvo la de los
genocidas, que no merecen ni siquiera una mención.
Publicado por Cineargentino.net