ENTREVISTA A LEÓN
GIECO
Se llama Raúl
Alberto Antonio, nació en una chacra de Cañada Rosquín hace
sesenta y ocho años, sin embargo lo conocemos por León, “un artista del
pueblo” que la gente elige y haciendo de sus letras una bandera
propia. Su figura siempre se encuentra junto a grupos de Derechos
Humanos, como vocero de movimientos sociales y en causas solidarias a
partir de sus canciones. Sus letras muestran una clara línea de
reflexión, denuncia social y crónica de la realidad.
Dice León:
-“Soy una especie
de contador de historias. Es eso nada más. Cuando yo entro a hacer
una canción como Santa Tejerina entro en ese mundo por un reportaje
que se le hace a la madre, a ella y a las hermanas. Me pareció
increíble que la Justicia no se dé cuenta que esta chica, cuando
hizo lo que hizo, estaba fuera de sí. Yo escribo la historia desde
el comienzo, hablo de la Francisca que era una prostituta, de María
que era una mujer que trabajaba en el campo y la canción dice que
tenía las manos duras como la tierra de corral. Conozco las manos de
las campesinas que ordeñan vacas. Mi búsqueda es escribir historias
de diferentes personajes como Cachito Campeón de Corrientes y
después sale una canción más universal como puede ser Sólo le
Pido a Dios que puede trascender las fronteras y los lugares.
-El arte es el
reflejo de la sociedad, se nutre de ella y a la vez eso se devuelve
en la obra. Tus canciones tienen
esa particularidad, son clásicos porque la gente las hace propias
¿Qué sentís cuándo esas canciones se convierten en himnos?
-Lo tomo con mucha
satisfacción, con mucho honor y lo agradezco muchísimo. Sólo le
pido a Dios es una canción que se ha ido sola por el mundo y eso
gracias a otra gente que la ha cantado como Mercedes Sosa y otros
músicos latinoamericanos. También ha sido traducida al mapuche y al
guaraní, la cantaron un francés, un ruso, un israelí y un sueco.
Yo no entiendo por qué pasó pero lo tomo con un agradecimiento
total. Creo que desde la música juego mi papel.
-¿Cuál creés que
es el papel del artista?
-Depende de qué
artista. Porque hay quienes no juegan ningún papel. Hay quienes con
la música pretenden experimentar. Cada uno siente lo que siente. Yo
no digo que la mía sea la única manera que existe.
EL OTRO PAÍS
-En los años que
hiciste la gira “De Ushuaia a la Quiaca” ¿Cuáles fueron las
inquietudes que movilizaron ese recorrido por “el otro país” que
canta Teresa Parodi?
-En ese momento con
Gustavo Santaolalla queríamos conocer las músicas étnicas,
queríamos aprender de Sixto Palavecino, de Cuchi Leguizamón, de
Gerónima Sequeira, Leda Valladares (que es la mejor recopiladora de
música). Queríamos recorrer las provincias y sobre todo aprender
porque ahí estaba la cultura. En este país hay muchas riquezas
ocultas y sentí que no me identificaba con esa música experimental
de “los raros peinados nuevos”, no veía la rebeldía.
-Tus letras tienen
un alto compromiso social ¿De qué manera se manifiestan las
temáticas que incluís en tu repertorio?
-Soy una persona que
trata de no atender los mails de la computadora o las cartas que me
mandan porque son todas comprometidas. Por ejemplo, me manda una
carta una madre que le violaron la hija en Misiones y yo quiero
tomarme un avión y ponerle una bomba al violador o reventar la
comisaría reclamando que se haga justicia. Todo esto, para decirte
que soy una persona que se compromete emocionalmente con las
injusticias y busco ser solidario con esas realidades desde mis
canciones.
LA MÚSICA Y LAS
BÚSQUEDAS
León Gieco ha
sabido combinar en sus canciones los ritmos y géneros folklóricos
del país con la música urbana y el rock.
-Empecé a descubrir
que había un montón de mundos que conformaban una cosa mucho más
grande. Es tonto decir vos hacés folklore porque el folklore está
armado de una variedad tan exquisita de ritmos y de ideologías y de
paisajismos diferentes. Una cosa es hacer un chamamé y otra una
baguala y sin embargo las dos conviven en el mismo país. Yo tengo
canciones que son chamamés, otras que son chacareras y muchas
canciones que son una mixtura de ritmos y así se fue conformando mi
estilo.
-¿Hay que dejar de
lado las categorías y la discriminación?
-Hay artistas que
pierden el tiempo en hablar de la cuestión moral de la cumbia
villera… Yo no creo que sea así: son pibes que buscan trabajar de
algo, que forman un grupo y salen a tocar pero, qué necesidad de
insultar, de discriminar a esos pibes. Si no te gusta su música no
comprés el disco. No da usar el tiempo para discriminar o insultar a
esos pibes que vienen de la villa, que hacen un tipo de música, que
tienen escenarios en el país para ir a tocar y me parece que está
bien que lo hagan, que es un trabajo como cualquier otro…
-León, es innegable
el legado que compartís con nuevas generaciones ¿Cuál es el
mensaje que les querés transmitir?
-Yo creo que lo que
le puedo aconsejar a los músicos es que escuchen todo tipo de
música. Por ejemplo, vale la pena escuchar las músicas étnicas y
folklóricas de todos los países del mundo y a todos los grupos de
rock que buscan algún contacto con las músicas étnicas. Yo trato
de ver en el horizonte qué es lo que pasa en el mundo y después
hago mis canciones. Y también algo importante es no discriminar,
sino dejar que cada uno invierta en su escenario los diferentes
conceptos y tipos de música, nadie es enemigo de uno porque es
músico. Hay tantos enemigos ya para discriminar como son todos los
torturadores, los políticos corruptos, los enemigos instalados en el
Congreso, así que si no le gusta un tipo de música que no escuchen
pero que no discriminen.
Eso vale la pena, no
encerrarse en lo que uno hace solamente, si vos te perdés lo que
pasa musicalmente en el mundo, estás perdido.
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Entrevistó Mili
López - Revista "eh! Agenda Urbana"