MEDIOS & COMUNICACIÓN
En nuestro país, a finales de la década del ochenta, Jorge
Fontevecchia intentó hacer un diario que copiara el estilo de El País. Se llamó
Perfil y la experiencia fracasó a los pocos meses, dejando muchas plumas
periodísticas en la calle. Años más tarde reflotó la idea convirtiéndolo en periódico
semanal, con menos costos y personal.
Recuerdo que en el Instituto de Comunicación Social nos
recomendaban leer los manuales de estilo de los diarios argentinos, pero
especialmente nos sugerían el de un diario español que para muchos docentes era
un referente periodístico: El País.
Los manuales de estilo, también suelen ser una declaración
de principios que la propia empresa editora se propone cumplir. Es así que,
generalmente en sus primeras páginas, aparece ese rasgo ético a modo de
preámbulo.
En el manual de El País, se aclara de entrada que es un periódico
independiente, defensor de la democracia pluralista y del respeto a la
Constitución. También, que se esfuerza por presentar diariamente una
información veraz, lo más completa posible, interesante, actual y de alta
calidad, de manera que ayude al lector a entender la realidad y a formarse su
propio criterio.
Esta loable declaración de principios, se dio de bruces con
la publicación que hace algunos días el diario español imprimiera en su portada
y también colocara en su página web: la fotografía de un presunto Hugo Chávez,
entubado en una sala de terapia intensiva, al cual se lo presentaba como un
documento periodístico exclusivo.
Todo terminó, cuando se supo que la imagen correspondía en
realidad a un video publicado en YouTube en 2008, bajo el nombre
"Intubación de Acromegalia AMVAD". El encargado de demostrar esta mentira
periodística fue el periodista Walter Martínez, en el programa Dossier que se
emite por Telesur. El diario tuvo que quitar la fotografía de su portal web,
retirar los ejemplares impresos que ya estaban a la venta y pedir disculpas a
sus lectores. Nada de esto sirvió para evitar el papelón internacional que esto
le provocó a la empresa editora.
No es para menos, porque como también está escrito en su
manual de estilo, bajo el título “Tratamiento
de la información”, una de las normas dice que “el periodista transmite a los
lectores noticias comprobadas… Cuando un hecho no haya sido verificado
suficientemente, el redactor evitará en las noticias expresiones como al parecer, podría, no se descarta o
similares. Estas fórmulas sólo sirven para añadir hechos no contrastados o
rumores. En ese caso deberá aportar los datos ciertos que le inducen a creer
que algo podría ocurrir o que ha
sucedido al parecer”.
Otro ítem que también se establece en el libro del diario es
el de las imágenes. En la sección 5, inciso 1.32, se instruye que “Queda
prohibida toda manipulación de las fotografías que no sea estrictamente técnica
(edición periodística, eliminación de defectos de revelado o de transmisión).
Ni siquiera se podrá invertir una imagen con el propósito de que la cara de la
persona fotografiada dirija su vista a la información a la que acompaña”. En el
inciso siguiente se agrega que “Las fotografías con imágenes desagradables sólo
se publicarán cuando añadan información”.
Cómo es posible que un diario que constituyó una referencia
para el periodismo internacional, por su seriedad, pluralidad y sentido
democrático haya caído en tamaño error. Ésta es la pregunta que se formulan
muchas personas, que todavía conservan en su retina la imagen de una prensa sinónimo
del progresismo en una España que se sacudía el yugo de la dictadura
franquista.
LA HISTORIA DE EL PAÍS
El País contó con la ventaja de no tener historia como medio
durante la dictadura, el primer ejemplar salió el 4 de mayo de 1976. Hacía unos
meses que había fallecido Franco, España se encontraba en plena transición
política. Los lectores vieron en este nuevo diario el reflejo de los ideales
democráticos frente a otros periódicos que habían acompañado el anterior
proceso, a pesar de que la dirección del mismo estuvo a cargo de José Luis
Cebrián, un periodista que venía de trabajar en medios vinculados con el
antiguo régimen.
Pero, lo que lo posicionó como un diario de ideas
progresistas fue su activa participación a favor de la democracia, frente al golpe
de estado del teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero. La noche del
23 de febrero de 1981, en medio de los tanques militares y con los diputados
secuestrados en el Congreso, mientras otros callaron, El País sacó a la calle
una edición especial con una clara posición a favor de la Constitución. Fue
incluso, antes de que el rey Juan Carlos I condenara el golpe en un mensaje
institucional por cadena televisiva.
De ahí en más, iniciado el gobierno del PSOE con Felipe
González, El País fue acompañando la nueva etapa política y consolidando
lectores que lo posicionó como líder de la prensa española, ante un abanico de
diarios de tendencia conservadora. A la par de esto, fue ganando prestigio
periodístico por su rigurosidad en el tratamiento de la información. Estableció
la figura del “Defensor del lector”. Editó el Manual de Ética y Estilo que
sirvió de antecedente para que otros periódicos también lo implementaran.
Sin embargo, esta historia pegó un viraje a comienzos de los
90. Fue en coincidencia con la caída política de Felipe González y una serie de
factores económicos que la empresa tuvo que afrontar. Su línea editorial fue
cambiando paulatinamente, y comenzaron a aparecer opiniones críticas a la
gestión del PSOE en la etapa de Rodríguez Zapatero.
LA EMPRESA DETRÁS DEL DIARIO
Los argentinos conocemos al Grupo PRISA, porque en nuestro
país adquirieron Radio Continental, y desde hace unos años ha tenido una
política de extensión territorial de la misma, estableciendo repetidoras en
distintas provincias. En España, PRISA -que significa “Promotora de Informaciones,
Sociedad Anónima”- es el grupo comunicacional hegemónico que también ocupa
áreas editoriales en educación y cultura, como así también en la industria del entretenimiento.
En la actualidad, el Grupo ya no es español ciento por ciento, se transformó en
una multinacional, siendo su principal accionista Liberty Acquisition Holding,
un fondo de inversión de los estadounidenses Nicolas Berggruen y Martin E.
Franklin. En 2012 hubo un acuerdo para que también entraran como accionistas
HSBC, Grupo Santander La Caixa. Hoy en día, el Grupo está presente en 22 países de Europa y
América.
Lejos quedó el ideario que fundara El País hace más de
treinta años, muchos de sus columnistas en temas que tienen que ver con las
noticias de América Latina y el Caribe, son corresponsales que viven en Miami,
impregnados por una visión neoliberal.
ÉTICA Y ESTILO DE EL PAÍS, EN VERSIÓN ARGENTINA
Volviendo al Manual de Ética y Estilo de El País, en otro de
los enunciados preliminares del libro se declara que “se rechazará cualquier
presión de personas, partidos políticos, grupos económicos, religiosos o
ideológicos que traten de poner la información al servicio de sus intereses.
Esta independencia y la no manipulación de las noticias son una garantía para los
derechos de los lectores, cuya salvaguardia constituye la razón última del
trabajo profesional. La información y la opinión estarán claramente
diferenciadas entre sí”. Sin lugar a dudas un enunciado que también quedó
archivado en la historia de este diario, que ha soportado varias mutaciones en
su línea editorial.

Sin embargo, en la primera experiencia del año 1998, Fontevecchia
también editó su manual de estilo, no se animó a ponerle la palabra ética. El
libro se llamó “Cómo leer el diario”. En el capítulo destinado a marcar la declaración
de principios que sostendría la línea editorial publicaba: “…lo que más ha
desgastado a esas introducciones (la ética editorial de los manuales) ha sido
la sospecha que pesa sobre algunos diarios de practicar el cinismo y la demagogia,
al punto de proclamar principios que no comparten y a los que traicionan en el
mismo momento de comunicarlos, por la sencilla razón de que son incompatibles
con sus valores comerciales”.
Un párrafo escrito por alguien que conoce desde adentro el
negocio periodístico, y que refleja con suma claridad el entramado de intereses
que existe en toda empresa editorial. Quizás demasiado sincero, por parte de
uno de sus protagonistas.
Daniel Dussex – Revista eh! Agenda Urbana