ENTREVISTA A LEÓN GIECO
Se llama Raúl Alberto Antonio, nació en una chacra de Cañada Rosquín hace sesenta años, sin embargo lo conocemos por León, “un artista del pueblo” que la gente elige y haciendo de sus letras
una bandera propia. Su figura siempre se encuentra junto a grupos de Derechos
Humanos, como vocero de movimientos sociales y en causas solidarias a partir de
sus canciones. Sus letras muestran una clara línea de reflexión, denuncia
social y crónica de la realidad.
Dice
León:
-“Soy
una especie de contador de historias. Es eso nada más. Cuando yo entro a hacer
una canción como Santa Tejerina entro en ese mundo por un reportaje que se le
hace a la madre, a ella y a las hermanas. Me pareció increíble que la Justicia
no se dé cuenta que esta chica, cuando hizo lo que hizo, estaba fuera de sí. Yo
escribo la historia desde el comienzo, hablo de la Francisca que era una
prostituta, de María que era una mujer que trabajaba en el campo y la canción
dice que tenía las manos duras como la tierra de corral. Conozco las manos de las
campesinas que ordeñan vacas. Mi búsqueda es escribir historias de diferentes
personajes como Cachito Campeón de Corrientes y después sale una canción más
universal como puede ser Sólo le Pido a Dios que puede trascender las fronteras
y los lugares.
- El
arte es el reflejo de la sociedad, se nutre de ella y a la vez eso se devuelve
en la obra.
Tus canciones tienen esa
particularidad, son clásicos porque la gente las hace propias ¿Qué sentís cuándo esas canciones se convierten en himnos?
-Lo
tomo con mucha satisfacción, con mucho honor y lo agradezco muchísimo. “Sólo le
pido a Dios” es una canción que se ha ido sola por el mundo y eso gracias a
otra gente que la ha cantado como Mercedes Sosa y otros músicos
latinoamericanos. También ha sido traducida al mapuche y al guaraní, la
cantaron un francés, un ruso, un israelí y un sueco. Yo no entiendo por qué
pasó pero lo tomo con un agradecimiento total. Creo que desde la música juego
mi papel.
-¿Cuál creés que es el papel
del artista?
-Depende
de qué artista. Porque hay quienes no juegan ningún papel. Hay quienes con la
música pretenden experimentar. Cada uno siente lo que siente. Yo no digo que la
mía sea la única manera que existe.
EL OTRO PAÍS
-En los años que hiciste la
gira “De Ushuaia a la Quiaca” ¿Cuáles fueron las inquietudes que movilizaron
ese recorrido por “el otro país” que canta Teresa Parodi?
-En
ese momento con Gustavo Santaolalla queríamos conocer las músicas étnicas,
queríamos aprender de Sixto Palavecino, de Cuchi Leguizamón, de Gerónima
Sequeira, Leda Valladares (que es la mejor recopiladora de música). Queríamos
recorrer las provincias y sobre todo aprender porque ahí estaba la cultura. En
este país hay muchas riquezas ocultas y sentí que no me identificaba con esa
música experimental de “los raros peinados nuevos”, no veía la rebeldía.
-Tus letras tienen un alto
compromiso social ¿De qué manera se manifiestan las temáticas que incluís en tu
repertorio?
-Soy
una persona que trata de no atender los mails de la computadora o las cartas
que me mandan porque son todas comprometidas. Por ejemplo, me manda una carta
una madre que le violaron la hija en Misiones y yo quiero tomarme un avión y
ponerle una bomba al violador o reventar la comisaría reclamando que se haga
justicia. Todo esto, para decirte que soy una persona que se compromete
emocionalmente con las injusticias y busco ser solidario con esas realidades
desde mis canciones.
LA MÚSICA Y LAS BÚSQUEDAS
León
Gieco ha sabido combinar en sus canciones los ritmos y géneros folklóricos del
país con la música urbana y el rock.
-Empecé
a descubrir que había un montón de mundos que conformaban una cosa mucho más
grande. Es tonto decir vos hacés folklore porque el folklore está armado de una
variedad tan exquisita de ritmos y de ideologías y de paisajismos diferentes.
Una cosa es hacer un chamamé y otra una baguala y sin embargo las dos conviven
en el mismo país. Yo tengo canciones que son chamamés, otras que son chacareras
y muchas canciones que son una mixtura de ritmos y así se fue conformando mi
estilo.
-¿Hay que dejar de lado las
categorías y la discriminación?
-Hay
artistas que pierden el tiempo en hablar de la cuestión moral de la cumbia
villera… Yo no creo que sea así: son
pibes que buscan trabajar de algo, que forman un grupo y salen a tocar pero,
qué necesidad de insultar, de discriminar a esos pibes. Si no te gusta su
música no comprés el disco. No da usar el tiempo para discriminar o insultar a
esos pibes que vienen de la villa, que hacen un tipo de música, que tienen
escenarios en el país para ir a tocar y me parece que está bien que lo hagan,
que es un trabajo como cualquier otro…
-León, es innegable el legado
que compartís con nuevas generaciones ¿Cuál es el mensaje que les querés
transmitir?
-Yo
creo que lo que le puedo aconsejar a los músicos es que escuchen todo tipo de
música. Por ejemplo, vale la pena escuchar las músicas étnicas y folklóricas de
todos los países del mundo y a todos los grupos de rock que buscan algún
contacto con las músicas étnicas. Yo trato de ver en el horizonte qué es lo que
pasa en el mundo y después hago mis canciones. Y también algo importante es no
discriminar, sino dejar que cada uno invierta en su escenario los diferentes
conceptos y tipos de música, nadie es enemigo de uno porque es músico. Hay
tantos enemigos ya para discriminar como son todos los torturadores, los
políticos corruptos, los enemigos instalados en el Congreso, así que si no le
gusta un tipo de música que no escuchen pero que no discriminen.
Eso
vale la pena, no encerrarse en lo que uno hace solamente, si vos te perdés lo
que pasa musicalmente en el mundo, estás perdido.
Entrevistó
Mili López - Revista "eh! Agenda Urbana"