miércoles, 9 de enero de 2013

MEMPO GIARDINELLI Y EL SANTO OFICIO DE LA LECTURA


En ocasión de una visita a Santa Fe, como parte de encuentros informales con escritores, organizado por una mutual de nuestra ciudad, el escritor Mempo Giardinelli conversó con nosotros sobre su pasión: promover el hábito de la lectura como posibilidad de cambio social.
No duda en asegurar que "el gran invento en toda la historia de la humanidad fue el libro... por el cual ingresamos al sendero que nos va a a sacar de la ignorancia y de la torpeza".


Algunas  personas, algunos intelectuales, empezamos a trabajar a fines de los ’80 partiendo de la idea de que una sociedad no se puede salvar a sí misma si no lee. Que una persona no lea, Juan o Pedro o María, es una estupidez, una decisión personal que la va a pagar con su propia ignorancia. Pero cuando es una sociedad la que no lee, a esta estupidez la paga con su historia, la paga con su desmemoria, la paga con su confusión y con el voto cautivo y las consecuencias, que son sus malos gobernantes y pésimas dirigencias.
Para contribuir a esclarecer esto, como una acción política (la nuestra es una acción política, no partidaria pero profundamente política), creo que los intelectuales podemos y debemos ser gente de acción, es decir: de pensamiento de acción. Desde ahí, yo he convocado muchísima gente y me doy cuenta de que la convocatoria es extraordinaria en la respuesta, que hay gente que se engancha con esto. Tenemos una fundación donde trabajamos en el desarrollo de campañas de lectura, lo hacemos a través de un programa de abuelas cuentacuentos, a través de comedores infantiles a los que llevamos lectura. Contribuimos con el Plan Nacional de Lectura, que me parece una de las mejores gestiones del Ministerio de Educación de la Nación. Fomentamos y ayudamos todo tipo de programas de promoción de la lectura de los estados provinciales, municipales, de entidades privadas, asociaciones, gremios…  Todo lo que propenda a la lectura, nos parece que es central porque es la manera de alcanzar una sociedad que pueda rescatarse a sí misma de la ignorancia y el embrutecimiento a los que ha sido condenada.

¿Creés que la crisis de la lectura tiene que ver con una crisis del sistema educativo o la lectura está más allá del sistema?

No, por supuesto que tiene que ver con la crisis del sistema educativo. Y la crisis del sistema educativo tiene que ver con la dictadura, y con la perversidad de la generación de dirigentes políticos y sindicales que fueron hijos de la dictadura y que perfeccionaron aquellas semillas malditas sembradas por los dictadores, las germinaron en democracia. La expresión máxima de esta crisis fue la Ley de Educación del menemismo, un atentado contra el saber, contra la lectura, contra la verdadera democratización de la educación. Ese cambio del verdadero paradigma sarmientino diría yo, extravió entre otras cosas, la lectura en la Argentina.
Hay que recuperar la educación, yo soy muy optimista. Creo que hoy estamos en el camino para que la Argentina pueda llegar a tener alguna vez una política de estado de lectura, y que pueda ser consistente en el Plan Nacional de Lectura, en las campañas nacionales de lectura. Esto llevará tiempo, muchas personas estamos trabajando y es una tarea que se está haciendo.

La sociedad en general, y particularmente los jóvenes están enganchados con todo el tema de Internet. ¿El hecho de que la mayor cantidad de información en la red sea escrita, que haya que leer, es un beneficio?

Sin dudas. El más grande invento del ser humano en toda la historia de la humanidad, sin lugar a dudas fue el libro. El libro es el que atesora el conocimiento, el saber, a partir del cual ingresamos al sendero que nos va a sacar de la ignorancia y de la torpeza. El segundo gran invento de la humanidad es Internet. Yo creo que Internet democratiza, facilita el acceso, y no se puede acceder a Internet desde la ignorancia. No puede entrar alguien que no lee y escribe. Internet es una forma de acceder a una gran enciclopedia universal en un formato absolutamente novedoso, original, y ahí está todo el conocimiento. Tocá el buscador que quieras, buscá el vocablo que tengas ganas, de la materia que te parezca y vas a encontrar una enorme información accesible, muchas veces amena; podrá ser macaneadora en algunos casos, estar distorsionada por ruiditos, musiquitas y monitos que se mueven, esto siempre pasa, pero el conocimiento está al alcance de gran parte de la humanidad. Por supuesto no toda la humanidad puede acceder a Internet, hay que señalarlo. La mitad de la humanidad tiene hambre, tiene sus necesidades básicas insatisfechas, no puede cubrir las dos mil seiscientas calorías mínimas que necesita una persona y una mente para funcionar. Al problema de la ignorancia no lo va a solucionar Internet automáticamente, pero es una posibilidad, es como tener una biblioteca accesible a muchísima gente que antes no iba a la biblioteca. Por eso, ya es bueno.

¿El avance de los soportes digitales no hacen perder de algún modo la dimensión que podía tener una biblioteca en una casa por ejemplo?

Creo que no hace perder esa dimensión porque yo veo a Internet como un complemento del conocimiento, no lo veo como la exclusiva fuente, la fuente seguirá siendo el libro. Mirá,  los que auguran la muerte del libro… pobrecitos. El  libro es eterno, es el mejor invento del hombre y de la mujer y nunca va a morir, siempre va a estar en la biblioteca, siempre va a hacer falta. Podrá haber estos nuevos soportes, que serán accesorios, que serán ayudantes, pero siempre las bases estarán en las grandes bibliotecas. De hecho Argentina es un país que, en sus crisis, una de las mejores cosas que ha tenido para resistir es un sistema de bibliotecas excepcional, la CONABIP, la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, tiene dos mil cien bibliotecas repartidas en todo el país, que han sido un sostén de la Argentina. En medio del menemismo, cuando nos rifaban la patria y nos dejaban en pampa y la vía, las bibliotecas se sostuvieron. Las miles de bibliotecas públicas que hay de los sistemas nacionales, provinciales y municipales; las miles de bibliotecas escolares que hay, y las que se siguen creando. El libro está ahí, ese es el gran soporte. Luego Internet es un ayudante excepcional, porque puede permitir cierta democratización. Mucha gente que no tiene la tradición del libro, va a encontrar el mismo conocimiento, que finalmente no es de Internet, es de los libros porque Internet se nutre de los libros.

¿Y los libros…? Frente al posicionamiento de productos prefabricados por la gran industria editorial, ¿cuál es el espacio cultural dentro de todos los libros que se editan?

El libro es un tesoro… podrá haber crisis editorial, podrá haber problemas de marketing, a mí eso me preocupa bastante menos. Creo que la industria cultural es una industria como cualquier otra, que se está desarrollando, hay muy buena gestión cultural. Creo que la industria cultural tiene que ver con gestiones alrededor de las bellas artes, con una comercialización, una utilización comercial de la cultura. No hago un juicio de valor sobre eso, espero y miro, si funciona y sirve para que la sociedad sea menos ignorante lo voy a aprobar, y me parece que es estupenda. Pero el libro es otra cosa, el buen conocimiento de un libro no depende de los avatares de la industria editorial, ni de los libreros, ni de los distribuidores. Una buena obra llegará a quien sepa llegar a la buena obra. Yo creo que los buenos lectores sabemos llegar  las buenas obras aunque no estén en las librerías.

Normando Gil – (Para revista eh! Agenda Urbana)

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