Las ciudades hablan y cuentan sus historias a aquellos que
se detienen a escuchar sus sonidos y sus murmullos, algunos casi imperceptibles.
Las calles siempre tienen algo que decir y mientras todos van y vienen en medio
de trajín hay alguien que decide parar y escuchar. Adolfo Corts es
fonografista. Se detiene ante el hecho y registra. Espera que algo suceda. Para
él eso es lo atractivo y lo emocionante de estar al acecho. Cuando el
acontecimiento sonoro sucede, lo cotidiano y rutinario se detienen; el escucha
se instala en un espacio sin tiempo, en la experiencia reveladora del instante.
Corts recorre Rosario con un grabador en mano. Sale a
caminar sus barrios y a registrar su particularidad sonora. Desde los 9 años,
cuando vivía en Villa Cañás y jugaba con las bandejas y discos del boliche de
su padre, encontró su pasión en el sonido. En el 84 comenzó a trabajar cono
sonidista en diferentes FM y pocos años después comenzó a crear su archivo de
audios. “Grababa a (Alejandro) Dolina cuando estaba en radio El Mundo en el 86,
y les llevaba los casetes a amigos de otros pueblos para que los escuchen,
porque ahí no llegaba la radio. Después grababa transmisiones de fútbol y
después seguí con la ciudad. En un principio lo pensé como un oficio y a partir
de ahí creí que era necesario que la ciudad tenga un registro sonoro sobre todo
por el paso del tiempo. Porque se podía volver al pasado por el papel, con la
fotografía, pero no por lo sonoro”, contó.
Con el paso de los años el archivo sonoro fue creciendo y el
grupo de trabajo también. Hoy son entre ocho y diez personas en Sonidos de
Rosario y lograron unas seis mil horas de grabación. En 2006 decidieron
publicar parte de ese archivo en internet y así nació la web (www.sonidosderosario.com.ar)
del proyecto en la que se pueden encontrar audios de la ciudad, pero también de
la provincia de Santa Fe, de otras ciudades y lugares naturales del país,
además de la última incorporación: el Salón de Lectura, con audios de
fragmentos de libros de escritores santafesinos leyendo sus propias obras.
“La idea de desarrollar el banco y de registrar la ciudad
tuvo que ver con que cuando se necesitaban editar trabajos determinados no se
encontraban audios de Rosario, no había registros en ningún lugar sino que para
hacer una edición tenías que recurrir a material que venía de Estados Unidos,
muchos desactualizados. Vimos esa necesidad y así nació la web”, explicó Corts.
Para este fonografista, todo su trabajo será en un momento un material único que
las futuras generaciones podrán escuchar: “Lo que registro no es para mí sino
para los que vienen atrás, para que redescubran cómo suena una ciudad. Uno está
tan inmerso en la urbe que no le da importancia pero por ejemplo para alguien
que ha vivido acá y ahora está lejos el sentido es otro”. El sitio está pensado
como un espacio de descarga gratuita que reúne audios de entre 40 segundos y un
minuto que componen un total de cinco horas de sonidos de la ciudad de Rosario.
SALIR A GRABAR
Una marcha, un viaje en colectivo, un acto, una terraza, un
bar. Cualquier lugar es ideal para que Adolfo active su grabador por horas.
Siempre tratando de pasar inadvertido para no cambiar el rumbo sonoro del
ambiente. Los silencios y los sonidos construyen su propia trama a través del
registro libre de la distracción de la imagen, de lo visual que muchas veces
vuelve insensible la escucha. Cada día es un nuevo desafío y una nueva búsqueda
para Corts: “A veces voy a lugares puntuales, algún suceso, cortes, marchas, o
algo así. Otras salgo, me tomo un colectivo y veo dónde me lleva, o me quedo en
el barrio, o en una terraza, voy experimentando. En ocasiones cuando vas a un
lugar a hacer algo específico te sorprende lo que podés grabar en el camino, de
ida o a la vuelta. A veces te cruzás con cosas que son muy buenas”.
Una de las recientes grabaciones que lo sorprendió fue la
última procesión que se hizo en Rosario en homenaje al Gauchito Gil: “Esos
lugares te sorprenden todo el tiempo: terminé haciendo la grabación de la peregrinación
alrededor del Fonavi un rato arriba de un carro con guitarristas que iban
tocando, y otra parte con un tipo que iba con una guitarra y dos
acordeonistas”. También llevó su grabador hasta el velorio del barrabrava de
Newell’s Roberto Pimpi Caminos; el homenaje que se realizó en el Parque Urquiza
a Gustavo Cerati; registró las elecciones presidenciales en las escuelas, y la
marcha por el triple crimen de villa Moreno. Al regreso de cada salida, el
trabajo es chequear el audio, guardarlo, hacer copias y catalogarlo.
Entre los proyectos, sobre fines del año pasado Sonidos de
Rosario concretó la grabación de tres CD: se trata de “Serie el agua”. En uno
de ellos se registró la cascada del arroyo Saladillo en Rosario, otro el río
San Marcos, en San Marcos Sierra, Córdoba, y el tercero en el río Azul en El
Bolsón. Fue un trabajo para conmemorar los cincos años del proyecto en la web
mostrando el sonido de diferentes corrientes de agua del país, sobre todo del
Saladillo, ante el proyecto de reforma que pretende transformar la cascada en
una pendiente de cemento eliminando la caída de agua. “Ante el peligro de que
se perdiera ese sonido decidimos registrarlo”, explicó.
Así grabar, es, desde hace muchos años, parte de la vida de
Corts. Se transformó en su cotidianidad. Dice que no tiene preferencia por un
espacio u otro para registrar sus audios. Eso sí, cualquier lugar es bueno
“siempre que no haya viento”. “Hago lo que me gusta y soy consciente de que
estamos dejando un trabajo para que otro lo disfrute”, afirmó.
LEÍDO POR SUS PROPIOS AUTORES
Poemas, cuentos, crónicas, fragmentos de novela y ensayos
son el contenido de una de las secciones online de Sonidos de Rosario. El Salón
de Lectura es una propuesta en la que los propios autores leen sus escritos. Esta
parte del proyecto está coordinada por Diego Colomba y que fue premiado con un
subsidio del programa Espacio Santafesino del Ministerio de Innovación y
Cultura de la provincia de Santa Fe.
“El Salón de Lectura sigue los mismos objetivos generales
del sitio que integra como sección: preservar y divulgar el patrimonio sonoro
cultural, fomentar una cultura de la escucha, ser una herramienta pedagógica,
producir placer. De todo ese acervo, ocupa el subgrupo de materiales acústicos
con dimensiones estéticas, al igual que las canciones y las obras teatrales que
también almacena Sonidos de Rosario. De estos últimos se diferencia en que se
vale sólo de la materia verbal”, explicó Colomba.
En pocos meses este salón se comenzó a poblar de audios de
catorce escritores de la ciudad entre poetas y narradores que no dudaron en
formar parte del proyecto y hoy ya son 58 las voces de autores de todo el país
que se sumaron: “Algunos escritores les cuesta leer, son artesanos de la
palabra escrita, silenciosa, y se pueden ver en apuros cuando ponen en juego la
propia voz, con sus rasgos de pronunciación, sus inflexiones, los énfasis, la
entonación, las pausas, la simulación del timbre de algún personaje, en suma,
la teatralidad propia de la puesta en escena de la voz”.
Con respecto a la idea de derecho de autor y la difusión
gratuita del material, Colomba opinó: “Es algo que todavía tenemos que
trabajar; los autores saben que sus textos se escucharán gratuitamente y
esperan además que ello suceda; si es en más lugares del globo y con mayor
frecuencia, mejor. Sólo nos oponemos a que el material sea explotado
comercialmente por otros. En todos los otros casos, con la identificación de la
fuente basta, sobre todo si el material es utilizado en una nueva producción
multimedia. Por supuesto que el asunto se nos escapa de las manos, pero en
lugar de ponerse en policía hay que pensar de qué manera, si es el interés de
los productores, se puede aprovechar comercialmente una propuesta por vías
alternativas, en lugar de tratar de controlar lo incontrolable”.
Carina Toso (Cruz del
Sur)