Según el parte oficial de la Secretaría de Comunicación del
Gobierno de la ciudad de Santa Fe, 160.000 personas asistieron al festival que
se realizó este fin de semana en la costanera santafesina. León Gieco cerró el
encuentro y manifestó su solidaridad con el espacio cultural El Birri.
Más allá de lo estrictamente musical, el cierre con León fue muy significativo, quizás como nunca, en una Santa Fe que en estos días huele a militancia y movilización cultural. A pocas cuadras del recital y a horas de su comienzo, otro grupo de trabajadores de la cultura también reclamaban por la continuidad laboral frente a El Molino, la fábrica cultural.
Hace cinco años, que la cervecería de capitales extranjeros establecida
en nuestra ciudad, junto a la Secretaría de Cultura de la Municipalidad, llevan
a cabo este mega festival que se llama Música en el Río, a pesar de hacerse a la
vera de la laguna Setúbal. Se arman
varios escenarios en donde tocan grupos locales, casi simultáneamente. El
escenario mayor siempre está reservado a figuras artísticas de relieve
nacional. Fueron 15 las bandas locales que pudieron participar de este
festival. Los del escenario grande, este año fueron Ciro y Los Persas, Gustavo
Cordera y León Gieco.
Gieco tuvo el cierre artístico del festival, fue con el repaso histórico de sus canciones, lo que volvió a transparentar a
un artista que sostiene coherencia y compromiso a lo largo toda su
trayectoria.
Comenzó con un homenaje a las mujeres con su Canción de amor para Francisca o Como la Cigarra, de María Elena Walsh fueron momentos muy fuertes, sobre todo en un país como el nuestro en donde el año pasado se registraron 255 femicidios. Gieco habló de este hecho. Cuando interpretó La Memoria, la pantalla reflejó hechos de nuestra historia reciente, con imágenes de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo. Siguió con otros temas de su repertorio, que muy bien podrían constituir una crónica contracultural de la Argentina de las últimas décadas.
Comenzó con un homenaje a las mujeres con su Canción de amor para Francisca o Como la Cigarra, de María Elena Walsh fueron momentos muy fuertes, sobre todo en un país como el nuestro en donde el año pasado se registraron 255 femicidios. Gieco habló de este hecho. Cuando interpretó La Memoria, la pantalla reflejó hechos de nuestra historia reciente, con imágenes de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo. Siguió con otros temas de su repertorio, que muy bien podrían constituir una crónica contracultural de la Argentina de las últimas décadas.
Charly García, suele
decir que escucharlo a León es como leer los diarios. Es así, porque Gieco no
sólo toca temas de la realidad, sino que los editorializa en forma de canción.
Esto le ha provocado más de una complicación, como cuando escribió Santa Tejerina
o invitó al Pato Fontanet de Callejeros, a grabar con él.
En su paso por la ciudad, León Gieco también dejó su marca
en la realidad local. Como no podía ser de otra manera, manifestó su solidaridad
con los artistas y trabajadores de la cultura de El Birri, que hace una semana
sufrieron un intento de desalojo violento.
A León no le importó que el recital para el que había sido
contratado, fuera organizado por la misma Municipalidad que había intentado ese
desalojo. No dudó al momento de firmar el petitorio para que El Birri siga “por
cien años más”, se dejó fotografiar en la puerta del hotel sosteniendo un
cartelito que decía “yo también soy El Birri” y no paró allí. Tuvo tiempo para apoyar
al grupo de chicos y chicas que rescatan al grupo Callejeros como víctimas del
incendio en Cromañon y no como victimario. Le acercaron una remera que decía “libertad
a Callejeros” y no dudó en exhibirla.
Una vez más,
este santafesino demostró encarnar aquella estrofa de La Colina de la Vida: Casi, casi nada me resulta pasajero… Nunca
me creo en la cima o en la gloria, eso es un gran fantasma.
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