El ex resistente y diplomático franco-alemán, Stéphane
Hessel, autor del libro "Indígnese" en el que se apoyó el movimiento
ciudadano español de los indignados, falleció anoche en Francia a los 95 años,
informó a la prensa su mujer Christiane Hessel-Chabry.
Hessel, era el último redactor de la Declaración de los Derechos
Humanos (1948) que permanecía con vida, nació en Berlín en 1917.
En 1937, durante la Segunda Guerra Mundial, se refugió en
Francia, donde militó activamente en la resistencia contra la ocupación nazi.
Sin embargo, fue detenido y deportado por la Gestapo a los
campos de concentración Buchenwald y Dora-Mittelbau.
Al finalizar la Segunda Guerra, el filósofo Hessel comenzó
una carrera diplomática, al representar a Francia en la ONU, marcada por su
pensamiento de izquierda y europeísta y por su intención de aplicar políticas
humanistas y progresistas.
Pese a su atípica carrera, la notoriedad llegó sobre el
final de su vida, al editar en 2010 un pequeño libro de poco mas de 30 páginas,
‘Indígnese’, que vendió más de cuatro millones de ejemplares en un centenar de
países.
"¡Indígnese usted! Se supone que el primer mundo
disfruta de una sociedad del bienestar basada en los valores democráticos y en
la riqueza que generan algunas de las más productivas economías del planeta. Y,
sin embargo, algo va mal. En Francia, país tradicionalmente modélico en
cuestión de libertades, cooperación internacional y logros sociales, se
desprecia al débil y se exalta el culto a dinero", denunciaba en sus
páginas.
"Hessel ha conquistado al lector occidental gracias a
su innegable carisma personal y a su historia de héroe de guerra. Además, su
mensaje resulta claro y conciso para un pueblo harto de las promesas de los
políticos y cada vez más desengañado del liberalismo capitalista",
explicaba en su día el diario 'Libération'.
OTRA DICTADURA
"La dictadura internacional de los mercados financieros
amenaza la paz y la democracia", señalaba para luego hacer un llamamiento
a "una insurrección pacífica contra el consumo masivo, el desprecio por
los débiles y la competencia de todos contra todos". Puestos en boca de
cualquier otro escritor, muchos de estos conceptos habrían resultado
demagógicos. Pero Hessel tenía una autoridad moral difícilmente cuestionable y
sus palabras se convirtieron en el santo y seña de esos cientos de miles de
ciudadanos que se echaron a la calle en los meses siguientes para protestar
contra los recortes sociales y la tiranía especulativa de los mercados.
"El poder del dinero, que tanto combatimos, nunca fue
más insolente y egoísta. Hago un llamamiento a los ciudadanos a asumir la
responsabilidad por las cosas que no funcionan en nuestra sociedad. Deseo que
cada uno de ustedes encuentre un motivo por el que indignarse con el
sistema", proseguía su texto.
Esa indignación a la que apelaba hace tres años Hessel era
la misma que, según él, impulsó la resistencia contra el invasor nazi durante
la Segunda Guerra Mundial. Nacido en Berlín en 1917, hijo de intelectuales
criado en París y nacionalizado francés en 1937, el difunto filósofo tuvo una
vida de auténtica película.
‘Indígnese’ inspiró al movimiento ciudadano español de los
indignados -pero también a los movimientos de Grecia y Francia- que surgió el
15 de marzo de 2011 y el cual calificó como "un despertar social
comparable con los cacerolazos argentinos" de 2001.