LA EDICIÓN ARTESANAL COMO ALTERNATIVA PARA ESCRIBIR Y PUBLICAR
Cuatro editoriales, con manufactura artesanal algunas y con
mucho valor estético otras, se presentan como alternativas en el mercado y, con su compromiso diario, reivindican el arte de
editar para la
difusión de nuevos escritores.
"Muchas veces somos semillero y eso da prestigio a la
editorial. Hay que ser consciente de la política editorial y blanquearla al
público y al autor. Hay tantas editoriales como guantes para las manos, es un
arco gigantesco", dice Lucas Oliveira, responsable de Funesiana, que edita
impecables libros hechos a mano.
Cinco jóvenes editores —Adriana Morán, Oliveira, Nurit
Kasztelan, Sol Echevarría y Juan Manuel Candal— aunaron sus voces sobre la
edición independiente actual, el oficio cotidiano, la rentabilidad, las
alternativas de distribución, los autores y la búsqueda para llegar a más
lectores.
Kasztelan y Echevarría, dos chicas de 30 años, fundaron
Editorial Excursiones, un sello de ensayo latinoamericano contemporáneo que
combina pensamiento con obras de arte. "Queríamos rescatar los ensayos que
caían en publicaciones académicas o que pendían de la agencia mediática y que
se notara a nivel visual", cuentan.
Desde agosto de 2012 lanzaron dos títulos, No leer, del
chileno Alejandro Zambra, y Lo impropio, del filósofo cordobés Diego Tatián,
con exclusivos diseños de tapa y obras troqueladas en el interior de los
artistas Hernán Salamanco y Martín Dipaola, respectivamente.
"La idea es que sea un libro objeto", dice
Kasztelan, dueña también de la librería Mi casa, en Villa Crespo.
Adriana Morán es venezolana, vive en Buenos Aires hace cinco
años y reconoce que "se pueden hacer cosas, que en otros países no".
Se refiere al desarrollo de su editorial Vaca Mariposa,
donde crea -en tiradas de cien- libros de narrativa, poesía y fotografía hechos
a mano y dos revistas virtuales de cultura: www.revistamuu.com y
www.revistalunes.com .
"La edición es casera, compro el cartón y armo los
libros. Es una colección de diez escritores y fotógrafos donde cada libro es
único", explica. Entre otros publicó a Iván Moiseeff y Laura Gottero, la
venezolana Jacqueline Goldberg, el chileno Luis Vieyra y fotógrafos como Martín
Castillo Morales o Nelson González Leal.
Su profesora de encuadernación rompió en pedazos el primer
libro que hizo, eso lo envalentonó y Lucas Oliveira no paró hasta crear
verdaderas joyas de la edición artesanal. "Cuando aprendí la técnica
tardaba 20 minutos en hacer un ejemplar, fue un proceso duro que me
diferenciaba de otros editores y de las estéticas literarias", recuerda
Funes, como lo llaman todos.
Funesiana, creada en 2007, edita 40 ejemplares por tirada y
si hay demanda se hacen más. Algunos de sus autores son Leticia Martin,
Alejandro Soifer, Jimena Arnolfi, Daniela Pasik, Alfredo Jaramillo con quienes
el editor elige las telas para las tapas en el barrio de Once y manufactura uno
a uno los libros.
Con el objetivo de difundir autores "valiosos, pero
poco conocidos", el platense Juan Manuel Candal creó Reina Negra, una
editorial "under pero de culto" con una apuesta literaria a jóvenes
autores como Ramiro Sanchiz, Pablo Dobrinin, Liliana Colanzi y Daniel Flores.
Ninguno de estos sellos les cobra a los escritores y les
pagan el 10 por ciento establecido. Excursiones distribuye en librerías, Vaca
Mariposa se puede encontrar en las más exquisitas, en cambio, Funesiana vende a
través de su web, en presentaciones y ferias independientes como FLIA y
Festipulenta. La bandera aquí no es "ser esclavos de los ventas",
sino autogestionarse, seguir editando a su gusto y, sobre todo "respetar a
los lectores".
"La elección de los autores es un premio para los
editores", reivindica Funes y pone como ejemplo el ensayo de Zambra que no
se conseguía en Argentina y que ya vendió el 30 por ciento de la tirada.
De hecho, en plena mesa, las chicas de Excursiones son
aplaudidas, reeditarán "Prosa Plebeya", de Néstor Perlongher.
Candal, sobre el rol del editor, sostiene: "Un autor
necesita un lector dedicado que lo interpele. Un editor tiene responsabilidad
con el autor y los lectores" y Kasztelan refuerza: "la idea del
editor es difundir porque cree en un libro y en su autor".
En cuanto al dinero, todos coinciden: "en algún punto
entra en la ecuación y no está mal un subsidio, pero no debe
condicionarnos".
Ninguno vive de la edición y Echevarría lo resume: "lo
económico es la posibilidad de existencia, que el proyecto continúe".
Nuevas prácticas de lecturas conviven con libros
artesanales, negar la tecnología es como "querer tapar el sol con un
dedo", indica Funes y es cierto, todos pisan fuerte con lo digital,
plataforma para expandirse a otros países de la región.
Morán es categórica "Vaca Mariposa tiene un doble
concepto, las revistas son digitales y los libros, en papel"; desde
Excursiones subirán ebooks en 2014; Funesiana postea gratis los pdf y los
formatos epub y mobi (kindle). "El e-book da más lectores", dicen.
Los e-books gratuitos, agrega Candal que suben libros
digitales cada dos meses, ayudan a que se conozcan autores y es una motivación
para "ir y comprar un libro", Oliveira dice que esta estrategia sirve
para agrandar la base de la pirámide de lectores. Y Morán acota que "cada
uno hace lo que tiene que hacer y eso cuesta verlo en las pequeñas
editoriales".
Más allá de la individualidad estética de cada libro, a
estos editores los une la búsqueda de lectores y la difusión de otros autores, formatos y texturas. Ninguno le
escapa al mote de "agitadores culturales" y dicen "publicar,
cada uno a su manera, es mucho trabajo, el libro es sólo la punta de un
iceberg".
(Telam Cultura)