GABRIELA CERRUTI REFLEXIONA SOBRE LA NOTICIA DE BERGOGLIO COMO NUEVO PAPA
La periodista y legisladora Gabriela Cerruti plantea una mirada desprovista de fundamentalismos, en relación a la elección de un Papa argentino. Retrata la alegría de unos y el descontento de otros, pero desdramatiza el escenario con una mirada desapasionada pero a la vez ecuánime.
Hay mucha gente feliz por lo de Bergoglio, como si
hubiéramos ganado un mundial. También van a estar felices cuando Máxima sea
reina, o cuando cualquier cosa coloque la argentinidad al palo. Soy parte de
esa Argentina nacida sobre el mito de los más grandes del mundo, así que no me
escandaliza y creo que hay que tomárselo con humor. Hay otros genuinamente
contentos, porque quieren a Bergoglio, porque se sienten parte de la Iglesia.
No es mi caso, soy anticlerical y creo en la separación de la Iglesia y el Estado,
pero me alegro por ellos.
Hay otros escandalizados como si al Papa lo hubieran
elegido pensando en nuestra política doméstica y fuéramos no sólo el ombligo
del mundo sino de la iglesia. Creo que están equivocados. Yo creo que pasar de
Ratzinger a un papa jesuita y latinoamericano es un paso. Que Bergoglio va a
hacer, genuinamente o como buen político que es, muchas cosas que se vean bien
y distantes de la derecha de la iglesia. Es un peronista, formado en el manual
de Conducción Política. Es el primero que en Argentina juntó a judíos,
musulmanes y católicos, como saben bien mis amigos Daniel Goldman y Omar Abud,
que participaron. Sabe manejar los símbolos, y por eso se puso Francisco, y por
eso impulsó a padres como el padre Pepe y los curas villeros. Es todo falso y
puro marketing de la iglesia, puede ser. La iglesia, para mí, se mantiene hace
dos mil años gracias a su marketing. Digo que una cosa es la mirada global y
otra la política doméstica. Que la iglesia esté contra el aborto y el
matrimonio igualitario no es una novedad, ni una exclusividad de Bergoglio.
Allá ellos, y quienes crean en ellos. Me importa poco lo que diga la iglesia
sobre estos temas que son del ámbito de la vida civil y no religiosa. Ya
tenemos el matrimonio igualitario y seguiremos peleando por el aborto no
punible. Lo de la complicidad con la dictadura es bastante más complejo. Es una
denuncia, otros defensores de los DDHH como Pérez Esquivel o Alicia Oliveria
dicen que no sólo no fue así sino que protegió a los jesuitas. Es un tema
demasiado complejo como para tomar una postura terminante. Lo conozco bien, y
de cerca, porque tengo amigos muy queridos enfrentados por ese tema. Hace
muchos años ya que trato de no pelearme con la realidad, y tratar de entender
por qué suceden las cosas. Saludos a todos los que hoy están felices, y
paciencia a los que despotrican: no es para tanto.