Últimamente se habla, se dice, se comenta.
Salimos a la calle, encontramos “varietés”; seguimos
caminando, circo, telas, malabares, sonrisas, colores, danzas, poesías,
ecología, diversidad aceptada, adultos-niños… pin-pan-pluf.
De repente todos queremos ser circenses en este mundo,
creemos en las sonrisas, en las mínimas cosas, confiamos en los detalles,
abandonamos la egoísta manera de ser de la estructura tensa de la “propiedad”;
de repente los apretones de manos se van olvidando mientras los abrazos se
hacen fuertes y los cariños naturalidad.
Apenas se ingresa en ciertos ámbitos… teatros, cines independientes,
talleres culturales, espectáculos a la gorra, ferias de libros… se está
ingresando a su vez, en un universo que se construye en colores llamativos, en
gorritos típicos, vestimentas “tranquilas” (cómodas, anti-rígidas), en fin… en
una estética muy particular que me vengo preguntando si es casual, si es algo
propio de este momento de la historia cultural, si será moda, si va a perdurar.
Si estará surgiendo una especie de cambio espiritual, y qué vendrá luego de
todo esto de aquí en adelante a partir de esta transformación que abraza cada
vez a mayor cantidad de seres.
Mi querer: que sigamos
creciendo, que continúe abrazando, que aprendamos el juego… de ser
conscientes-niños.