El año que viene se conmemorarán los cien años del nacimiento de Julio Cortázar. Hoy ya comienzan a reeditarse sus títulos, como es el caso de las
dos novelas póstumas "El examen" y "Divertimento". A estos libros, escritos muy tempranamente, se suma un
tercero, "Diario de Andrés Fava", que formaba parte de "El
examen", pero luego su autor decidió excluirlo, conservándolo para su
posterior publicación.
De los tres títulos que acaba de publicar Alfaguara,
"El examen" fue escrito a mediados de 1950 -recién editado en 1986-,
"en un Buenos Aires donde la imaginación poco tenía que agregar a la historia
para obtener los resultados que verá el lector", advierte Cortázar, en una
nota introductoria del libro.
En la publicación de este "viejo relato" afirma el
escritor: "Irremediablemente me gusta su libre lenguaje, su fábula sin
moraleja, su melancolía porteña, y también porque la pesadilla de donde nació
sigue despierta y anda por las calles".
En 1950 la novela fue rechazada por el asesor literario de
Losada, Guillermo de Torre, y después de su aparición en las librerías muchos
críticos vieron en ella un anticipo de "Rayuela" (1963).
Con humor, poesía y una musicalidad que remite al amor de
Cortázar por el jazz, "El examen" nos sumerge en los avatares de un
grupo de amigos en la ciudad, que apenas se vislumbra entre la niebla y una
rara lluvia, donde la Plaza de Mayo es el escenario de rituales anticipatorios
de los funerales de Eva Perón, dos años después.
También el libro está cruzado por discusiones entre los
amigos sobre temas que van desde la literatura hasta la política y el sentido
de la historia, una constante en la obra de Cortázar.
Uno de los protagonistas de "El examen", Andrés
Fava, formaba parte de esta novela pero el autor decidió excluirlo y fue
publicado de forma independiente en 1986.
Este desprendimiento es muy interesante ya que contiene
elementos autobiográficos y reflexiones acerca de cuestiones que rondarán toda
la vida del autor en obras como "Bestiario", "Final del
juego", "Historias de cronopios y de famas" y "62/Modelo
para armar".
"Cuidarse del realismo al escribir. Eludir la fauna del
zoológico, convocar a unicornios y tritones, y darles realidad. La literatura,
como lo dice Malraux de la plástica, debe tender a una creación independiente,
donde el mundo cotidiano tenga la influencia que el escritor le tolere, y nada
más", apunta.
"Quisiera que el gesto de la muerte no irrumpiese de
fuera, no se amplificara desmesuradamente; que entre llevarme el tenedor o la
pistola a la boca no hubiera casi diferencia cualitativa. Si matarse es una
ventana, no salir golpeando la puerta.
(...) El punto final es pequeñito, y casi no se lo ve en la
página escrita; se le advierte luego por contraste, cuando después de él
comienza el blanco", escribe Cortázar.
Escrita en 1949, la novela "Divertimento" queda en
suspenso hasta su publicación, también
en 1986, dos años después de la muerte del escritor -en París, el 12 de febrero
de 1984- y al igual que en "El examen", Buenos Aires es el marco para
reunir a una serie de personajes bohemios donde la literatura, la plástica y la
música se hacen presentes, lo mismo que lo esotérico a través de un fantasma,
un medium y una sesión de espiritismo.
Narrada por un insecto, la historia se desarrolla a partir
de la búsqueda de lo que hay detrás de la pintura de un personaje de nombre
Renato. Un debate que instala el grupo "Vive como Puedas", que
preanuncia el Club de la Serpiente de "Rayuela".
También, Cortázar incluye algunos poemas propios: "De
colinas y vientos/ de cosas que se denominan para entrar/ como árboles o nubes
en el mundo./ De enigmas revelándose en las lunas/ rotas contra el aljibe o las
arenas/ yo he dicho y esperado/ Creo que nada vale contra esta caricia/
abrasadora que sube por la piel/ Ni el silencio, ese desatador de sueños/
Vivir/ oh imagen para un ojo cortado/ boca arriba/ perpetuo".