Entre intereses políticos, grupos corporativos y aventureros
comerciales, la gran prensa del mundo va de mano en mano, cambiando así sus estilos y especialmente sus contenidos.
En
el ring siempre habrá un Rupert Murdoch o Silvio Berlusconi, algún excéntrico
mexicano o el espacio de la Internet
para el próximo round.
Murdoch News Corporation. Pocas personas saben hoy que
cuando se crearon las primeras agencias de noticias en el siglo XIX, la Havas
francesa y la británica Reuter dividieron el mundo entre ellas. La división
siguió las fronteras de los dos imperios coloniales.
América Latina fue a parar a manos de Havas, mientras Reuter
se quedó con Estados Unidos.
La primera agencia estadounidense que rompió el monopolio
fue la United Press International (UPI), alegando que Estados Unidos no podía
ser visto a través de los ojos británicos, un argumento muy parecido a la queja
del Tercer Mundo contra el monopolio de información del Norte.
En el mundo de los medios, esta agencia era considerada un
gigante, por lo que fue una sorpresa cuando en 1985 un millonario mexicano,
Mario Vázquez Raña, compró la UPI por 41 millones de dólares y pronunció la
célebre frase: “Yo tenía dos jets Falcon. Vendí uno y compré la UPI.”
Desde entonces, la concentración de medios en manos de
multimillonarios ha proliferado. Los casos de Rupert Murdoch y Silvio
Berlusconi son los más famosos. Algunos observadores ven en esto un giro a la
derecha, impulsado por los que tienen dinero. No se trata de una teoría
conspirativa. Simplemente 100 poseedores de un Ferrari tienden a tener una
visión más coincidente sobre las cosas que, por ejemplo, los dueños de 100
Volkswagen.
Estados Unidos es un buen observatorio del mundo de la
información. En efecto, la expresión medios de comunicación de masas (“mass
media”) fue acuñada en ese país debido a que las ventas de los medios debían
ser grandes para considerarse viables.
En Europa, los medios no se dirigían a las masas. El famoso
Times de Londres (ahora en manos de Murdoch) vendía unas 50.000 copias y sus
lectores eran la elite del Imperio Británico. Los periódicos europeos eran
culturales, con artículos largos y bastante analíticos. Los medios de
comunicación estadounidenses partieron en la dirección opuesta y así nacieron
los mass media.
En las últimas semanas, una impresionante serie de
prestigiosos periódicos estadounidenses fueron comprados por multimillonarios.
El caso más conocido es The Washington Post, considerado el diario más
influyente junto con The New York Times.
Durante los últimos 80 años, el Post estuvo en manos de la
misma familia, los Graham. Jeffrey Bezos, fundador de la Amazon, lo compró por
250 millones de dólares, cifra que representa uno por ciento de los 25.000
millones de su fortuna personal. Amazon cuenta con una capitalización de
mercado de 128.370 millones de dólares. La venta incluyó en el paquete otros
varios periódicos locales, evaluados hace 10 años en 5.000 millones de dólares.
Este hecho es el golpe de muerte definitivo para los
periódicos de propiedad familiar. Hubo un tiempo en que los Chandler eran
propietarios de Los Angeles Times, los Copley del San Diego Tribune, los Cowles
del Minneapolis Star Tribune y los Bancroft de The Wall Street Journal (WSJ).
Aquellas familias defendieron la independencia y la
identidad de sus periódicos. Es patente la diferencia entre el WSJ en los
tiempos de los Bancroft y el de ahora, propiedad del omnipresente Murdoch.
The Boston Globe fue comprado por otro multimillonario, John
Henry, por apenas 70 millones de dólares. El New York Times había pagado 1.100
millones de dólares en 1993 por el Globe.
¿Hasta cuándo seguirá siendo el NYT la última referencia del
periódico familiar, en este caso propiedad de cuatro generaciones de la familia
Sulzberger desde 1896? El NYT no sufre pérdidas, pero no deja de ser un pez
mariposa en un mundo de tiburones. Tiene una capitalización de mercado de 1.670
millones frente a los 56.663 millones de activos de la Murdoch News
Corporation, los 27.000 millones de la familia Bloomberg, los 93.860 millones
de Facebook, o los 282.040 millones de Google.
Dicho de otra forma, hoy en día la palabra la tiene el
dinero. Y, según parece, la batalla por el futuro se librará en Internet.
INFORME SOBRE LOS MEDIOS
La Alianza de Medios Auditados informó recientemente sobre
una reducción drástica en las ventas de revistas. Newsweek fue comprada en 2010
por un dólar, mientras otras revistas, como Vogue, Vanity Fair, Metropolitan y
People, siguen por igual camino. Según la misma fuente, en Estados Unidos las
suscripciones en línea subieron de 5,4 a 10,2 millones en el último año.
El NYT ha superado ya los 60.000 suscriptores gracias a una
agresiva campaña en línea. Están seguros de que esto garantizará la viabilidad
a largo plazo del periódico y así
descartan la posibilidad de venta.
Pero lo que se avecina en el horizonte es que la línea que
separaba los medios de comunicación en cuanto a contenido, de las redes de
distribución, se está volviendo borrosa.
Google, Facebook, Microsoft y Yahoo buscan más noticias para
transmitir, y más publicidad. Con la compra de Youtube y Zagat, Google se ha
trasladado de lleno al campo del contenido.
Yahoo ha comprado un nuevo un sistema de microblogging que
permite que 119 millones de usuarios publiquen rápidamente palabras e imágenes,
por 1.100 millones de dólares, más del triple de los precios combinados de la
venta del Post y del Globe. Nada más demostrativo de cómo los nombres de
prestigio están a precio de saldo.
Sin embargo, los suscriptores en línea representan un cambio
antropológico en relación al antiguo lector. Las suyas son mentes inquietas,
ansiosas por cambiar de página, y esto hará que se reduzcan progresivamente los
artículos extensos y los análisis. Este proceso se acentuará a medida que
avance el cambio generacional.
Un estudio detallado de la Universidad de París señala que
entre las personas de entre 14 a 16 años se observa un período de atención más
corto que el de sus padres, algo que cualquier profesor puede confirmar.
Asimismo, para los jóvenes está desapareciendo la frontera
entre el periodismo tradicional y profesional y el llamado periodismo
ciudadano, realizado por cualquier persona que quiera publicar noticias y fotos
en la red.
Como resultado, cualquier texto de más de 850 palabras (como
este artículo resumido a 1.037), se considera excesivamente largo para ser
publicado. ¿Presagia esto un mundo mejor informado y más consciente?
* Fundador y presidente emérito de la agencia de noticias
IPS (Inter Press Service) y publisher de Other News.