Cada uno se va como puede,
unos con el pecho entreabierto,
otros con una sola mano,
unos con la cédula de identidad
en el bolsillo,
otros con el alma,
unos con la Luna atornillada en
la sangre
y otros sin sangre, ni Luna, ni
recuerdos.
Cada uno se va aunque no pueda,
uno con el amor entre dientes,
otros cambiándose la piel,
unos con la vida y la muerte,
otros con la muerte y la vida,
unos con la mano en su hombro
y otros en el hombro de otro.
Cada uno se va porque se va,
unos con alguien trasnochado
entre las cejas,
otros sin haberse cruzado con
nadie,
unos por la puerta que da o
parece dar sobre el camino,
otros por una puerta dibujada en
la pared o
tal vez en el aire
unos sin haber empezado a vivir
y otros sin haber terminado de
vivir.
Pero todos se van con los pies
atados,
unos por el camino que hicieron,
otros por el que no hicieron
y todos por el que nunca harán.
(Poema seleccionado por Daniel Rafalovich)
(Poema seleccionado por Daniel Rafalovich)