Según ONU Mujeres, casi 603 millones de mujeres viven en
países donde la violencia doméstica no es penada como delito y una de cada tres
mujeres va a ser golpeada o violada en algún momento de su vida. Según la
Organización Mundial de la Salud, el porcentaje de mujeres que ha experimentado
violencia física o sexual alcanza hasta el 71 por ciento en algunos países.
Escribe Bernardo Kliksberg *
Estos datos extremos indican que, si bien ha habido
progresos notables en la condición de la mujer, hay un largo camino a recorrer.
La violencia es una expresión radical de otras discriminaciones silenciosas.
LA DISCRIMINACIÓN COTIDIANA
Un análisis de conjunto del Banco Mundial (2012) muestra el
siguiente panorama:
1. BRECHAS EN LA RIQUEZA
Las mujeres son el 40 por ciento de la fuerza laboral del
mundo, pero sólo disponen del uno por ciento de la riqueza.
2. DESIGUALDADES EN LOS INGRESOS
En Alemania, las trabajadoras asalariadas ganan 62 centavos
por cada dólar que ganan los hombres, 34 dólares en Etiopía y 12 dólares en
Bangladesh. La brecha entre lo que se paga a mujeres y hombres está presente
con fuerza en la gran mayoría de la sociedades.
3. TRABAJOS DE CALIDAD INFERIOR
Las mujeres tienen muchas más probabilidades que los hombres
de estar trabajando en la economía informal o en tareas domésticas no
remuneradas.
4. EDUCACIÓN
A pesar de importantes avances en educación, la
matriculación de las niñas en primaria y secundaria es muy inferior a la de los
niños, en las extensas poblaciones más desfavorecidas del sur del Sahara y de
Asia Meridional. Según la Unesco, la posibilidad de una niña de graduarse en la
primaria está comprometida en 71 países.
5. ESPERANZA DE VIDA
Las mujeres y las niñas tienen más probabilidades de morir
que los hombres y los niños en los países de rentas bajas y medias. 3,9
millones de niñas y mujeres menores de 60 años “desaparecen” anualmente, mueren
en la infancia o en sus años fértiles o no llegan a nacer.
6. INFLUENCIA
La voz de las mujeres es débil por su baja representación,
tanto en los niveles de toma de decisiones políticos, como en los boards
empresarios. En EE.UU. y Europa son menos del 15 por ciento de los altos
directivos.
AMÉRICA LATINA EN CAMBIO
La región está entre aquellas que han experimentado mayores
progresos como consecuencia de largas luchas y en el marco de los nuevos
modelos de inclusión social. Sin embargo, falta mucho.
La Cepal estima que el 40 por ciento de las mujeres sufre
violencia física y el 60 por ciento, violencia emocional. La primera incluye
golpes y amenazas a su integridad. La segunda comprende hostigamientos como los
maltratos, los insultos, las humillaciones, las burlas, la vigilancia del
tiempo de la mujer y de sus contactos sociales, y la restricción de su libertad
de movimientos.
La forma más aberrante y alevosa, el femicidio, dista mucho
de haber sido eliminado. En Guatemala hubo más de 3000 homicidios de mujeres en
el ultimo quinquenio. El 94 por ciento quedó impune. En Colombia hubo 6603
homicidios entre 2000 y 2008.
En esos y otros países, el cuadro se repite. En Colombia, en
el 71,6 por ciento de los casos el asesino fue el marido o el ex marido. En
Perú, en un año típico, 2009, hubo 135 homicidios. El 56 por ciento de las
mujeres fueron asesinadas en su propio hogar.
Detrás de los homicidios, el machismo más agudo. Las mujeres
decidieron dejar esas muy malas experiencias de pareja y los cónyuges
masculinos no pueden aceptar que van a “perder su posesión”.
La apelación al sistema judicial y policial, con frecuencia permeado
por significativos sesgos de género, puede dar resultados limitados. En Perú,
el 12 por ciento de las asesinadas presentó una denuncia previa por violencia
familiar contra su futuro asesino. Solo el 50 por ciento de ellas obtuvo una
orden de protección que finalmente no fue aplicada de modo efectivo.
La Argentina es uno de los países que han hecho más avances
en este problema, como lo reconoce un informe especial sobre la discriminación
de género del PNUD. El país ha sido uno de los líderes regionales en
matriculación femenina. Sin embargo, la brecha salarial entre hombres y mujeres
es, según las cifras más recientes, del 36 por ciento. En toda América latina
hay una incorporación masiva de la mujer al mercado de trabajo. Pero funciona
una situación “trampa”. Se espera de ella un rendimiento óptimo y al mismo
tiempo que mantenga excelencia en el cuidado y educación de los niños, en la
gestión del hogar, la atención de los ancianos, las tareas domésticas y otras.
Ello significa en la práctica una doble jornada bajo condiciones de alta
tensión.
El Observatorio de la Maternidad de la Argentina estima que
las mujeres se hacen cargo del 80 por ciento de las tareas domésticas. En
México y otros países de la región, la cifra supera el 90 por ciento. La sociedad
incentiva a la mujer a ingresar en el mercado laboral, pero no la ayuda a
desempeñar el muy exigente doble rol.
SE PUEDE HACER DIFERENTE
¿Es posible expandir la integración de la mujer al trabajo y
al mismo tiempo crear condiciones adecuadas para el funcionamiento familiar y
tasas significativas de natalidad? Si se siguen los patrones tradicionales,
donde el tema no forma parte siquiera de las agendas empresariales, no.
El Informe Global sobre Desigualdad de Género (Davos)
muestra que la mayoría de los países que han logrado reducir la desigualdad
educativa no consiguió trasladar esa mejoría al mercado laboral, la
participación económica y la igualdad de oportunidades.
Pero hay un grupo con notables avances. La tabla mundial
está encabezada por Islandia, Finlandia, Noruega y Suecia, y Dinamarca está en
séptimo lugar. El Modelo Escandinavo de Economía ha logrado hacer crecer la
participación laboral, la igualdad y el número de hijos.
Activas políticas públicas apoyadas por la sociedad, y las
empresas, hicieron posible combinar trabajo y familia. Entre ellas, extensas
licencias posparto, licencias paternas obligatorias, programas de reingreso al
trabajo posmaternidad. Asimismo, llevaron a reducir al mínimo la brecha
salarial e integraron las mujeres a las gerencias. En Noruega, todas las
empresas listadas en Bolsa deben tener un 40 por ciento de mujeres en sus
consejos directivos.
CUIDADO CON LOS TRIUNFALISMOS
Ha habido avances notables en las condiciones de la mujer en
el mundo, pero distan mucho de tener garantizados sus derechos en áreas básicas
como violencia, igualdad salarial o peso real. La “trampa” también las coloca
en difíciles situaciones diarias. A todos ello se suman prejuicios y
estereotipos en las aulas y los medios. Le hace muy poco favor a esta causa
decisiva para el futuro de la humanidad desestimar los problemas pendientes.
Ellos no admiten más postergaciones.
* Presidente Honorario
del nuevo Centro Latinoamericano del Voluntariado. Integrante del Comité
Directivo del Alto Panel Mundial de Seguridad Alimentaria.
Fuente: Página 12
(12-03-2014)