Con Dudoso Noriega Juan Sasturain llega a la décima novela
de su autoría. Historias de Mar del Plata protagonizadas por los bañeros
Salvador Noriega y Falucho Vargas.
Por Mariano Zamorano
Dudoso Noriega es la décima novela de Juan Sasturain y, si
se toma como referencia el tiempo que le llevó concluirla, puede que sea la que
más le costó escribir.
Pasaron muchos años desde las primeras noticias de algunos
personajes oídas a mediados de los '80, un comienzo de escritura estimulado por
Juan Forn en los '90, hasta la finalización en tramos durante 2003, 2009 y los
últimos dos años.
Luego de una primera parte inclinada por un relato
costumbrista, con la presentación de
Salvador Dudoso Noriega y Falucho Vargas –dos bañeros de distintas generaciones
a los que la novela les reserva demasiados vaivenes–, en un contexto de una Mar
del Plata con sus estereotipos y clichés durante las décadas del '50, '60 y
'70, la novela muestra un costado policial, con Noriega condenado a prisión,
Falucho militante perseguido durante la última dictadura, y la aparición del
detective Julio Etchenike (protagonista de anteriores novelas de Sasturain como
Manual de perdedores I y II, Arena en los zapatos y Pagaría por no verte) para
intentar resolver el misterio de la repentina desaparición de Noriega durante
una competencia de nado en aguas abiertas marplatenses.
"Yo era pendejo cuando viví en Mar del Plata. De los 10
a los 15 años, así que la novela es una experiencia indirecta. Las películas
que veía o la música que escuchaba, el hotel en donde vivía, la playa a la que
iba, todo está pasado por una visión sesgada, no documental, las referencias
espaciales están tomadas de la experiencia personal, que siempre es una
experiencia mítica, formada por lo que se dice. La novela le da mucha pelota a
la mitología de los bañeros y, por ejemplo, su éxito con las mujeres. La
existencia misma de Dudoso es un mito, un invento, la presencia de Etchenicke,
el puterío de Mar del Plata. Es una mirada abierta a la mitología, no
fotográfica", comenta Sasturain.
Durante una pausa de las grabaciones de la segunda temporada
de Disparos en la biblioteca –que contará con ocho nuevos capítulos dedicados a
la literatura policial argentina emitidos por Canal Encuentro–, Sasturain habló
con el suplemento Cultura de Tiempo Argentino.
–¿Cuáles son las ventajas y desventajas de escribir una
novela durante 20 años?
–Es que uno no elige eso. Las historias a veces se presentan
y otras no. En general, por el modo que tengo de concebirlas, mi punto de
partida es un personaje puesto en determinadas circunstancias. A partir de ahí
veo qué pasa. A esa revelación otras
veces empiezan a sumarse cosas que comienzan a complicar, el propio relato te
va pidiendo permiso para contar otras cosas y no sabés dónde vas a ir a parar.
Hay historias que tienen rollo acotado y otras son muy abiertas, con olas
sucesivas. Yo empezaba a escribir una historia, tuve otra que se me impuso, se
cruzaron personajes y la novela siguió su camino. Cada historia y personaje
vino con su propio tono. Al comienzo, la novela tiene un tono coloquial, con
testimonios que el narrador viene recogiendo. Luego ese tipo de discurso se
modifica y pasa a contar historias con
otro sonido y textura. En determinado momento, que yo no tenía previsto,
aparece Julio Etchenike y la novela tiene un virado –como un insert policial
sin ser para nada una novela policial–. Es como si estuviera intervenida por el
género. En fin, la novela es muy laboriosa, porque ha sido muy amplio el
espacio en tiempo y peripecia, y me ha dejado agotado y contento.
Por los giros, las diferentes etapas de presentación de
personajes y la posterior aparición del detective Etchenike, Dudoso Noriega fue
descrita como un "fresco de géneros", y el propio Sasturain mostró
cierta reticencia a los encasillamientos cuando aseguró que la novela no era ni
costumbrista ni nostálgica. "Dudoso Noriega es una novela atravesada por
los géneros sin adherir a ninguno. Al comienzo tiene un tono que se puede
definir como costumbrista, sobre la Mar del Plata marginal de los años '50 y
'60. Luego se convierte en un género policial, pero por otro lado tiene un
montón de elementos de reflexión sobre la historia argentina. El peronismo
aparece varias veces, hay una Argentina del '50, '60, '70 y '90 y todas están
cruzadas con referencias a cada una. Admite distintos tipos de profundidad de
lectura. A diferencia de otras veces decidí no tirar nada e incluso al final le
introduje un apéndice, que no es lo habitual en una novela, ya que pertenece a
otros géneros quizás más relacionados con el ensayo. De alguna manera podemos
decir que es un género pseudo-documental.
Hay un narrador que cuenta historias recogidas y versiones sobre esas
historias. Como todo documental recoge elementos en pseudo-crudo, que es lo que
le va dando las distintas características."
–El marco de la novela es la Argentina peronista,
posperonista, con la figura del desparecido y el militante revolucionario.
¿Cómo juega el contexto político en la novela?
–Juega. Es lo que no se puede evitar porque la política está
siempre ahí. No está subrayada pero aparece. Si alguien tenía 20 años en el año
1975 o 1976, la política pasaba por su vida. La militancia era una alternativa
de vida como hoy puede ser formar un grupo musical. Que Falucho pase por la
militancia, del mismo modo que a Noriega le importe tres carajos tiene que ver
con el devenir de la historia argentina, del sentido común de cada momento. Así
como en el '92 en pleno menemismo, Falucho, mucho más veterano, encuentra una
Argentina muy distinta a cuando se fue.
A pesar de esto, otra de las inquietudes del autor
reflejadas en la novela es la necesidad expresa de resaltar tanto en todo
momento que la totalidad de historias narradas son producto de su imaginación.
"Lo hago exactamente para jugar con eso. En todas las novelas que he
escrito, incluso en las primeras, siempre hay un cruce de plano de
verosimilitud: lo veraz y lo verosímil. Todo el tiempo hay mezclas. El tipo que
firma la tapa y el tipo que firma el prólogo puede ser tan veraz o verosímil
como un personaje interior. Me gusta eso porque la verdad siempre es una
construcción; es siempre un acuerdo provisorio. Esta vez llevé esa construcción
de la verdad hasta la instancia de la lectura. El último dato que pasa en la
novela me lo dio un lector que escribió a Página/12 y me sirvió para cerrar. Me
encantó hacer eso."
–En Dudoso Noriega el rol de la mujer es la condena a los
personajes principales.
–El rol de la mujer es un rol muy lindo. Si hay una
mitología machista después hay una realidad de la mujer. Es la que maneja, la
que los coloca en su lugar. En esta novela todas las minas son muy fuertes:
desde la dentista hasta el personaje de Selva. Me encantó el perfil que las
mujeres tomaron, más que en otras novelas.
–También aparece el detective Julio Etchenike. ¿Cómo lo
describiría?
–Es un doble jubilado. Se hace detective cuando se jubila de
empleado municipal. Había sido cana cuando joven, experiencia de la que habla
mucho en la novela Pagaría por no verte. Quedó viudo en su casa de Flores y
decidió vivir de lo que había leído, en una propuesta muy cervantina,
quijotesca. Vendió la casa, alquiló una oficina, se puso el piloto de
laburante, contrató un ayudante y se puso a laburar. Elige una vida aventurera
entre los años '79, '80 y '81. Él tiene 67 años. Lo curioso es que cuando presenté
la historia de Etchenike él me llevaba 30 años y ahora prácticamente tengo la
misma edad que él. Y en este caso él llega cuando el Guasta –hermano de Dudoso
que lo va a buscar por recomendación– viene de la novela anterior Arena en los
zapatos. Cuando lo van a buscar se está sacando la arena de los zapatos. No es
una novela policial, ni es una novela de Etchenike, sino que es una novela con
Etchenike. Cuando Julio entra a la novela, el lector sabe más que él. Tiene que
comenzar a conocer personajes que el lector conoce de cuando tenían cinco años
menos. Después llega hasta donde llega.
–¿Está un poco maltrecho?
–Noooooo, está entero. Además la pone. Fue buenísimo, no me
la esperaba. Una infidencia: cuando yo tenía 30 años menos que ahora y empecé a
escribir estas novelas, un tipo de 65 años me parecía un viejo que no quería
saber más nada. Ahora como yo tengo más edad, hago que haga otras cosas.
(Info news
- 060414)